La embajada de Estados Unidos en Camerún pidió el martes una investigación sobre el asesinato de Tanjoh Christopher Fon, un trabajador humanitario en Batibo, al noreste del país.

La misión diplomática presentó sus condolencias a la familia y colegas del pastor Fon, quien fue asesinado el 7 de agosto y dijo: "El pastor era un líder comunitario y trabajador de ayuda humanitaria de la organización no gubernamental local Community Initiative for Sustainable Development [COMINSUD]".

"Condenamos todos los actos de violencia contra los trabajadores de ayuda humanitaria y pedimos su acceso sin condicionamiento a los necesitados, de acuerdo con el derecho internacional humanitario".

A través de Twitter, Tibor Nagy, subsecretario de la Oficina de Asuntos Africanos del Departamento de Estado de EEUU, pidió el fin de la violencia contra los trabajadores de ayuda humanitaria en la nación centroafricana y dijo que, como todos los trabajadores de ayuda humanitaria, el pastor Tanjoh estaba "trabajando para construir un futuro mejor".

Tanjoh trabajaba con COMINSUD, un socio implementador de varias agencias de la ONU, en la subdivisión noroeste de Batibo. Fue secuestrado la semana pasada en su casa y luego asesinado por individuos armados no identificados, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

"Este asesinato es el último de una serie de ataques, extorsiones violentas y hostigamientos contra los trabajadores humanitarios en las regiones suroeste y noroeste. Se produce apenas un mes después del asesinato de un trabajador de salud comunitario en la región suroeste", dijo OCHA en un comunicado el sábado.

A principios de este año, el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR) nombró la crisis de desplazamiento en Camerún como la más desatendida del mundo por segundo año consecutivo.

Camerún se ha visto afectado por protestas desde 2016, y los residentes de las regiones de habla inglesa dicen que han sido marginados durante décadas por el Gobierno central y la mayoría de habla francesa.

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La violencia en las regiones anglófonas durante los últimos tres años ha dejado unos 3.000 muertos y ha provocado el desplazamiento de más de 730.000 civiles, según Human Rights Watch.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.