Mundo

El sacerdote mexicano que apoya a los migrantes y no teme a la muerte

Alejandro Solalinde dice que desde la Comisión de la Verdad, cargo ofrecido por el candidato presidencial de izquierda Andrés Manuel López Obrador, pisará los callos de los poderosos.

Alejandro Melgoza Rocha  | 07.06.2018 - Actualızacıón : 07.06.2018
El sacerdote mexicano que apoya a los migrantes y no teme a la muerte CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO, 6 DE JUNIO: el sacerdote Alejandro Solalinde dice que desde la Comisión de la Verdad, cargo ofrecido por el candidato presidencial de izquierda Andrés Manuel López Obrador, pisará los callos de los poderosos, Ciudad de México, México. (Alejandro Melgoza Rocha - Agencia Anadolu).

MÉXICO

Por: Alejandro Melgoza Rocha

A bordo del tren llamado “La Bestia”, cada año, miles de centroamericanos empiezan un viacrucis desde el sureste mexicano hasta Estados Unidos.

Este transporte de metal cruza cerca de 5.000 kilómetros por varias localidades, entre ellas, la de Ixtepec, Oaxaca, donde el sacerdote Alejandro Solalinde observó a los inmigrantes montados, llenos de polvo y afectados por el hambre y la sed.

Hace 12 años cuando el sacerdote había llegado a la parroquia de la comunidad no entendía qué sucedía, se encontró con una primera escena que le removió el corazón: un migrante desmayado, deshidratado, con los brazos extendidos. Para Solalinde fue como ver a Jesús cuando lo bajaron de la cruz.

Con el tiempo abandonó el statu quo de la Iglesia Católica y empezó a conocer el martirio que vivían los centroamericanos que pasaban por territorio mexicano.

En un día lluvioso, con un cuadro del Papa Francisco de fondo, Solalinde recibe a la Agencia Anadolu para hablar sobre sus enseñanzas y su camino, en el que no le teme a nada.

Se convirtió en el defensor de los migrantes, que se enfrenta tanto a los policías mexicanos como a sicarios y funcionarios corruptos. 

Ha vivido con amenazas de muerte y afirma que se volvió una piedra en el zapato para los que se lucran con la desesperación de los migrantes. 

Formado desde la teología de la liberación, Solalinde dice que estos años son solamente “un ensayo de la tragedia”, porque ahora viene la verdadera batalla: pisarle los callos a los poderosos. 

Actualmente el sacerdote es acompañado por escoltas y desde que aceptó dirigir la Comisión de la Verdad, ofrecida por el equipo del candidato presidencial de izquierda mexicano, Andrés Manuel López Obrador, las amenazas de muerte llegan en cantidades. 

Génesis 

En el año 2006 el padre Alejandro Solalinde arribó a la localidad de Ixtepec como párroco y encontró a muchos salvadoreños, guatemaltecos y hondureños. Ese mismo año empezó a levantar un albergue que nombró “Hermanos en el camino”, donde los atendía con los pocos recursos que había. 

Comenzó a darse cuenta de que esa ruta inmigrante la dominan organizaciones delictivas como Los Zetas. 

Este grupo criminal, según Solalinde, descubrió “que les podían sacar dinero aunque fueran pobres” y por ello eran blancos perfectos para extorsiones, asaltos, explotación laboral y sexual, así como reclutamiento forzoso. 

Pidió permiso a las autoridades sacerdotales para acompañar a los migrantes a bordo de “La Bestia”. Identificó la red de crimen organizado compuesta por los Zetas en contubernio con la Mara Salvatrucha, así como con funcionarios mexicanos que se lucraban con migrantes. 

Uno de los modus operandi era que “los mareros” notificaban cuando los centroamericanos cruzaban, después las autoridades los detenían y los trasladaban a casas de seguridad del cártel. 

“Puse cuatro denuncias contra Los Zetas y nunca se hizo justicia. Era el crimen organizado el que manejaba a las instituciones. Dije: mañana no voy a vivir, sentí una sensación de premuerte”, comenta. 

