El expresidente de Bolivia Evo Morales afirmó tener "mucho miedo" de que los disturbios en curso que han dejado al menos 23 personas muertas lleven al país a una guerra civil.

Morales pidió este domingo en una entrevista con la agencia de noticias española Efe un diálogo nacional como la única forma de poner fin a la violencia y que sus seguidores no se dejen llevar por la violencia.

Al abrir la puerta a una mediación internacional con la presencia de la ONU, la UE o la Iglesia Católica, Morales dijo: "Qué bueno sería si (el gobierno de) España o Zapatero, Pepe Mujica u otros gobiernos se sumaran a la mediación".

La declaración de Morales se produjo en un momento en que el número de muertos por los manifestaciones y choques con las autoridades aumentó a al menos 23 este domingo.

El ex presidente boliviano sigue publicando en Twitter sobre la violencia en su país, diciendo que 24, no 23, como afirman otros informes, han sido asesinados durante los últimos días.

La agitación comenzó el 20 octubre, cuando el líder indígena ganó las elecciones para continuar con un cuarto mandato. Los partidos de oposición que no reconocieron los resultados de las elecciones y acusaron de fraude al gobierno. Los manifestantes salieron a las calles alegando que las elecciones fueron manipuladas.

Después de semanas de protestas, Morales renunció a su cargo, tras petición de las Fuerzas Armadas bolivianas y pronto viajó a México, donde le ofrecieron asilo político. La senadora opositora conservadora Jeanine Añez se autoproclamó presidenta interina el pasado 12 de noviembre.

Sin embargo, las protestas no han menguado. Desde que Morales se fue a México, la mayoría de los manifestantes rurales e indígenas que lo apoyan se han desplazado a la capital La Paz, y otras ciudades importantes como Sacaba y Cochabamba, la ciudad natal de Morales. Ellos dicen que el derrocamiento de su presidente electo fue un golpe de Estado.

*Traducido por Aicha Sandoval Alaguna.