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El ultimátum para el planeta y para la humanidad que plantea el informe de cambio climático de la ONU

La Agencia Anadolu habló con expertos en cambio climático sobre los riesgos que enfrenta América Latina y el mundo entero si no se toman acciones reales e inmediatas.

Diego Carranza Jiménez  | 12.08.2021 - Actualızacıón : 13.08.2021
El ultimátum para el planeta y para la humanidad que plantea el informe de cambio climático de la ONU SAKHA, RUSIA - 8 DE AGOSTO: Continúan los trabajos de extinción del incendio forestal en la aldea de Kuel, en Yakutia, Sakha, Rusia, el 8 de agosto de 2021. (Ivan Nikiforov - Agencia Anadolu)

BOGOTÁ, Colombia

Por: Diego Carranza Jiménez

El lunes el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la Naciones Unidas presentó su último informe que trae preocupantes hallazgos sobre la salud del planeta y por consiguiente para la humanidad.

El reporte, de más de 3.000 páginas y el último del IPCC desde 2014, demuestra que el clima está cambiando en todos los rincones del planeta a una escala sin precedentes, que algunos de esos cambios serán irreversibles por miles y cientos de miles de años y que la actividad humana tiene directa responsabilidad.

Para entender las implicaciones de este documento, en el que participaron 234 científicos de todo el mundo, la Agencia Anadolu habló con tres expertos en cambio climático, incluida una de sus coautoras.

Uno de ellos fue el ambientalista, profesor universitario y exministro de Ambiente colombiano Manuel Rodríguez Becerra, quien de entrada expone un contexto sombrío.

Rodríguez Becerra afirma que este reporte no dice algo muy diferente a lo que ha venido diciendo la ciencia en los últimos años y subraya que lo que se busca con él es “crear alguna presión” sobre las negociaciones en curso para la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático de 2021 (o COP26) que tendrá lugar en Glasgow (Escocia) en noviembre próximo que, a su juicio, va muy mal.

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Pero al mismo tiempo, asegura que el IPCC había sido muy conservador frente a lo que dice la ciencia, porque finalmente su informe “parte de la ciencia pero los resultados y conclusiones son negociados con los Gobiernos”.

Otro de los expertos consultados fue Benjamín Quesada, profesor de la Universidad del Rosario, quien afirma que “efectivamente ha venido creciendo la emergencia” y que estos reportes, que compilan toda la literatura científica disponible (14 mil artículos científicos), son un “ultimátum de la comunidad científica climática advirtiendo que con las últimas observaciones realmente tenemos cifras asombrosas”.

Por ejemplo, la última década fue más calurosa que cualquier otro periodo en 125 mil años. Las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) son probablemente las más altas desde hace 23 millones de años.

“Cada reporte es más alarmante que el previo”, alerta Quesada, al añadir que la tasa de cambio del CO2 en los últimos siglos es considerablemente más alta que cualquier ciclo natural en los cientos de millones de años que podemos registrar en la Tierra.

“Estamos realmente ante una alerta roja que lanza este último reporte con cifras en términos de extremos, de derretimiento glaciar, de impacto a los sectores de nuestros sistemas de vida… es más alarmante que nunca”, lamenta.

Por último, también conversamos con Paola Arias, profesora asociada de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia y coautora del informe, quien esbozó un panorama menos apocalíptico.

“Claro que hay tiempo de salvar la Tierra, el reporte precisamente plantea que existen posibilidades, pero que son posibilidades que implican acciones inmediatas”, afirma.

Aun así, tal como lo dice el informe, aclara que las acumulaciones de gases efecto invernadero (GEI) “han generado los cambios en el planeta que son irreversibles”, como el aumento en el nivel del mar o el derretimiento en zonas glaciares. Pero al mismo tiempo, señala que hay cambios que sí se pueden revertir, estabilizar o detener; como el hecho de que la periodicidad de sequías o de eventos extremos no se presenten a mayores frecuencias”.

“El reporte no da una mirada apocalíptica de lo que está pasando; por supuesto, es claro que todas las regiones del planeta están siendo y serán afectadas en mayor severidad si el calentamiento global aumenta y que el factor dominante (de estos cambios) es la actividad humana; pero eso no quiere decir que no haya posibilidades de acción”, afirma.

La experta recalca que si bien las acciones como colectivo “nos han traído a este punto”, las acciones que tomemos ahora “también podrán ayudarnos a salir de este punto”.

¿En qué cambia este reporte?

