El programa nuclear de Arabia Saudita preocupa a Israel y Estados Unidos
El reino saudí asegura que sus proyectos nucleares son civiles y que están dirigidos a la obtención de electricidad, a través de la energía nuclear, con el propósito de disminuir su dependencia del petróleo en la producción de energía.

ESTAMBUL
Las noticias salidas en la prensa estadounidense sobre la supuesta construcción de una planta de producción de óxido de uranio molido (Yellowcake, pastel amarillo en inglés), usado en el enriquecimiento de uranio, necesario para la fabricación de armas nucleares, cerca de la capital de Arabia Saudita, Riad, con la ayuda de China preocupa seriamente a las administraciones de Estados Unidos e Israel.
La cooperación entre China y Arabia Saudita no estaría limitada a la energía nuclear, sino que también se extendería al desarrollo y producción de misiles balísticos en otra fábrica, cuyo diseño se asemeja a la de una fábrica en Pakistán activa desde 1990.
Israel y Estados Unidos temen que Arabia Saudita busque dotarse de misiles balísticos con ojivas nucleares.
Todos los informes publicados hasta 2016 indican que Arabia Saudita posee una infraestructura básica para el desarrollo de energía nuclear y que carece de los recursos necesarios para desarrollar armas nucleares sin el apoyo externo.
Arabia Saudita podría dotarse de la capacidad de enriquecer uranio, así como la de desarrollar armas nucleares en pocos meses con la ayuda de China y, en el caso de que decidiera, no atenerse al Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT).
El reino saudita asegura que sus proyectos nucleares, los cuales se iniciaron en 2006, son civiles y que están dirigidos a la obtención de electricidad a través de la energía nuclear, sobre todo para sus plantas desalinizadoras y con el propósito de disminuir su dependencia del petróleo en la producción de energía.
En este marco, Arabia Saudita ha firmado acuerdos de cooperación bilateral con países como Francia, Argentina, Corea del Sur y Kazajistán con el objetivo de construir 16 reactores nucleares hasta 2040, con una inversión de USD 80.000 millones.
No obstante, estos proyectos podrían desembocar en una carrera armamentística nuclear con Irán, especialmente ante la creciente tensión entre ambas naciones.
En declaraciones al canal de televisión CBS estadounidense en 2018, el príncipe heredero de la corona saudí, Mohamed bin Salmán, afirmó que su país se dotará del arma nuclear si Irán lo hace.
Las preocupaciones de Israel sobre una posible carrera armamentística nuclear entre Irán y Arabia Saudita aumentaron cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirarse, unilateralmente, del acuerdo nuclear con Irán en 2018.
Israel sigue de cerca y con mucho cuidado el programa nuclear de Arabia Saudita, el aliado más cercano de Emiratos Árabes Unidos (EAU) con el que recientemente ha firmado un acuerdo de paz por el cual ambos normalizan sus relaciones.
La postura nuclear saudita puede tener como fin querer dotarse de una fuerza disuasoria ante cualquier amenaza, firmar un acuerdo de defensa mutua con un país nuclear y liderar los esfuerzos internacionales por desnuclearizar la región.
Existen numerosos informes que señalan al papel de Arabia Saudita en el programa de desarrollo de la bomba atómica de Pakistán, en los años ochenta, como una forma de lograr cierta disuasión ante las amenazas externas.
Se piensa que China proporcionó uranio enriquecido a Pakistán para su proyecto nuclear en el marco de un programa secreto, mientras que Arabia Saudita aportó dinero, alegación que Riad desmiente.
Aunque las administraciones de Riad e Islamabad no siempre mantengan buenas relaciones, es verdad que los oficiales saudíes sí que mantienen unas relaciones robustas con la cúpula militar de Pakistán.
*Traducido por Daniel Gallego.
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