En Colombia, en el río Atrato, vive una milenaria especie de tortugas
Expertos aseguran que el animal migró a Sudamérica hace 8,6 millones de años.
Una nueva especie de tortuga icotea, de la cuenca baja del río Atrato, en el noreste colombiano, fue descrita por investigadores del Instituto de Genética de la Universidad Nacional, El Museo de Historia Natural de Seckenberg de Alemania y la Universidad de Antioquia. (Instituto Alexander von Humboldt - Carlos Beltrán).
BOGOTÁ, Colombia
El río Atrato, además de bañar el departamento del Chocó hasta desembocar en el Caribe, es el hogar de la Icotea del Atrato, una especie de tortugas que migró a Sudamérica hace unos 8,6 millones de años.
Que esta pequeña tortuga con rayas naranjas haya elegido la cuenca del Atrato como su hogar no es sorpresa. Esa zona es parte del Chocó biogeográfico, la zona con más biodiversidad del mundo. Se han registrado 9.000 especies de plantas vasculares, 200 de mamíferos, 600 de aves, 100 de reptiles y 120 de anfibios.
Investigadores del Instituto de Genética de la Universidad Nacional, el Museo de Historia Natural de Seckenberg, de Alemania, y de la Universidad de Antioquia calcularon el reloj molecular de la tortuga y encontraron que es la primera representante de la ola de inmigración más antigua de las icoteas del género Trachemys, que colonizaron Sudamérica durante el periodo del Plioceno.
Para determinar que la icotea del Atrato es una nueva especie los investigadores basaron sus estudios en doce muestras de sangre, análisis filogenéticos y siete muestras de capturas silvestres de individuos en tres localidades: ciénaga de Marriaga (Unguía, Chocó), La Honda (Ríosucio, Chocó) y Turbo (Antioquia).
También estudiaron un ejemplar completo, conservado desde 1977, de la colección de reptiles del Instituto Alexander von Humboldt.
Además analizaron regiones con clima y condiciones topográficas semejantes a aquellas áreas de las que existen registros verificados de la tortuga: el noroeste colombiano, la cuenca hidrográfica del río Atrato y los alrededores del golfo de Urabá, con pequeñas áreas en zonas del río Sinú y Juradó.
La minuciosa investigación también se encontró con la triste realidad de que las tortugas de esta especie enfrentan serias amenazas para su supervivencia.
Cientos de icoteas son capturadas para luego ser vendidas ilegalmente. Miles son cazadas para el consumo humano en Semana Santa –según la costumbre católica no se debe comer carne roja o de pollo en ese periodo de marzo– y también las afecta la quema de bosques para la ganadería.
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