Etiopía abordará cuestión de ríos contaminados
Un proyecto multimillonario apunta a convertir los bancos sucios de río de Addis Abeba en atracciones.

ADDIS ABABA, Etiopía
Los ríos en la capital de Etiopía, Addis Abeba, se han contaminado cada vez más pero un esfuerzo de rehabilitación espera recuperarlos.
Los seis ríos y arroyos de la capital serpentean por terrenos irregulares hacia el sur o el sureste, cruzando la capital por un total de más de 600 kilómetros.
Demasiado pequeños para ser navegables, demasiado contaminados para soportar la vida, los ríos pueden convertirse en un área de reposo estéticamente satisfactoria, espera la administración de la ciudad.
Introducido hace dos años, el Proyecto de Rehabilitación de Ríos ya ha desplegado a cientos de personas para trabajar en la limpieza de los ríos.
"El proyecto ha sido diseñado para convertir los ríos en algo que la gente le gustaría visitar pasar tiempo”, señala Weredeqal Gebrekirstos, oficial de relaciones públicas de la oficina del proyecto.
Gebrekirstos le comentó a la Agencia Anadolu que el proyecto, de más de USD 40 millones, deberá rehabilitar a algunos de los bancos de ríos más degradados.
"Tenemos 14 iniciativas relacionadas con la limpieza, ecologización, rehabilitación de las riberas de los ríos degradados y un estudio exhaustivo para identificar qué hacer a continuación", dijo Gebrekirstos.
"Residuos líquidos"
Un estudio reciente, realizado por el Centro de Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Addis Abeba, ha descubierto que los ríos de la ciudad se han contaminado tanto por las fugas de residuos industriales como por los desechos domésticos.
"Addis Ababa es el hogar de más de 2.000 industrias, lo que equivale al 65 por ciento de todas las del país, y la mayoría de ellas, ubicadas a lo largo de las orillas de los ríos que se encuentran principalmente en el oeste y el sur de la ciudad, descargan sus residuos directamente en los ríos.
Hasta el 90 por ciento de estas industrias no tienen ningún tipo de planta de tratamiento y descargan sus desechos sólidos, líquidos y gaseosos sin tratar en el medio ambiente", dice el estudio publicado en marzo de este año.
"El depósito de desechos sólidos, líquidos y sustancias peligrosas en los ríos ha sido una práctica común en Addis Abeba", agrega.
El estudio, que se centra en el río Akaki, afirma que las personas que cultivan hortalizas con esta agua, están siendo afectadas por la presencia de componentes químicos.
De hecho, cerca del río, alrededor de 390 hectáreas de tierra regada para vegetales, como la papa, muestran rastros de "elementos tóxicos como el zinc, el níquel, el mercurio, el cobre, el cadmio y el cromo".
"Durante mucho tiempo, se ha sabido que la ingesta de alimentos que contiene altos niveles de metales pesados, plantea riesgos para la salud humana", agrega el estudio.
"Tóxicos"
Eyob Tadelle trabaja en la Comisión Económica para África, en un espacioso y majestuoso complejo de edificios situado cerca del río Bulbula, que atraviesa Addis Abeba antes de llegar hacia el sur y donde él pasó toda su infancia.
"Fui testigo de cómo el río Bulbula, relativamente limpio, poco a poco se fue deteriorando, asemejándose a los vertederos de aguas residuales”, dijo. Muy lejos del "exuberante verde donde yo, junto con mis compañeros del pueblo, jugamos fútbol y otros deportes".
"Creo que soy un testigo vivo de cómo estos ríos se convirtieron drásticamente en versiones tóxicas", señaló, añadiendo que habían sido largamente "abandonados" y "abusados".
"Todavía soy optimista. La restauración es posible si podemos controlar el consumismo desprovisto de sensibilidad ecológica ".
El proyecto de rehabilitación ha obtenido algunos éxitos, concretamente en las zonas verdes a lo largo de varios ríos y arroyos, en la construcción de caminos para la construcción y en la prevención de deslizamientos y degradación.
"Nuestra prioridad, además de regenerar las áreas, ha estado en prevenir la degradación y deslizamientos de tierra construyendo gaviones (cestos de alambre llenos de rocas) y pasarelas", dijo el portavoz del proyecto Gebrekirstos.
La magnitud del problema, señala, "es demasiado grande para hacer frente solo al esfuerzo actual", sugiriendo que otros socios, a saber, el sector privado, deberían intervenir.