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El suburbio de Roma que lucha contra el coronavirus, pero también contra la pobreza

El barrio de Quarticciolo, que luchó contra la ocupación nazi en la década de los cuarenta, ahora pide la acción del Estado italiano para poder salvar a sus residentes.

Giada Zampano  | 18.05.2020 - Actualızacıón : 19.05.2020
El suburbio de Roma que lucha contra el coronavirus, pero también contra la pobreza (Archivo - Agencia Anadolu).

ROMA

Dos veces a la semana, un grupo de jóvenes voluntarios distribuye cajas de comida a unas 100 familias que viven en el barrio pobre de Quarticciolo, a la salida oriental de Roma, para ayudarlos a sobrevivir en medio de la pandemia del coronavirus.

Los productos básicos provienen de granjeros locales, asociaciones y supermercados que han decidido ayudar, mientras miles de residentes que han sido gravemente afectados por el brote, luchan para llegar a fin de mes.

El bloqueo prolongado impuesto por el gobierno desde marzo en un desesperado esfuerzo por contener el contagio ha dañado severamente la economía italiana, lo que ha significado grandes pérdidas para las familias y trabajadores italianos más vulnerables.

La pandemia del COVID-19 ha cobrado más de 31.000 vidas en Italia, pero también ha profundizado los vacíos sociales existentes, exponiendo a los pobres a una marginalización aun más grande.

A finales de marzo, el gobierno del primer ministro Giuseppe Conte asignó EUR 400 millones (USD 432 millones) para cupones de alimentos en medio de los disturbios sociales en las regiones más pobres del sur. Conte dijo que EUR 4.300 millones se pondrían inmediatamente a disposición de los alcaldes para ayudar a sus ciudadanos.

Pero aquí, en el barrio de Quarticciolo, como en muchos otros suburbios de las ciudades más grandes de Italia, ese dinero nunca se materializó.

Cajas vacías

“Estamos en un punto crítico: si nuestra ayuda fue suficiente cuando esto empezó, dos meses después, ya no es suficiente”, dijo Pietro Vicari, un residente de 30 años que lidera el grupo de voluntarios que organizan la distribución de comida.

“Las personas son dejadas a su suerte con su desesperación. Estas cajas están muy vacías para ellos”.

A principios de mes, en una silenciosa protesta en contra de la ausencia de las autoridades, un pequeño grupo de voluntarios y residentes apiló decenas de cajas vacías de frutas al frente de la alcaldía local. La manifestación fue monitoreada de cerca por decenas de policías.

“Il Quarticciolo”, un grupo de casas color ocre con una historia reciente de allanamiento de morada y decadencia suburbana, tiene un fuerte pasado político. Fue uno de los bastiones de la resistencia antifascista de Roma durante los años de la ocupación nazi en la década de 1940.

Ahora son en su mayoría hogares de familias con precarios estilos de vida y trabajos informales, que se encuentran privados de cualquier ingreso después de dos meses de encierro.

“Solo tres familias aquí reciben cupones de alimentos por medio de una aplicación de teléfono. Pero ni siquiera los pueden gastar”, explicó Vicari. “La ira y la impaciencia están aumentando. Las personas comienzan a mirar las cajas de sus vecinos con sospecha”.

Vicari señaló que las autoridades tanto locales como centrales son percibidas como distantes o que actúan con “una mezcla de incompetencia y malas intenciones”.

Trabajadores invisibles

Según el instituto de estadísticas de Italia, ISTAT, hay más de 3,5 millones de los que llaman “trabajadores invisibles” en el país, que son empleados informales y dependen de los ingresos ganados a diario.

Cerca de cinco millones de personas ya vivían en “absoluta” pobreza en Italia antes del brote.

Ahora, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos proyecta que cerca del 17% de los italianos se encuentran al borde de la pobreza debido a las restricciones de trabajo durante el bloqueo mientras Italia se enfrenta a su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial.

Las regiones más pobres son las del sur, en donde el desempleo en los jóvenes ha llegado al 50%. Se estima que es allí donde se verá el golpe más fuerte.

Quarticciolo alberga a muchos de estos precarios trabajadores que no tienen acceso a planes de asistencia financiera porque no cuentan con un empleo formal.

Los residentes le piden al gobierno actuar pronto. No solo con cupones de alimentos y medidas de emergencia, sino también con una estrategia a largo plazo que busque apoyar a la recuperación del barrio una vez la pandemia haya terminado.

Muchos se quejan que la llamada “segunda fase”, que empezó a principios de mayo con un levantamiento parcial del bloqueo, no ha cambiado en realidad nada. Recuerdan también a un residente de 33 años que murió en su casa por COVID-19.

“Ni siquiera hicieron pruebas a las personas que vivían en el edificio donde murió”, aseveró Vicari. “No hay prevención sanitaria aquí”.

Alessia Pontoriedo, de 33 años, es otra voluntaria que ayuda con la distribución semanal de alimentos. Ella señala que la situación en el vecindario se está deteriorando rápidamente.

La voluntaria habló frente a un imponente edificio conocido como “Casa del Fascio”, que fue construido en la era fascista para albergar a las autoridades locales. Ahora es uno de los edificios ocupados por Quarticciolo, cubierto de graffiti, y el comité de ciudadanos lo usa para sus reuniones.

“Queremos transmitir un mensaje claro: hemos hecho esta distribución como un acto de responsabilidad”, dijo Pontoriedo. “Pero no podemos reemplazar al Estado”.

Cupones perdidos

Hizo hincapié en que más de 160.000 personas eran elegibles para recibir los cupones de alimentos en el área urbana de Roma, pero solo se aceptaron 120.000 solicitudes, basados en criterios poco claros. Al final, dijo, solo se distribuyeron 25.000 cupones.

Según la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, para finales de abril, se habían distribuido 52.000 cupones a los ciudadanos. La alcaldesa, en medio de la presión de las crecientes críticas por el retraso en la distribución de los cupones, culpó a la región de Lazio por no haber entregado sus fondos en un típico conflicto entre poderes locales.

Sin embargo, para los voluntarios de Quarticciolo, el tiempo se está agotando.

“No creemos que esta pandemia pueda ser derrotada gracias a la buena voluntad de los ciudadanos”, escribieron en una carta abierta dirigida a las autoridades, en la que pidieron respuestas concretas.

“Queremos garantías. Entre los que esperan en fila se encuentran nuestros amigos, nuestros parientes, nuestros vecinos. En esa fila, nos encontramos cada uno de nosotros”.

Ver también: El batman enfermero que lucha contra el coronavirus en Italia.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

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