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El testimonio de una madre de Srebrenica que aún lucha contra el olvido

Munira Subasic habló con la Agencia Anadolu sobre el veredicto del criminal de la guerra de Serbia, Ratko Mladić.

Nadina Ronc  | 25.11.2017 - Actualızacıón : 28.11.2017
El testimonio de una madre de Srebrenica que aún lucha contra el olvido Munira Subasic, presidenta de la Asociación de Madres de Srebrenica y los Enclaves Zepa. (Abdullah Aşıran – Agencia Anadolu)

LONDRES

“Si pudiera decidir la sentencia de Mladić, me aseguraría que viviera por mucho tiempo y que cada noche, en sus sueños, vea nuestros niños y lo que les hizo. Deseo que no pudiera dormir sino solo vivir de esa manera”.

Esas son las palabras de Munira Subasic, presidenta del Movimiento de Madres de Srebrenica y los Enclaves Zepa, quien habló sobre el veredicto del criminal de guerra de la guerra de Serbia, Ratko Mladić.

Mladić fue hallado culpable de genocidio en Srebrenica esta semana, al igual que de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en 10 de 11 cargos. El movimiento Madres de Srebrenica dijo que es una tragedia que no hubiera sido hallado culpable de genocidio en otras ciudades de Bosnia también.

Subasic perdió a su hijo, Nermin, durante el genocidio de Srebrenica. Tan solo ha podido hallar dos de sus huesos, los cuales están enterrados en el Centro de Memoria Potocari.

“Tengo una tumba a donde ir, pero la mayoría de las madres no. Ni siquiera se ha hallado un hueso de sus hijos, y por eso no pueden demostrar que los tuvieron", cuenta Subasic.

“En la lápida de mi hijo dice que nació y murió en Srebrenica. Claro que duele; cada madre dio a luz a su hijo con todas sus extremidades. Desafortunadamente, solo podemos enterrar parte de sus cuerpos, a veces solo uno o dos huesos”.

Los chetniks serbios enterraban a los musulmanes bosnios en fosas comunes, y para cubrir sus crímenes los sacaban de las principales fosas comunes y los volvían a enterrar en fosas comunes secundarias. Durante este proceso, los cuerpos se partían, y es por eso que hoy en día se pueden encontrar restos de una sola persona en varias fosas comunes.

Sin poder contener las lágrimas, Subasic dijo: “Ese día, cuando el ataúd que llevaba los dos huesos de mi hijo llegó al Centro de Memoria Potocari, mi vida terminó. Morí ese día. Pero aún vivo por la verdad y la justicia. Madres de Srebrenica y yo seguiremos luchando mientras tengamos vida"

“Lucharé hasta que cada criminal de guerra que cometió genocidio se enfrente a la justicia y sea nombrado criminal de guerra por haber cometido genocidio. Quiero que sean llamados criminales de guerra y nuestros hijos, víctimas. Lucharé para que este genocidio no se repita y no sea olvidado. Y que sean malditos los criminales de guerra por causar dolor a las madres”, añadió Subasic.

Nadie puede entender el dolor de Subasic. No es solo una Madre de Srebrenica; también es una guerrera de la justicia y una heroína de la resistencia en contra de quienes niegan que ocurrió un genocidio en Srebrenica.

Ella miró a la maldad en los ojos, la maldad que llamamos Ratko Mladić, y son esos eventos de julio de 1995 los que nunca la dejarán, los que tiene que cargar el resto de su vida.

¿Qué tan fuerte debe ser uno para aguantar tanto dolor? “A menudo hablo en varias conferencias. Mi mensaje es que el mundo debe aprender de las madres de Srebrenica”, responde.

“Mostramos más amor e hicimos tanto por la justicia y la verdad para que más criminales de guerra puedan ser traídos ante la justicia. Aparte de eso, le enseñamos a nuestros hijos a no odiar, porque el odio es una debilidad”.

“Nuestros hijos son los mejores del mundo porque no odian, a pesar de ser forzados a ver como los serbios cortaban las gargantas de sus padres y hermanos, violaban a sus madres y hermanas, pero aún hay esperanza para un mejor mañana", cuenta.

“Tenemos que luchar para cambiar el mundo, para que nuestros niños estén felices y satisfechos, no por nosotros sino por ellos. Tenemos que luchar para construir confianza entre los ciudadanos, entre la gente del mundo. Debemos luchar por la verdad".

Y añade: "Europa no debe tratar a los musulmanes como ciudadanos de segunda. Somos humanos y tenemos humanidad. Pero Europa y el mundo perdieron su humanidad hace mucho tiempo”.

Respecto a cómo se siente ella frente a que el mundo “civilizado” hubiera permitido que inocentes como su hijo murieran por ser musulmanes, Subasic respondió que “Europa y el mundo perdieron su humanidad, y no quieren que los musulmanes bosnios reciban justicia. Perdieron lo que más deberían proteger, su humanidad. Creo que Europa y el mundo quieren que esto nos suceda. Dieron luz verde a criminales de guerra como Mladić, Radovan Karadzic, Biljana Plavsic y otros generales serbios para cometer crímenes contra nosotros".

