La organización Center for Responsive Policy, con sede en Washington, prevé que los gastos de campaña de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos -el actual presidente Donald Trump y el ex vicepresidente Joe Biden-, alcancen los USD 5.200 millones, mientras que los gastos de cientos de candidatos a los 435 escaños para representantes y los 35 para senadores podrían ascender a USD 5.600 millones.

El gasto total de las campañas electorales en 2016 fue de USD 6.500 millones, mientras que en 2012 fue de USD 6.300 y en 2008 de USD 5.300 millones.

Así pues, se estima que las elecciones de 2020 serán las más caras de la historia estadounidense.

Hasta el final de septiembre se gastaron USD 7.200 millones en las elecciones de 2020, de los cuales el 53,7% pertenece a los demócratas, el 38,9% a los republicanos y el 7,4% a los independientes.

Por otra parte, la pandemia de la COVID-19 ha cambiado la manera en la que los candidatos gastan en sus campañas electorales.

A diferencia de las elecciones de 2016, en estas los candidatos gastan menos en viajes y eventos públicos a favor de más publicidad en los medios de comunicación.

Entre abril y junio de 2016, los candidatos a la presidencia gastaron USD 34 millones en viajes y eventos, mientras que durante el mismo periodo este año los candidatos gastaron solo USD 12 millones.

De acuerdo con un estudio de Wesleyan Media Project, Biden ha gastado USD 94,7 millones en anuncios digitales y en la televisión desde el pasado 5 de septiembre hasta al día de hoy, mientras que Trump gastó USD 41,5 millones.

Así mismo, Biden gastó USD 32,6 millones en publicidad en las redes sociales, frente a los USD 23,5 millones de Trump.

Hay economistas que piensan que este tipo de gastos electorales contribuyen a la creación de empleo y tienen un efecto positivo en la economía del país. Sin embargo, otros opinan que un gasto de USD 10.800 millones no aporta demasiado a una economía de USD 21 billones.

*Traducido por Daniel Gallego.