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Disputa por la embajada de Venezuela en Washington entra en su tercera semana

Militantes chavistas que rechazan el reconocimiento de Guaidó como presidente interino ingresaron en la sede diplomática el pasado 10 de abril por “invitación” de Maduro, mientras exiliados opositores acampan en las aceras desde el 30 de abril.

Francisco Seminario  | 14.05.2019 - Actualızacıón : 14.05.2019
Disputa por la embajada de Venezuela en Washington entra en su tercera semana Anne Wright, militante de Code Pink y Veteranos por la Paz, dos de las organizaciones estadounidenses que rechazan el reconocimiento del gobierno de Guaidó por parte de la administración de Donald Trump, hace declaraciones a la prensa en frente de la embajada de Venezuela en Washington, en el barrio Georgetown de la capital estadounidense. (Francisco Seminario - Agencia Anadolu)

Washington DC

Por: Francisco Seminario

La pelea que protagonizan grupos militantes a favor y en contra del autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, por el control de la sede de la embajada venezolana en Washington entró este lunes en su tercera semana, bajo una lluvia persistente y en medio de una tensión que quebró indefinidamente la tranquilidad habitual de Georgetown, un barrio residencial e histórico de la capital estadounidense.

El pulso, que refleja en pequeña escala las tensiones que se viven en Venezuela, se juega desde hace dos semanas frente a la entrada principal del edificio con gritos, cánticos y banderas que ambos grupos despliegan a muy pocos metros, uno del otro, sobre la calle 30 y en el frente de la embajada.

“Paren el golpe”, exige una enorme pancarta que cuelga en lo alto de la fachada principal y llama a la resistencia frente al intervencionismo de Estados Unidos. “No más represión”, parece responderle un cartel ubicado cerca del ingreso, junto a otro que reclama que “Rusia, Cuba, China e Irán saquen sus manos de Venezuela”. Las posturas parecen irreconciliables.

La presencia policial es permanente frente a la sede diplomática, ubicada en uno de los sectores más caros de la ciudad, y ninguna de las partes parece dispuesta a ceder. Cada tanto, los policías se ven obligados a intervenir para evitar que la situación se desborde. La tensión se siente en el aire.

“Están decididos a quedarse hasta que haya una solución”, le dijo a la Agencia Anadolu Anne Wright, militante de Code Pink y Veteranos por la Paz, dos de las organizaciones estadounidenses que rechazan el reconocimiento del gobierno de Guaidó por parte de la administración de Donald Trump y que hace poco más de un mes, desde el pasado 10 de abril, ingresaron en la sede diplomática por “invitación” del régimen de Nicolás Maduro.

“Están autorizados por Maduro, que los invitó a hacer una protección civil del edificio y de los bienes venezolanos”, explicó Wright, una exdiplomática que abandonó su cargo en el Departamento de Estado en 2003, en desacuerdo con la campaña militar estadounidense en Irak.

Hay una decena de militantes en el interior de la embajada, según indicó la militante, todos ellos ciudadanos estadounidenses, y varias decenas más al otro lado de la calle, detrás del vallado policial, desde donde gritan consignas y exigen con un altavoz que Estados Unidos “quite las manos de Venezuela”.

En frente, a las puertas de la embajada, están los partidarios de Guaidó. Son grupos de exiliados venezolanos que desde el 30 de abril acampan en la acera y en los laterales de la sede diplomática con el objetivo de “recuperarla” para el gobierno encargado que lidera el presidente de la Asamblea Nacional y su representante ante la Casa Blanca, Carlos Vecchio.

También ellos usan altavoces para denunciar los abusos del régimen y lo que consideran una “ocupación ilegal” de la embajada. Su estrategia ha sido hasta ahora tratar de impedir que los partidarios de Maduro puedan acercarle comida a quienes están dentro del edificio, para que se vean obligados a abandonar el inmueble, lo que derivó en peleas por ahora menores.

“No son rehenes, pueden salir a buscar comida si quieren”, señaló a la Agencia Anadolu Cathy Caminero, una de las primeras en llegar al lugar. Desde hace dos semanas, monta guardia sobre la acera y se reparte los turnos con otros integrantes de la diáspora venezolana que acampan en las inmediaciones. También ellos suman algunas decenas de militantes, dispuestos a resistir todo lo que sea necesario desde este inusual puesto de lucha.

Según denunció este lunes la organización Code Pink, en las últimas horas partidarios de Guaidó intentaron ingresar por la fuerza al edificio y provocaron daños que estimaron en unos USD 10.000. Aunque no aportó pruebas, su líder, Medea Benjamin, afirmó que forzaron ventanas y puertas y todo eso está siendo documentado.

“Nos preocupa que si el gobierno de Estados Unidos permite que las fuerzas de Guaidó ocupen esta embajada, entonces el gobierno de Maduro sienta que tiene que ocupar la embajada norteamericana, y eso podría ser el inicio de una intervención estadounidense que podría derivar en una guerra civil”, declaró Benjamin a la prensa sobre la acera opuesta a la sede diplomática.

“Eso es lo que estamos tratando de impedir”, añadió. Mientras la líder de Code Pink hablaba con la prensa, a sus espaldas continuaba la guerra de consignas entre los militantes de uno y otro lado, ante la mirada atenta de los policías. Ha sido así durante dos semanas y nada indica que la situación vaya a cambiar.

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