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El coronavirus ha frenado la temporada de festividades en Afganistán

Los temores por la propagación del COVID-19 han puesto a prueba el frágil sistema de salud del país.

Shadi Khan Saif  | 10.03.2020 - Actualızacıón : 10.03.2020
El coronavirus ha frenado la temporada de festividades en Afganistán Las autoridades de salud afganas también han sugerido a las personas que no celebren la festividad anual de primavera conocida como Nouruz (en la foto), y que no asistan a picnics concurridos y otros lugares públicos. (Sayed Khodaberdi Sadat - Agencia Anadolu)

KABUL, Afganistán

Con pánico por el brote de coronavirus que se expande principalmente en el vecino Irán, los afganos evitan los días festivos de primavera y rompen con la tradición arraigada de saludos cálidos.

Con cada día que pasa, las ondas de choque de la propagación del nuevo virus conocido como COVID-19 resuenan aún más en el país devastado por la guerra con su frágil sistema de salud después de confirmar al menos tres casos y más de 60 posibles.

Salas de sauna desiertas

Normalmente los elegantes barrios occidentales del centro de Kabul son animados y están llenos de jóvenes que se dirigen a cafeterías, mercados y, más recientemente, a salas de sauna en expansión para disfrutar y relajarse en baños de vapor [baños turcos] y grandes piscinas.

Pero en las últimas dos semanas, se ha registrado una caída evidente en los visitantes.

“La mayoría de nuestros clientes son jóvenes y personas educadas que conocen las noticias y los asuntos actuales y son sensibles [con respecto a su salud]. Desde que este virus maligno llegó a Afganistán, nuestro negocio se ha reducido”, explicó Ghulam Hussain, gerente de un sauna en Kabul.

“Nuestras ganancias han caído significativamente, ya que este es usualmente el punto álgido de nuestra temporada de negocios previo a primavera y verano, cuando el clima es más cálido y los visitantes son menos de todas formas”, dijo Hussain a la Agencia Anadolu.

Una sombra oscura se posa sobre el Nouruz

Afganistán se enfrenta al crudo desafío que supone el COVID-19 al menos tres meses después de que el virus se detectó por primera vez en diciembre de 2019 en China.

La eminente amenaza forzó eventualmente a las autoridades afganas a actuar cuando el virus llegó a la frontera occidental con Irán después de que Teherán anunció sus primeros casos confirmados en febrero.

El ministro de Salud Pública de Afganistán, Ferozuddin Feroz, confirmó su primer caso en el país el 24 de febrero.

“No hay que entrar en pánico… sugerimos firmemente a los afganos a evitar viajes innecesarios a Irán, además de contactos físicos y congregaciones”, declaró el ministro en una rueda de prensa televisada.

Las autoridades de salud afganas también han sugerido a las personas que no celebren el año nuevo, la festividad anual de primavera conocida como Nouruz, y que no asistan a picnics concurridos y otros lugares públicos.

En este punto del año, las personas que por lo general organizan picnics acuden por lo general a la ciudad de Mazar-e-Sharif y los valles cercanos del norte del país para celebrar la llegada de la primavera.

“Con respecto al Nouruz, aconsejamos a las personas que no asistan a reuniones masivas. Es mejor no asistir al festival porque hay posibilidades de un brote de coronavirus. Somos enfáticos en que no acudan al festival”, dijo Feroz.

Un frágil sistema de salud que ha sido puesto a prueba

En su reporte más reciente, Médicos Sin Fronteras explicó que los más de 40 años de conflicto e inestabilidad han dejado la economía e infraestructura de Afganistán en ruinas y millones de personas dependen de asistencia humanitaria.

Según el reporte, emitido el 5 de marzo, los afganos siguen luchando para obtener acceso a servicios de atención médica debido a la persistente violencia, una pobreza generalizada y un débil sistema de salud pública.

Con los escasos recursos, el Gobierno afgano ha destinado unos USD 25 millones a medidas para combatir la potencial propagación del virus desde Irán hacia su población de unos 35 millones de habitantes.

En ese orden de ideas, se ha adecuado un hospital de 200 camas para estos propósitos en la capital, Kabul, y dos más en las provincias de Herat y Nimroz, limítrofes con Irán.

En paralelo con el aumento de los casos presuntos y confirmados de coronavirus en Irán, el número de afganos que regresan desde este punto también ha ascendido. Según el Ministerio de Refugiados y Repatriación de Afganistán, más de 50.000 ciudadanos han regresado desde Irán solo en las últimas dos semanas.

Aún así, de acuerdo con funcionarios de salud, solo algunas personas están considerando los consejos sanitarios y toman medidas como usar máscaras, lavar con frecuencia sus manos y alejarse de la arraigada tradición de los saludos cálidos, que por lo general incluyen un abrazo y un fuerte apretón de manos entre hombres y besos en las mejillas seguidos por un apretón de manos entre las mujeres.

“El nivel de conciencia sigue siendo muy bajo. Mi gente está vulnerablemente expuesta al virus”, dijo el doctor Nazeer Ahmad, miembro del comité de control del coronavirus, en declaraciones a la Agencia Anadolu.

Reconociendo la urgente necesidad de ser cuidadosos, el presidente Mohammad Ashraf Ghani tuvo que ordenar a los ministros de su gabinete la semana pasada renunciar, al menos por ahora, a la tradición de los saludos cálidos.

“La primera necesidad clara es cambiar la cultura de la administración. Por favor eviten saludarse de manos y abrazarse”, dijo Ghani durante una sesión de su gabinete.

*Traducido por Daniela Mendoza.

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