Hace cuatro años, Hoda Muthana abandonó su hogar en Hoover, Alabama, y se embarcó en un viaje para unirse al autoproclamado califato de Daesh.

Mientras estuvo allí, adoptó el nombre de Umm Jihad, “Madre del Jihad”, y usaba frecuentemente sus redes sociales para promover sentimientos a favor de Daesh, elogiaba el grupo terrorista y le hacía un llamado a los musulmanes estadounidenses a llevar a cabo ataques en contra de su país.

Pero después de estar casada con tres combatientes de Daesh y dar a luz a un niño, Muthana, que ahora tiene 24 años, asegura que la guerra y el derramamiento de sangre que presenció la hizo darse cuenta de su error y quiere regresar a su hogar.

“Ver morir a mis amigos, niños y el hombre con el que me casé me cambió”, escribió Muthana en una carta dirigida a su abogado, Hassan Shibly.

Aunque que la administración estadounidense asegura que ella ya no es una ciudadana del país y no se le permitirá regresar a Estados Unidos, Shibly opina que su regreso podría ser una herramienta poderosa en contra del terrorismo y la radicalización.

“Una de las cosas que Hoda realmente quiere hacer es poder hablar y proteger a otras personas de cometer esos mismos errores” dijo el abogado en declaraciones a la Agencia Anadolu.

“Pienso que al atravesar el camino oscuro que ella transitó y ser testigo de lo malvado que es ISIS, y después regresar a testificarle al mundo lo malvados que son puede ser muy muy útil para proteger a otros de cometer esos mismos errores”, agregó Shibly, utilizando otro nombre con el que se conoce a Daesh.

De acuerdo con el Programa de Extremismo de la Universidad George Washington, 60 estadounidenses han abandonado el país para unirse a Daesh en Irak y Siria.

Aquellos que deseen regresar podrían convertirse en activistas en contra de Daesh, pues ellos ya vivieron de primera mano la experiencia de lo que ocurrió allí, opina David Malet, profesor asistente en el Departamento de Justicia, Derecho y Criminología de la Escuela de Asuntos Públicos de Universidad Americana.

“Muchos combatientes extranjeros regresan con historias poderosas de porqué otros no deberían hacer lo que ellos han hecho. Si ella fuera utilizada de esa manera, Muthana sería una portavoz mucho más creíble en contra de ISIS que cualquier otra persona de la administración Trump”, sostuvo Malet en entrevista con la Agencia Anadolu.

“Sabemos que menos de una décima parte del 1% de los que regresan se han involucrado en complots nacionales. Mi propia investigación evidencia que la mayoría de los complots se producen dentro de los primeros meses de retorno y que nunca ha habido una amenaza a largo plazo después de eso”.

El presidente Donald Trump y su administración anunciaron que no se permitiría que Muthana regresara al país, calificándola como una “terrorista”, mientras que Shibly dijo que había sido manipulada por personas en internet para lavarle el cerebro y que no tenía el control total de sus cuentas de redes sociales.

“Ella se da cuenta de que se había extraviado por completo, que era muy ignorante, arrogante y enojada y que se había perdido. Quiere compensar sus errores y encontrar un refugio seguro para que su hijo crezca”, expresó el abogado.

Shibly argumenta que el haber nacido en Estados Unidos la convierte en ciudadana, y le entregó a la Agencia Anadolu una foto de su certificado de nacimiento que evidencia que Muthana nació en Nueva Jersey, así como una carta de la misión de Estados Unidos para la ONU que dice que su padre ya no se desempeñaba como diplomático cuando ella nació.

Una persona nacida de un oficial diplomático extranjero no se considera automáticamente un ciudadano de Estados Unidos al nacer.

Malet asegura que la administración de Trump en este caso está contradiciendo sus propios llamados a otros países para recibir de nuevo a sus ciudadanos capturados en Siria y someterlos a juicio.

“La administración está usando las mismas tácticas que usan Reino Unido, Australia y otros para argumentar que ella no es una ciudadana por el estatus legal de su padre. Este giro va a desanimar a otros países de repatriar a sus ciudadanos y llevará a problemas a largo plazo”.

Aún no se sabe si Muthana podrá regresar a Estados Unidos y ser enjuiciada por unirse a Daesh. Su estatus legal sigue siendo un misterio.

Actualmente vive como apátrida en el campamento de refugiados Al-Hawl en el norte de Siria, donde es la única estadounidense entre los 39.000 refugiados que allí habitan.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.