El expresidente de la compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, llegó en la madrugada de este viernes a México extraditado desde España, para comparecer ante la justicia mexicana por un caso de sobornos de la compañía brasileña Odebrecht, sin embargo, no llegó directamente al Reclusorio Norte como se había planeado, sino fue ingresado a un hospital por anemia.

Tras llegar procedente de Madrid y después de realizarse un chequeo médico, las autoridades determinaron que el empresario Lozoya tenía “anemia desarrollada y problemas sensibles en el esófago”, según un perito médico de la Fiscalía General de la República (FGR).

En su cuenta de Twitter, la FGR declaró que después de la revisión, la familia del “extraditado pidió y se le autorizó, que un médico particular hiciera también una revisión, en la que encontró los mismos síntomas. Por lo que, el Ministerio Público Federal (MPF) ordenó su traslado a un hospital, donde permanecerá en calidad de detenido bajo estricta vigilancia policiaca”.

Por consiguiente, la audiencia de Lozoya fue aplazada, sin determinar una fecha exacta. El expresidente de Pemex se enfrentará a dos procesos penales por lavado de dinero, cohecho y ejercicio indebido del servicio público.

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Lozoya fue directivo de la estatal mexicana entre 2012 y 2016. Había sido arrestado en España a mediados del pasado mes de febrero por su presunta vinculación con Odebrecht.

El exdirectivo ha sido señalado por la Fiscalía de haber recibido sobornos por parte de Odebrecht y de haber participado en una compraventa irregular de una planta de fertilizantes.

Los sobornos en México por parte de Odebrecht se calculan por USD 10,5 millones, entre 2010 y 2014. La mayoría de los pagos estarían vinculados con Lozoya, que también fue jefe de asuntos exteriores de la campaña de Enrique Peña Nieto en 2012.

Lozoya ha rechazado las acusaciones y ha acordado cooperar con la investigación.