Cuando se le preguntó sobre si se sentía engañada por la comunidad internacional luego de la promesa de que Srebrenica iba a ser designada una zona segura por las Naciones Unidas, dijo: “Fuimos engañados, y por eso demandamos a la ONU, el gobierno holandés y al Ministerio de Defensa. Esto continúa después de 13 años".

“Hace seis meses admitieron que eran culpables, pero solo aceptaron responsabilidad del 30% de lo ocurrido en Srebrenica. No obstante, pienso que incluso eso es un éxito. Para entender qué tipo de políticas se usaron contra los musulmanes bosnios tenemos que por lo menos triunfar en un país como Holanda, el cual habla de democracia y derechos humanos, y aunque los cuerpos legales, tales como el Tribunal de la Haya, están allá, tienen que admitir su culpa. Holanda sigue siendo responsable por el genocidio en Srebrenica”.

Culpa

Unos documentos, que fueron dados a conocer hace apenas dos años sobre la caída de Srebrenica, implicaban directamente al gobierno británico y al francés, y a personas como Bill Clinton, a quienes se señalaba de tener conocimiento sobre la caída de Srebrenica meses antes de que ocurriera, y de quienes se decía que no habían entregado suficiente apoyo a las fuerzas de paz holandesas ni habían informado sobre lo que ocurriría.

Al respecto, Subasic dijo: “Sé sobre todo lo que nos ocurrió, y nos ocurrió por ser musulmanes. Europa y el mundo dieron la luz verde para que la Academia Serbia de Ciencias y Artes en Belgrado trabajara en el proyecto de crímenes, genocidio, asesinatos, expulsión y violación en Bosnia-Herzegovina. No es una opinión, sé que es un hecho. Lo que Mladić hizo en Srebrenica no solo fue en Srebrenica, ocurrió en toda Bosnia-Herzegovina, en Kosovo y en partes de Croacia. A donde iba Mladić y sus tropas, cometían genocidio”.

“Teníamos una vida buena con nuestros niños, esposos e hijos; teníamos amigos, primos. Teníamos nuestro pueblo hasta que Mladić llegó a Potocari. Mladić ordenó a su ejército matar todo lo que pudieran, violar todo lo que pudieran violar y llevar a cabo una limpieza étnica en el territorio".

“Su mensaje en Potocari era simple: llegó la hora de vengarnos de los pashas turcos que gobernaron durante 500 años. Eso nos dice todo sobre él. Pero Mladić es solo una persona en la cárcel ahora. En los últimos 23 años, más como él nacieron en Serbia y la 'Rupublika Srpska' (la parte serbia de Bosnia-Herzegovina), y eso me molesta”.

De hecho Subasic fue atacada, hace cinco meses, al frente de su casa, en Srebrenica, por un taxista serbio que quería matarla por haber testificado en los juicios.

“Voy a testificar y voy a decir la verdad mientras viva. Hablar tiene sus riesgos, pero quedarse callado es pecado. No quiero estar callada. Quiero hablar. Quiero que se sepa y que sea enseñado para que el mundo pueda tener un futuro mejor. Pero ese no es el caso, pues lo mismo está ocurriendo en Siria, Irak, Libia y en todos los lugares del mundo, desafortunadamente. Siempre le ocurre a los musulmanes”.

“Nuestros enemigos no nos pueden tocar. No permitiré que cometan una limpieza étnica en la Republika Srpska. Por eso estoy registrada allá y permanezco allá mucho tiempo. Quiero estar allá para plantar mis rosas, y para mostrarles que no nos han matado a todos y que no nos han eliminado de la Republika Srpska. Los molestaremos, incluso con nuestras visitas”.

Subasic enfatizó en que no hay paz ni reconciliación hasta que llegan la verdad y la justicia. Sin esto no hay confianza.

“En nombre propio y en nombre de las Madres de Srebrenica, nadie puede perdonar a nadie. No tengo derecho a perdonar el dolor y el sufrimiento de mi hijo asesinado, habiendo enterrado solo dos de sus huesos, y los de su padre y mis hermanos… Todos yacen en Potocari bajo lápidas blancas. Sin importar cuán grande sea la diferencia entre los vivos y los muertos, existe una diferencia más grande entre los muertos y los desaparecidos”.

El Tribunal de Crímenes para Yugoslavia cerrará sus puertas el 31 de diciembre, ante lo cual Subasic dijo que la Corte no ha sentenciado a nadie desde el 2004, y si no hay más cargos no hay motivo para su existencia, pero aseguró que espera que las cortes en Bosnia-Herzegovina se encarguen de los casos que restan. “Ya dije que quienes vinieron a Bosnia a matar, torturar, violar y robar pueden quedarse en Belgrado; allá son considerados héroes de guerra”.

Aunque Subasic atravesó una enorme tragedia, sigue sana y lucha por la justicia, no solo por su hijo sino por todos los bosnios.

*Ahmed Fawzi Mostefai contribuyó con la redacción de esta nota

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