Jefe de la OTAN asegura que la alianza no quiere una nueva Guerra Fría
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la alianza "no tiene ninguna intención de desplegar misiles nucleares terrestres", en respuesta a las violaciones de Rusia al Tratado de Misiles de Alcance Intermedio.

WASHINGTON
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no quiere una nueva Guerra Fría con Rusia, y tampoco quiere que se renueve una carrera armamentista, pero que la OTAN tampoco puede ser “ingenua” ante los peligros que supone Rusia. Así lo aseveró el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg.
En un discurso en una sesión conjunta del Congreso, el alto funcionario de la OTAN le hizo un llamado a Moscú a cumplir de nuevo con un importante tratado de misiles que tiene por objetivo evitar una guerra nuclear en Europa.
Stoltenberg dijo que a pesar de los reiterados llamados a Rusia para que vuelva a cumplir con el Tratado de Misiles de Alcance Intermedio (INF), firmado en 1987, “Rusia no ha tomado medidas para hacerlo y el tiempo se está acabando”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la retirada de Washington del INF en febrero, argumentando que su retirada del tratado se debía a las violaciones rusas del acuerdo y dio así inicio a un conteo regresivo de seis meses para que Moscú regrese al cumplimiento o vea la salida formal de Washington.
Las violaciones de Rusia, señaló Stoltenberg, plantean graves peligros para Europa, ya que los nuevos misiles que Rusia ha desplegado en Europa “son móviles, difíciles de detectar, tienen capacidad nuclear, reducen el tiempo de advertencia a solo unos minutos y reducen el umbral para el uso de armas nucleares a un conflicto armado”.
“No hay nuevos misiles estadounidenses en Europa, pero hay nuevos misiles rusos”, sostuvo Stoltenberg. “Un acuerdo que solo sea respetado por una parte no nos mantendrá a salvo”.
Rusia ha negado el incumplimiento de los términos de la INF, pero Washington y sus aliados de la OTAN hablan sobre el desarrollo del misil de crucero ruso Novator 9M729, también conocido dentro de la OTAN como el SSC-8.
Este tratado prohíbe que ambos países posean y prueben misiles de lanzamiento en tierra con un rango de 300 a 3.100 millas (900 a 5.500 kilómetros).
Trump dejó la puerta abierta para que Estados Unidos permanezca en el acuerdo si Rusia vuelve al cumplimiento de éste, destruyendo todos los misiles, lanzadores y equipos asociados que supongan una violación al tratado. Pero Rusia no ha mostrado signos de hacerlo. Muy al contrario, el presidente Vladimir Putin suspendió la participación rusa en el acuerdo.
Stoltenberg prometió que, aunque la OTAN debe estar preparada para un mundo sin el INF, tampoco “imitará” las acciones rusas y dijo que la alianza “no tiene ninguna intención de desplegar misiles nucleares terrestres en Europa”.
“Seremos medidos y coordinados”, dijo el secretario general de la alianza. “La OTAN siempre va a tomar las medidas necesarias para brindar una disuasión creíble y efectiva”.
El tratado ha sido considerado como una piedra angular de la seguridad europea en la era posterior a la Guerra Fría, después de que Estados Unidos y Rusia lo firmaran en 1987.
*Daniela Mendoza contribuyó en la redacción de esta nota.
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