Benjamín Quesada explica que el informe del IPCC ha avanzado no solo a nivel de observaciones sino de modelación regional. “Ahora podemos tener unas proyecciones climáticas a nivel regional o subregional muy sofisticadas”.

También afirma claramente que la totalidad de este cambio climático es debido a las actividades humanas y no a factores naturales.

“Una cosa muy importante en este reporte es que podemos estimar la contribución de las actividades humanas en eventos extremos particulares, como las mega olas de calor en EEUU”, ejemplifica.

Para Quesada, "no solo estamos diciendo que el cambio climático va a aumentar estos extremos, sino que ahora podemos decir que tal o tal extremo de calor está muy probablemente ocasionado por el ser humano y no hubiera podido ser tan intenso sin la actividad humana".

“Finalmente, una última buena noticia, si queremos, es que los costos de acción son mucho menores a los costos de la inacción. Ahora conocemos muy bien la sensibilidad climática del sistema Tierra al aumento de GEI y esto al fin y al cabo es una buena noticia, porque significa que si vamos hacia una transición neutra en carbono, pues el clima va a cambiar mucho más eficazmente de lo que pensábamos antes”, detalla.

En otras palabras, hemos empeorado en cuanto a condiciones climáticas generales pero hay información más precisa que puede llevar a acciones más efectivas.

Paola Arias, entre tanto, destaca que este reporte ya da “escalas de tiempo en las cuales no habían ocurrido cambios que sí estamos observando ahora”.

“Decir por ejemplo que la tasa de aumento del nivel del mar que tenemos ahora no ha tenido precedentes en 3.000 años es información adicional importante”.

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Además, da información regional mucho más detallada que cualquier otro reporte anterior y que analizan lo que está ocurriendo, por ejemplo, en el noreste de Suramérica, en el noroeste de Latinoamérica o en la zona del Amazonas.

Otro gran avance tiene que ver con que hace por lo menos una década no había evidencia suficiente para decir si los eventos extremos que se están presentando tenían que ver o no con la acción humana.

“Ahora tenemos evidencia más certeza de que todo esto que está ocurriendo está relacionado con la actividad humana”, precisó.

El informe lo que muestra es que en muy pocas décadas la humanidad ha generado cambios que no se habían registrado en 2.000 y 3.000 millones de años atrás.

¿Qué pasará con América Latina?

Los expertos explican que el reporte del IPCC indica que los efectos del cambio climático son diferenciados y que América Latina, o si se quiere, toda la zona intertropical y el Caribe, tiene grandes riesgos, como con los devastadores huracanes vistos en los últimos tiempos.

“Lo más preocupante de América Latina es la región Amazónica, porque ahí hay una combinación que es un subsistema del planeta que afecta el planeta entero, pero también afecta toda la vida y el clima en la región”, dice Manuel Rodríguez.

El exministro y ambientalista indica que lo que se prevé es que si la deforestación sobrepasa el 20-25 por ciento “es muy probable que comience a colapsar la selva amazónica (que se empiece a convertir en sabana). Además la deforestación está reforzada por el calentamiento global”, indica. Sin el calentamiento, dicho porcentaje era de 40 por ciento.

Rodríguez afirma que lo más grave “sería el tema del ciclo del agua”, teniendo en cuenta que la región Amazónica es una bomba de vapor de agua fenomenal”: “la mitad del vapor llueve en la misma selva Amazónica, lo que la hace muy húmeda, y la otra mitad corre en los denominados ríos aéreos, que llevan más agua que el agua superficial del río Amazonas, de la que depende buena parte del régimen de lluvia de un área muy importante de Suramérica, Centroamérica y el sur de los Estados Unidos”.

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Benjamín Quesada confirma que el Caribe va a estar muy afectado si no se hace algo ya para detener el cambio climático, “porque no solo van a cambiar los regímenes de precipitación, que se van a incrementar en el Pacífico, sino que esto se puede combinar con la subida del nivel del mar”.

“Eso hace que vayamos a tener inundaciones récord en las zonas costeras, Caribe y Pacífico. Pero también (hay que considerar que) Colombia y América Latina tienen en general islas y en estos territorios insulares va a haber huracanes de categoría 4 y 5 que van a incrementar hacia extremos no vistos antes”.

“Esto el reporte lo está ratificando. Además de esto, tenemos con el cambio climático una acidificación del océano, un calentamiento de las aguas, que hará que muchos ecosistemas pesqueros se vayan a contraer, a desaparecer incluso. Entonces vamos a reducir capturas pesqueras, algo que es muy importante para Chile, por ejemplo, o para todos los países de la región que tengan costas”, explica.

