El terremoto en México fue “particular e insólito”
Uno de los pocos científicos que estudia la actividad sísmica de la región, aseguró que el sismo del 7 de septiembre no fue usual y que, de haberlo sido, hubiera tenido consecuencias mucho más graves.

BOGOTÁ
El geofísico rumano de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) Vlad Manea, confirmó que el terremoto que sacudió México el pasado 7 de septiembre no es usual y que fue “distinto a lo que uno esperaría”.
En un artículo de la revista científica Science Manea señaló que el insólito sismo podría haber liberado presión en una brecha sísmica, un segmento de una falla geológica activa en la que no ha habido movimientos en un tiempo inusualmente largo, al menos en cien años aproximadamente.
La Agencia Anadolu habló con el geofísico, quien reiteró que “en México lo que ha pasado es un terremoto por un mecanismo no inverso y eso lo hace insólito, distinto a lo que uno esperaría.” Es decir, lo común es la ocurrencia de sismos por subducción o de falla inversa, en el que el movimiento telúrico es ocasionado tras el desbloqueo de un punto específico que ha acumulado energía durante el movimiento normal de dos placas tectónicas, en el que una se desplaza por debajo de la otra.
Manea explicó que dos cosas hacen especial el sismo de magnitud 8.2: “es un evento normal en una región en la que se esperaría que después de 100 años se cerrara la brecha (de Tehuantepec), es decir que hubiese un terremoto de subducción, cosa que no sucedió”.
“No pasa en cualquier lugar o momento, es una situación particular e insólita –añadió- y pasó en la orilla de una brecha sísmica”.
En México hay dos brechas: la de Guerrero y la Tehuantepec.
Otra señal de lo inusual del terremoto de magnitud 8.2, que afectó Oaxaca y Chiapas, es la baja intensidad del tsunami que se generó y lo comparó con el de Nicaragua en 1972. Las olas producidas en los estados mexicanos fueron de apenas entre dos y tres metros de altura.
Vlad Manea aseguró que no hay una explicación para esta situación particular, pero dejó claro que la brecha sigue abierta y las posibilidades son inciertas. “No se sabe si la liberación de energía del terremoto del pasado 7 de septiembre fue una despresurización del sistema”.
Según el geofísico, hay tres escenarios posibles: que haya una liberación de energía que signifique que la brecha sísmica continúe en ese estado sin la ocurrencia de un terremoto grande; que no haya ni liberación ni acumulación de energía; o que haya una acumulación y transferencia de energía de una zona de la brecha a una región más superficial donde sí ocurren terremotos por subducción, caso en el que las cosas pueden ponerse peor.”
“Si el terremoto hubiera sido por subducción, la cantidad de energía liberada y los daños hubieran sido mucho mayores”. Por fortuna –asegura- fue insólito y su energía y manifestación fueron “enjauladas” en la placa que se subduce o sumerge.
“Sí, los daños fueron significativos en Pijijiapan y otros lugares, pero para esa magnitud (8.2) uno esperaría algo peor”. Tuvo una amortiguación.
Vladimir Kostoglodov, sismólogo de la UNAM en Ciudad de México también citado por Science, aseguró que está pidiendo datos a investigadores de todo el mundo que quieran estudiar este terremoto "rarísimo" y sus secuelas.
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