Abdullah, un joven sirio de 18 años de edad, espera ayuda después de haber quedado con discapacidad física y mental como consecuencia de la metralla que le impactó en diversos lugares de su cuerpo durante un ataque del régimen de Bashar al-Assad a la ciudad de Homs en 2015.

Tras el ataque, en el que perdió a su hermano mayor, Abdullah y su familia se desplazaron primero a la ciudad de Idlib y posteriormente se instalaron en el municipio de Al-Bab, cerca de la frontera con Turquía.

Abdullah también ha perdido el habla y solo se puede alimentar con alimentos líquidos. El trauma padecido ha provocado que Abdullah perdiese peso hasta llegar a los 35 kilogramos.

En declaraciones a la Agencia Anadolu con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el padre de Abdullah, Saduddin Abulhomsi, de 55 años, cuenta que se vieron obligados a abandonar su hogar debido a los ataques del régimen sirio.

“En los ataques mi hijo recibió impactos (de metralla) en la cabeza que le afectaron el cerebro y lo dejaron discapacitado”, explica Abulhomsi.

El padre dice que los medios en la zona no son suficientes para tratar a su hijo. “Su salud empeora cada día. No encontramos a nadie que pudiese asumir su tratamiento”, lamenta.

Abulhomsi asegura que su hijo es incapaz de valerse por sí mismo. “No se puede levantar ni moverse. Le damos de comer nosotros y le ayudamos a hacer sus necesidades. Lo movemos y lo bañamos nosotros. Cuando tiene dolores no puede decirnos qué le pasa, solo se mueve de dolor. Todavía no encontramos a nadie que nos dijese cuál es su problema. Ningún médico al que fuimos supo decirnos que le pasa”, agrega.

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*Traducido por Daniel Gallego.