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El fracaso de la Primavera Árabe ha favorecido a las monarquías del Golfo

Después de diez años de las protestas, expertos aseguran que, con su fortaleza económica, los estados del Golfo han adquirido más importancia en la región.

Zehra Nur Düz  | 29.12.2020 - Actualızacıón : 30.12.2020
El fracaso de la Primavera Árabe ha favorecido a las monarquías del Golfo “La Primavera Árabe mostró claramente la alianza de larga data entre los regímenes autocráticos y los actores que apoyan a estos regímenes en el escenario internacional para obstaculizar la expansión y consolidación del proceso de democratización y reforma”, afirmó Mustafa Yetim, miembro de la facultad de la Universidad Eskisehir Osmangazi y especialista del Centro de Estudios de Oriente Medio (ORSAM). (Archivo Agencia Anadolu)

ANKARA

Hace una década, la última semana de diciembre llegó con esperanza para el Medio Oriente con escenas de protestas masivas que cobraron impulso y pronto se conocieron como la Primavera Árabe.

Diez años más tarde, los expertos creen que el fracaso de este movimiento ha llevado a los principales actores árabes de la región del Golfo a expandir su influencia. Pero al mismo tiempo, su prisa por normalizar las relaciones con Israel, cediendo así ante las presiones de Estados Unidos y Occidente, también expone su vulnerabilidad y fragilidad.

En declaraciones a la Agencia Anadolu, Muhammed Huseyin Mercan, de la Universidad de Mármara de Estambul, explicó que se han producido cambios significativos en la dinámica básica de la política regional en el Medio Oriente en la última década desde el levantamiento.

La región del Golfo, tradicionalmente dominada por Arabia Saudita, vio el ascenso de Catar y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Estas naciones han creado un nuevo equilibrio regional de poder y han ganado un lugar más importante en la región, señaló Mercan.

Siete estados árabes bordean el Golfo Pérsico, a saber: Bahréin, Kuwait, Irak, Omán, Catar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Todos estos estados, excepto Irak, son parte del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG).

Entre estos países, el académico dijo que Catar y Emiratos Árabes Unidos pudieron sacar ventaja de la Primavera Árabe, aunque emplearon diferentes percepciones y estrategias políticas.

Para mantener el status quo en los países que fueron sacudidos por el movimiento, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos prestaron apoyo a los miembros del régimen y a los elementos de oposición secular, fortaleciendo así su influencia en la región.

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Catar, por otro lado, consolidó su poder al tomar partido por los grupos de oposición islamistas, agregó el académico.

Desde entonces, las monarquías del Golfo han estado tratando de llenar el vacío de poder creado por el dominio surgido en las calles y mantener el equilibrio regional, según Mercan.

“Se han esforzado por desempeñar un papel más activo en la región maximizando sus intereses, para crear un nuevo mecanismo de equilibrio en sus relaciones con las potencias globales”, sostuvo.

Ecuación de potencia del Golfo

El ascenso de los estados del Golfo en la ecuación de poder de Oriente Medio había comenzado con la invasión estadounidense de Irak en 2003. Según el académico, la Primavera Árabe aceleró el proceso de su ascenso y se convirtió en una especie de punto de inflexión, llevándolos a consolidar posiciones en la región con su capacidad financiera y las relaciones que habían establecido con las potencias globales.

“La Primavera Árabe mostró claramente la alianza de larga data entre los regímenes autocráticos y los actores que apoyan a estos regímenes en el escenario internacional para obstaculizar la expansión y consolidación del proceso de democratización y reforma”, afirmó Mustafa Yetim, miembro de la facultad de la Universidad Eskisehir Osmangazi y especialista del Centro de Estudios de Oriente Medio (ORSAM).

De acuerdo con Yetim, en comparación con otros regímenes autocráticos de la región, los miembros del CCEAG tuvieron más éxito en mantener la “estabilidad monárquica” en sus países.

Debido a sus economías ricas basadas en recursos petroleros y energéticos, las naciones del CCEAG no fueron testigos de fuertes levantamientos.

Si bien países como Turquía, Irán y Egipto son generalmente aceptados como actores centrales en la política de Oriente Medio y África del Norte, el movimiento de democratización árabe convirtió a los países del CCEAG en un nuevo centro de poder en la región debido a las alianzas estratégicas y la competencia.

“Egipto, que alguna vez fue una potencia importante en la configuración de la política regional, se ha convertido en un actor secundario que solo aprueba las políticas regionales de la alianza Arabia Saudita-Emiratos Árabes Unidos después de que un golpe militar derrocara al primer presidente democráticamente electo del país, Mohammad Morsi, en 2013”, agregó Yetim.

Los acuerdos de normalización exponen la fragilidad

El experto dijo que a pesar de que estos estados del CCEAG garantizan su estabilidad monárquica, su tendencia a vincularse con diferentes compromisos regionales y globales indica que su “estabilidad relativa” se mantiene en un terreno frágil.

Con respecto a la reciente tendencia de normalizar las relaciones con Israel en el mundo árabe, Mercan indicó que de esta manera países como Emiratos Árabes Unidos y Bahréin están apuntando a fortalecer su posición en la región obteniendo más apoyo de los actores globales.

Según Yetim, la normalización de las relaciones con Israel por parte de algunos líderes árabes estaba vinculada a las presiones provenientes de Estados Unidos y otras naciones occidentales y para mantener el status quo y asegurar la continuidad de sus regímenes.

“A través de su acuerdo de normalización con Israel, Sudán, por ejemplo, da un paso para unirse al mundo occidental para salvar al país de la reciente crisis sistémica”, aseveró.

Además, los recientes acuerdos de normalización con Tel Aviv por parte de países árabes, como Emiratos Árabes Unidos, pueden verse como parte de sus esfuerzos para limitar la influencia regional de la alianza entre Turquía y Catar, sugirió Yetim.

Emiratos Árabes Unidos ha estado en cooperación con regímenes autocráticos y anti-revolución en Libia, Egipto, Siria y Túnez, según el experto, para evitar la consolidación del eje turco-catarí en la región.

Yetim añadió que por medio del acuerdo de normalización con Israel, Emiratos Árabes Unidos planea cambiar la balanza regional de poder a favor del ala saudita/emiratí.

Israel y Emiratos Árabes Unidos firmaron un acuerdo impulsado por Estados Unidos en septiembre para normalizar sus relaciones, una medida que fue replicada por Bahréin y Sudán, y recientemente Marruecos.

Los acuerdos de normalización han generado una condena generalizada de parte del pueblo palestino, que asegura que los acuerdos ignoran sus derechos y no sirven a la causa palestina.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

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