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El Eid al-Fitr recuerda cómo privaron de sus hogares a los rohinyá

"Puedo realizar mi oración de Eid aquí sin ningún miedo de ataque", manifestó uno de los musulmanes refugiados que vive ahora en Bangladés tras ser expulsado de su hogar en Birmania.

Md. Kamruzzaman  | 05.06.2019 - Actualızacıón : 06.06.2019
El Eid al-Fitr recuerda cómo privaron de sus hogares a los rohinyá Según la ONU, alrededor de 820.000 rohinyás han salido de Birmania para buscar refugio en Bangladés. (Masfiqur Sohan - Agencia Anadolu)

Bangladés

Jaber Hossain, uno de los más de un millón de refugiados rohinyá en Bangladés, está celebrando la festividad del Eid al-Fitr en un hacinado campamento ubicado en el distrito de Cox’s Bazar, sin embargo, está feliz de poder celebrar una de las fechas más importantes del islam.

“Puedo realizar mi oración de Eid aquí sin ningún miedo de ataque, y no tenemos que seguir dependiendo de algunos de los de nuestro pueblo para que nos protejan al momento de las oraciones del Eid como lo teníamos que hacer en Birmania”, dijo Hossain en declaraciones a la Agencia Anadolu.

El refugiado relató que cuando vivía en Birmania, el Adhan, o llamado a la oración, estaba prohibido en la mayoría de mezquitas por orden de las autoridades birmanas.

“Los budistas extremistas nos buscaban frecuentemente, nos reprendían y nos agredían físicamente mientras íbamos de camino a la mezquita y de camino a nuestro hogar después de la oración”.

“Ahora entiendo lo privados que estábamos en Birmania como musulmanes”, expresó Hossain, y agregó que el poder practicar su religión allí sin ningún tipo de interrupciones es un gran consuelo para él durante el tiempo de Eid.

Los rohinyá, descritos por la ONU como el pueblo más perseguido del mundo, se han enfrentado a los crecientes miedos de ataques desde que decenas de personas fueran asesinadas en una violencia generalizada en 2012.

El 25 de agosto de 2017, el Ejército de Birmania lanzó una gran operación de represión en contra de la minoría étnica musulmana, que causó la muerte de aproximadamente 24.000 civiles y forzó a otros 750.000 a huir hacia Bangladés, según un reporte publicado por la Agencia de Desarrollo Internacional de Ontario (OIDA).

La ONU documentó violaciones masivas, asesinatos (incluso de bebés y niños pequeños), brutales palizas y desapariciones cometidas por fuerzas de seguridad.

“Bangladés no es mi país. Estamos viviendo aquí por la piedad de otros. Queremos regresar a nuestro país, pero primero necesitamos una ciudadanía, derechos y seguridad”, aseguró Mahmud Ullah a la Agencia Anadolu.

“El Eid es para el pueblo libre que tiene su hogar propio, tierra e identidad. No es para nosotros. Nosotros no somos libres. Somos como prisioneros”.

A pesar de su frustración, Ullah logró comprar un vestido nuevo para su hijo. Pero su vecina en el campamento, Hamida Khatun, no pudo comprar nada para sus dos hijos.

El esposo de Khatun, Mohammad Toyab, fue asesinado por el ejército de Birmania en 2017 cuando huían de la represión en Rakáin.

“Qué vida tan feliz tuve. Mi esposo trabajaba en el campo y yo estaba en casa. Llegaba por la noche y ambos cuidábamos a nuestros bebés. Ahora estoy sola. No tengo un hogar, ninguna propiedad, nadie con quien compartir mis penas”, dijo Khatun.

Algunas agencias de ayuda y organizaciones no gubernamentales que trabajan en los campamentos rohinyá en Bangladés ya han distribuido ayuda especial a los refugiados.

“Durante el mes sagrado del Ramadán, hemos distribuido ayuda mensual dos veces, incluido un paquete especial con motivo del Eid”, indicó Saiful Islam Doyal, coordinador asistente de la Agencia de Cooperación y Coordinación de Turquía (TIKA).

El funcionario agregó que alrededor de 24.000 rohinyás de 5.000 familias han sido cubiertos bajo el esquema de ayuda en el campamento Balukhali en Cox's Bazar.

“Un total de 12 artículos, incluidos cinco kilogramos de cebollas, cinco kilogramos de azúcar, tres litros de leche y cinco paquetes de semai o fideos, se han distribuido como alivio especial del Eid”, agregó Doyal.

Pero la frustración entre el pueblo rohinyá aumenta día a día debido a la incertidumbre sobre el regreso seguro a su país de origen, con dignidad y derechos de ciudadanía.

En noviembre de 2017, Bangladés y Birmania acordaron comenzar a repatriar a los refugiados rohinyá dentro de los dos meses posteriores a las conversaciones entre la líder de facto de Birmania, Aung San Suu Kyi, y el ministro de Asuntos Exteriores de Bangladés, A.H. Mahmood Ali.

Pero debido a las preocupaciones internacionales sobre temas de seguridad y dignidad, el proceso de repatriación se ha retrasado y no hay ninguna señal visible de que comience en un futuro cercano.

El primer ministro de Bangladés, Sheikh Hasina, emitió tres recomendaciones a la ONU en septiembre pasado para resolver la crisis de los rohinyá, incluida la abolición de las leyes, políticas y prácticas discriminatorias de Birmania contra los rohinyá, creando un entorno propicio dentro del país para garantizar su protección, los derechos y un camino hacia la ciudadanía para todos los rohinyá y un juicio justo por las atrocidades de Birmania en Rakáin, después de las recomendaciones de la misión investigadora del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Birmania.

Pero las autoridades de este país aún consideran al pueblo rohinyá como bengalí ilegal y no han mostrado ninguna inclinación por eliminar la controvertida Ley de Ciudadanía de 1982.

Amnistía Internacional dijo en un informe en febrero del año pasado que las violaciones de derechos humanos continúan en el estado de Rakáin.

“El ejército birmano está bloqueando el acceso a los alimentos y bombardeando las aldeas y 5.200 personas han sido desplazadas desde diciembre de 2018”, agregó Amnistía Internacional.

Joseph Surjamoni Tripura, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Bangladés, le dijo a la Agencia Anadolu que la mejor opción era que pudieran regresar a su país de origen con seguridad y dignidad y celebrar el Eid.

“A lo largo de todo el mes del Ramadán, hemos realizado una campaña entre los rohinyá para mantener viva su esperanza y eliminar la frustración”, dijo el portavoz, y agregó que la Comisión de Derechos Humanos también ha celebrado algunas cenas de iftar con los rohinyá.

Los rohinyá están frustrados por su futuro y “el principal desafío para nosotros es mantener viva su esperanza”, según Tripura.

"¿Qué sienten los rohinyá? Quieren una repatriación pacífica con seguridad y derechos. Hasta que esto se cumpla, la educación adecuada es una necesidad para los más de 500.000 niños menores de 12 años".

“Por favor, hagan algo para construir un buen futuro al menos para nuestros hijos”, pidió Nasima, madre de cuatro niños.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

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