El profesor afirma que toda esta situación afecta también nuestra salud, porque a fin de cuentas el cambio climático “está cambiando nuestros ecosistemas, la distribución de los mosquitos, de los vectores de enfermedades infecciosas”.

Finalmente, advierte que el cambio climático va a “poner a prueba todo el sistema hospitalario porque vamos a tener enfermedades infecciosas, que van a aumentar en particular en zonas montañosas de los Andes que antes no tenían presencia de mosquitos. Realmente es un impacto global tremendo”, insiste.

Arias explica por su parte la perspectiva para zonas como el nororiente de Suramérica (o sea nororiente de Brasil), donde se está experimentando mayor frecuencia e intensidad de sequías en unas áreas, asociado a humedad de suelo disminuyendo en otras; o el sureste de Suramérica, que está experimentando una mayor frecuencia e intensidad de precipitación extrema torrencial.

Pero hay más. En el Amazonas -subraya- la temporada lluviosa se está demorando para empezar en el año. “Eso significa que la temporada seca está durando más; es algo muy importante en términos de lo que ocurre en estas regiones”.

¿No se ha hecho nada entonces?

Al hacer un balance sobre las acciones intergubernamentales en favor del clima, la calificación del profesor Manuel Rodríguez no es nada positiva, pues afirma que la implementación de lo acordado en París en 2015 está fracasando y que los países desarrollados no han dado ninguna señal real para combatir el cambio climático, y mientras ello no ocurra, “no hay riesgo de que se solucione el problema”.

“Una de las cuestiones claves es que se requiere una transferencia de recursos económicos masiva a los países en desarrollo para poder generar los procesos que se requieren en materia de cambio climático y no existen esos recursos”, dice.

Igualmente, aclara que los límites de temperatura se vienen reclamando desde hace al menos 8 años y que desde las primeras reuniones de cambio climático en la que participó (por allá en el año 92) se han hecho las mismas advertencias. No obstante, subraya que “la diferencia entre hace 30-40 años, cuando aparecieron los primeros informes (sobre este tema) y la actualidad, es que en esa época se pensaba que el problema se podría resolver”.

¿Qué se puede hacer?

“Hoy en día ya no se puede resolver, ya el clima se desestabilizó. Lo que estamos negociando ahora es cómo diablos no se desestabiliza aún más o no se agudice el problema”, señala Rodríguez.

Otro de los temas en los que ahora se debe luchar es por la adaptación: “Uno de los problemas graves tiene que ver con la agricultura, un invento de la humanidad que se hizo con una gran estabilidad climática... (ahora se debe) hacer una nueva agricultura, desarrollar variedades que aguanten sequías extremas, lluvias torrenciales, etc.".

Desde su punto de vista, lo que dice este sexto informe del IPCC “es que estamos en una fuerte inacción y que eso conduce a cuestiones muy complicadas” para la vida en la Tierra.

Benjamín Quesada opina que lo que vienen avisando los científicos en los reportes es que las medidas nacionales o estructurales a nivel continental e internacional son mucho más efectivas que cualquier pequeño cambio a nivel individual.

“Hay que pasar del individuo al ciudadano que exige justamente que se cumplan unos mínimos ambientales (…), que se pare la deforestación qué es un flagelo que afecta a todos los países de Suramérica y que crece en particularmente en Brasil y Colombia; que haya alternativas reales al automóvil como bicicletas; hacer que se recicle adecuadamente; apoyar el Acuerdo de París, hacerlo respetar; entre otras”, asegura.

No obstante, lamenta que “esto es más difícil de lograr cuando a nivel político no sé da el ejemplo”.

“Ya no tenemos tiempo, lo que estamos viviendo es el cambio climático, ya está en curso, sus impactos ya están”, concluyó.

Y en el marco del reporte, como autora, Arias indica que este documento no da información de qué hacer, porque “se enfoca en entender cómo está cambiando el sistema físico y porqué”, pero adelanta que en unos meses, tal vez para principios del otro año, tengamos un reporte de mitigación” que ofrezca acciones más claras.

Para el exministro Rodríguez, si no se toman acciones inmediatas y reales, para la segunda mitad de este siglo, es decir entre 2.070 y 2.080, la humanidad y el planeta ya estarán inmersos en una catástrofe de magnitudes colosales.

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