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Jair Bolsonaro, entre la tragedia del coronavirus y la negligencia gubernamental

En el marco de una pandemia que deja más de 208 mil personas contagiadas, 14.200 muertos y cerca de 80 mil recuperados en el país, el jefe de Estado brasileño insiste en darle la espalda a las políticas de aislamiento.

Santiago Serna Duque  | 15.05.2020 - Actualızacıón : 18.05.2020
Jair Bolsonaro, entre la tragedia del coronavirus y la negligencia gubernamental  BRASILIA, BRASIL - MAYO 14: El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en la rampa hacia el Palacio de Planalto. (CRÉDITO OBLIGATORIO: Isac Nóbrega - Palacio de Planalto)

BOGOTÁ, Colombia

En Brasil la pandemia del coronavirus (COVID-19) ha sido un factor de desestabilización para la economía, la sociedad, el sistema de salud y para la gobernabilidad del presidente Jair Bolsonaro. 

En el marco de una pandemia que deja más de 208 mil personas contagiadas, 14.200 muertos y cerca de 80 mil recuperados, el jefe de Estado brasileño insiste en darle la espalda a las políticas de aislamiento para contener la propagación del virus. 

El pasado jueves, el líder de ultraderecha manifestó que algunas de las medidas de confinamiento adoptadas por varios gobernadores del país son “absurdas” y menoscaban la economía. 

En este plano, el presidente defendió el aislamiento vertical, con el cual pretende que las personas con mayor vulnerabilidad de ser infectadas se queden en casa, y exhortó al resto de ciudadanos para que regresen a sus jornadas laborales regulares. 

"El pueblo tiene que volver a trabajar. Y quien no quiera trabajar, que se quede en casa. Punto final", expresó Bolsonaro, quien añadió que: "A mi entender, desde el comienzo, debería hacerse el aislamiento vertical, cuidar de las personas del grupo de riesgo y colocar el pueblo para trabajar. En Brasil, para mi, el movimiento equivocado es preocuparse sólo por la cuestión de virus; está el desempleo del otro lado. El pueblo necesita trabajar". 

A su vez, el gobernante brasileño defiende el uso de la cloroquina para combatir la enfermedad surgida en la ciudad china de Wuhan. Según Bolsonaro, este medicamento que se utiliza en la prevención de la malaria es efectivo para el tratamiento de pacientes que están contagiados con COVID-19. 

"No es mi opinión porque no soy médico, pero muchos médicos en Brasil y en otros países entienden que la cloroquina puede y debe ser usada desde el inicio, incluso sabiendo que no hay una comprobación científica de su eficacia. Pero como estamos en una emergencia, y siempre fue usada desde 1955, ahora, combinada con la azitromicina, puede ser un aliento para esta cantidad de muertos que estamos teniendo en Brasil", aseguró el líder político.

Esta defensa por la cloroquina produjo la renuncia del ministro de Salud, Nelson Teich, luego de estar 28 días en el cargo. Teich argumentó que el rechazo de Bolsonaro a las medidas de aislamiento y la insistencia para el uso de dicha droga motivaron su irrevocable dimisión. 

El mandatario brasileño había nombrado a Teich luego de destituir a Luiz Henrique Mandetta, también por desacuerdos sobre las medidas para enfrentar la pandemia del coronavirus.

Ver también: Ministro de Salud de Brasil, Nelson Teich, presentó su renuncia tras menos de un mes en funciones

A pesar de que el COVID-19 ha cobrado la vida de más de 306 mil personas a nivel global y cambió las dinámicas sociales, políticas y económicas del mundo, el presidente brasileño no ha dudado en afirmar que el coronavirus es “apenas una gripecita”.

Como afirmó el corresponsal en Brasil de la Agencia Anadolu, Federico Cornali, “esa fue la gota que rebasó el vaso, no solo para buena parte de los ciudadanos, que salieron a los balcones a gritar ‘fuera Bolsonaro’, sino también para quienes eran hasta ese momento sus aliados políticos”.

Después de dichas declaraciones, numerosos líderes legislativos, figuras del poder judicial, gobernadores, alcaldes, entidades médicas, y hasta una parte de la cúpula militar, se desmarcaron de las afirmaciones hechas por un presidente que, con el fin de calmar el nerviosismo de los ciudadanos, acude a frases mesiánicas como: “No se preocupen, Dios es brasileño”.

“Es más que claro que Brasil atraviesa una crisis institucional severa por las irresponsabilidades que el presidente comete una y otra vez. Bolsonaro entra en conflicto no solo con los demás poderes, sino también con su propio Gobierno y actúa a contramano de todos los líderes mundiales; inclusive de Trump, a quien admira”, le dijo a la Agencia Anadolu el politólogo Fernando Limongi.

Ver también: Bolsonaro en soledad: gobernadores, Ejército y hasta sus propios ministros le dan la espalda

Cabe recordar que aunque Bolsonaro destaque que “Dios es brasileño”, el gigante suramericano es el sexto país a nivel mundial más afectado por la pandemia, tanto en número de muertos como por infectados. Además, es el epicentro del virus en Suramérica.

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