La desesperación de algunos habitantes de Caracas por conseguir agua

Por: Andreina Itriago

Los venezolanos no terminan de recuperarse de los cortes de energía eléctrica cuando se enfrentan a un problema que, para muchos, es peor: la falta de agua a través de tuberías.

Las filas comienzan con el amanecer en quebradas, pozos, parques públicos y cualquier otro sitio donde las personas puedan abastecerse del líquido vital. A algunos, incluso, la desesperación los lleva al contaminado río Guaire, que atraviesa Caracas, y en el que confluyen las aguas negras de toda la capital, o a romper paredes y tuberías de túneles para llenar sus envases.

Son las 6:00 pm del lunes 1 de abril y aún hay mucho movimiento entre los túneles de El Cementerio y La Planicie, al suroeste de la ciudad. Hombres, mujeres, adultos mayores y niños suben y bajan de los cerros (barriadas populares) con toda clase de contenedores. Tienen una única misión: conseguir agua. Funcionarios de la policía y de la Guardia Nacional Bolivariana vigilan de cerca sus movimientos.

En el 23 de Enero, un conocido sector popular, no han visto una gota de agua en dos semanas a través del acueducto. Pero entre los vecinos circuló un dato el fin de semana pasado: al borde de la autopista hay agua empozada que pueden usar para sus distintas necesidades.

Agua junto a las autopistas

Una joven madre baña a sus dos hijos, de 5 y 1 año de edad, al borde de la carretera que conduce a la ciudad de La Guaira. “Tenía unos seis días sin poder bañarlos así”, cuenta a la Agencia Anadolu, mientras los enjabona y vierte el agua fría sobre sus cuerpos desnudos. A pocos metros de ellos, los coches pasan a más de 100 kilómetros por hora.

Pero bañarlos no es su prioridad. “No les puedo dar comida porque no tengo agua para cocinar, ni lavar. Ni siquiera tenemos agua para tomar”, dice, visiblemente preocupada. El agua que está usando para bañar a sus hijos está muy sucia, algunos de sus vecinos solo la recolectan para poder bajar las pocetas de sus baños.
“Vamos a ver si no les salen ronchitas”, agrega la joven madre. Otro vecino le dice que no se preocupe, que él la ha usado para cocinar.

Al otro lado de la autopista, el lado que conduce a Caracas, hay muchas más personas alrededor de otro punto donde se empoza agua, al borde de la carretera. Allí el líquido es mucho más cristalino, gracias a la labor de los vecinos de remover la tierra y otros desechos la tarde anterior.

El mismo día, tres miembros de la comunidad se ofrecieron voluntariamente a organizar a sus desesperados vecinos “para agilizar el proceso”. “Lo que estoy es coordinando que no se salga de control”, cuenta uno de ellos a la Agencia Anadolu.

La falta de servicios públicos tiene a los venezolanos con los nervios de punta.

“Solo para baño y aseo, cero consumo”, alerta en cada turno. Muchos confiesan posteriormente a Anadolu que la usarán también para cocinar y beber, después de hervirla. “Qué más vamos a hacer”, dice resignada una mujer de 60 años.

A su vez, en la famosa Avenida Boyacá, mejor conocida como Cota Mil, cientos de ciudadanos un poco más pudientes aparcan sus carros para tomar el agua mucho más limpia que baja de El Ávila, la montaña al norte de la ciudad.

“Nos tienen pasando trabajo”, dice un hombre, quien sintetiza el sentimiento de la mayoría de sus compatriotas.

“Al no haber energía eléctrica no hay agua”

Jesús Armas es representante de Monitor Ciudad, un proyecto de la fundación Ciudadanía sin Límites que desde noviembre de 2018 monitorea los servicios públicos en el país. “(La situación del agua) Ha empeorado y yo creo que va a seguir empeorando”, dice a la Agencia Anadolu en entrevista este lunes.

Según explicó a esta Agencia, el agua del Área Metropolitana de Caracas viene de los estados Miranda y Aragua, por lo que debe recorrer al menos 40 kilómetros de distancia y 800 metros de altura hasta llegar a la ciudad. Para ello, acota, se requiere de una energía eléctrica equivalente a un cuarto de la energía que consume toda la capital.

“Al no haber energía eléctrica no hay agua”, explica Armas, quien acota que hasta que no se estabilicen las cargas eléctricas, los acueductos no pueden ser encendidos por protección. De acuerdo con la información que maneja, este lleva unos nueve días apagado como consecuencia del segunda gran apagón nacional.

Sin embargo, aún con los acueductos encendidos, el servicio de agua continuaría presentando fallas en la ciudad. Según Armas, la empresa estatal venezolana encargada del suministro de agua, Hidrocapital, solo puede abastecer al 35% de la capital venezolana.

Hay zonas de Caracas, como Altos de Lídice, El Junquito a partir del kilómetro 12, y los barrios San Isidro y 24 de Julio, de Petare, en las que llevan más de dos años sin recibir agua por tuberías. En esos sectores es normal ver subir a las personas por las tradicionales escaleras que hay en las barriadas populares de Caracas, con las garrafas de agua en los hombros.

“Están en una cota muy alta y dependen de subestaciones de bombeo que necesitan estar en plena operatividad”, acota Armas, quien agrega que de las 80 subestaciones de bombeo que hay en el Área Metropolitana de la capital venezolana, muchas están dañadas.

“Ninguna está operativa a 100% y hay unas que están peores. Sabemos que 30% funcionan a 50% de su capacidad”, asegura Armas.

Expertos, dirigentes de oposición y sus seguidores atribuyen la falla en los servicios públicos a corrupción y falta de mantenimiento por parte de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro; mientras que el Ejecutivo denuncia una campaña de sabotaje orquestada desde los Estados Unidos.

Las fallas en los servicios suelen ser más constantes y prolongadas en el interior del país.