La colombiana que se atrevió a exigir visita íntima lésbica en la cárcel
Durante los 10 años que fue privada de su libertad, Marta Álvarez exigió su derecho de recibir una visita íntima de su pareja. Más de dos décadas después, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le dio la razón.

BOGOTÁ, Colombia
Marta Álvarez Giraldo pasó a la historia como la primera colombiana que se atrevió a reclamar una visita íntima lésbica en la cárcel. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no solo le dio la razón, sino que le sugirió al Estado colombiano pedirle perdón y reparar los daños que le causaron al discriminarla durante los 10 años que estuvo privada de la libertad.
La petición de perdón se realizó este miércoles en la cárcel de mujeres El Buen Pastor, en Bogotá. Marta viajó desde Boston, donde vive actualmente con su esposa, para asistir al evento. Entre los flashes de las cámaras y saludos de funcionarios sacó tiempo para abrazar a cada una de las internas. “Este logro es para ustedes. Cuídenlo y háganlo valer”, les aseguró.
Para Marta, las organizaciones de mujeres y las protectoras de los derechos de las personas homosexuales y transgénero, este es un importante logro luego de 23 años de lucha.
Todo empezó el 12 de marzo de 1994, cuando Marta llegó al centro penitenciario para mujeres de Pereira por quitarle la vida a su hermano. A las pocas horas de haber pisado el patio de la cárcel, se dio cuenta de las discriminaciones de las que eran víctimas las mujeres lesbianas. “Vi a una mujer que había estado en el calabozo por meses por haber besado a otra compañera”, recuerda.
Las discriminaciones no tardaron en afectarla. Tramitó la solicitud de una visita íntima con su novia sabiendo que la rechazarían. “Primero renuncio a mi cargo antes de darle una visita conyugal a dos mujeres”, recuerda Marta que fue la respuesta del director de la cárcel. Para los funcionarios, su relación era “inmoral”, “denigrante” y una “indisciplina”.
Para Marta, ser lesbiana en la cárcel implicó “una doble condena” debido a la discriminación que vivió. “Los hombres y las mujeres heterosexuales no saben qué significa eso”, explicó.
Marta vivió 13 traslados de centros penitenciarios durante los 10 años que duró su condena debido a su orientación sexual. “Unas tres veces me pasó que apenas pisaba una cárcel, los directivos ya estaban tramitando mi traslado”, narra ella.
En 1996 presentó una demanda ante la CIDH y siguió dando la pelea en Colombia. Abogados de la Red Nacional de Mujeres, Colombia Diversa y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) la representaron y acompañaron durante el proceso.
La primera victoria judicial llegó en 2002 cuando ganó una tutela. Pero esa victoria llegó solo un año antes de terminar su condena.
En 2014, la CIDH emitió un informe de fondo sobre el tema protegiendo el derecho de Marta a expresar y desarrollar su personalidad libremente.
El código penitenciario y las leyes del país han cambiado significativamente desde esa época. Las visitas entre parejas en las cárceles dejaron de ser un derecho solo para las casadas, pasaron de llamarse “conyugales” a “íntimas”, para reconocer el derecho de quienes no están bajo el contrato.
En diciembre del 2016, la dirección del sistema penitenciario emitió un nuevo reglamento en el que se garantiza, entre otros derechos, la visita íntima entre parejas del mismo sexo.
Luego de tres años de negociación, el Estado colombiano y las organizaciones representantes llegaron a un acuerdo de implementación de las recomendaciones de la CIDH en su Informe de Fondo, cuya publicación aún permanece pendiente.
“Le pedimos perdón a Marta Álvarez por las acciones y omisiones de agentes del Estado que vulneraron sus derechos. (…) No se escatimarán esfuerzos para garantizar que hechos como estos no se vuelvan a dar”, aseguró el ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, durante el evento.
El Estado colombiano, como parte de la reparación, se comprometió a publicar y difundir “Mi historia la cuento yo”, el diario que Marta escribió de su tiempo de reclusión. Será enviado a centros penitenciarios, universidades y bibliotecas públicas.
“El caso de Marta Álvarez representa la lucha de las mujeres, las lesbianas y las defensoras de derechos humanos; nos recuerda que las personas LGBT privadas de la libertad tienen derechos”, explicó Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa, una organización que defiende los derechos humanos y legales de las personas LGBT en Colombia.
“Que el castigo de calabozo por un beso y el traslado por pedir una visita íntima sean cosa del pasado. Inadmisible volver atrás”, concluyó Marta. El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.