Empezó a buscar a los policías que trabajaban para las organizaciones y los amenazaba con exhibirlos ante los medios. El padre recuerda que en el año 2009 habían contratado a un sicario para asesinarlo, aunque finalmente no sucedió por órdenes de un mando criminal. “Nunca sabré por qué”, dice. 

América Latina, Romero y el Papa Francisco

Nacido un 19 de marzo de 1945 en el seno frío de Toluca, Estado de México, Solalinde, como cualquier sacerdote, empezó a entrar en una zona de confort, pero la teología fue lo que poco a poco lo acercó a la labor social. 

Por ello, confiesa que tiene un gran reproche contra la Iglesia: “Les achaco el haber trabajado con la gente más rica y haber generado una oligarquía y una plutocracia; una desigualdad brutal que ya domina la clase política”.

A ello se suma, dice, que se ha enseñado a los feligreses un “Jesús oficial que justifica el dinero, el poder, y prácticamente los reduce a clientes, para comprar bautizos, bodas, primeras comuniones, entre otras celebraciones eucarísticas". 

Sin embargo, para el padre la llegada del argentino papa Francisco, es un momento histórico, sobre todo contra los actos de impunidad en América Latina. 

Pone de ejemplo el anuncio de la canonización del padre salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, un luchador social que fue asesinado en 1979. “Es un acto de justicia del Vaticano hacia América Latina, pero también es un acto de justicia para personas que lucharon por la justicia por décadas, contra los regímenes de seguridad nacional, contra esas oligarquías al servicio de Washington para extraer las riquezas nacionales”. 

“Es una voz profética acallada en su momento y también la de los padres jesuitas, junto con los laicos, que fueron asesinados en El Salvador”, agrega. 

Solalinde narra que conoció a Romero seis meses antes de que lo asesinaran. Afirma que tenía la convicción de “un pastor que perdió el miedo a base del dolor y sacó el miedo de la gente. El papa ha hecho un acto de justicia”. 

Otro cambio de paradigma fue el nombramiento del cardenal Gregorio Rosa Chávez, brazo derecho de Romero. 

“Cuando vivó Óscar Arnulfo Romero, el Vaticano no estaba con él. Desde el 17 de mayo del año pasado, el papa Francisco sí está con él, me lo expresó, me sentí tan gratificado de tener un papa como Francisco y por supuesto mi adición total a él”. 

Comisión de la Verdad con López Obrador

En marzo de este año, arrancada la precampaña, el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, propuso públicamente que de llegar a la Presidencia de México, el padre Solalinde encabezará la Comisión de la Verdad para el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, sucedido en 2014. 

El sacerdote, quien no niega su simpatía por López Obrador, aceptó la propuesta y por ello apunta que 12 años de “pastoral extrema”, sólo fueron “un ensayo, porque empiezan las cosas grandes”

“Si de verdad Dios quiere que sea el ombudsman (defensor), siguiendo los procedimientos de selección que tienen que seguirse, yo sería un ombudsman itinerante, yo no me quedaría en la oficina. Iría a ver todos los centros donde se están atropellando los derechos humanos”, explica. También agrega que no recibiría un sueldo. 

Sin miedo a pesar de las amenazas

Solalinde, a sus 73 años, muestra un rostro enérgico y actualmente no padece ninguna enfermedad o dolor, no teme a ninguna organización criminal o "narcopolítica". Si llegase a pasar, reza para sus adentros, “el que me envió, está conmigo”. 

Su única preocupación es “dejar solos a los migrantes”. No obstante se ha planteado: “Alejandro bájale, antes que estuvieras tu, había Dios y él se está preocupando. Tu no eres Dios y cuando te vayas, se va a seguir preocupando a través de otras personas porque nadie es indispensable”. 

Alejandro Solalinde no deja de tocar el nudo de la cruz que le recuerda esa “pastoral extrema” que predica. Expresa: “Sé que voy a pisar muchos callos, pero tengo que enseñar, aunque dure tres días en mi cargo, lo haré, lo voy a hacer bien”. 



El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.