Culmina la polémica gira del papa Francisco por Perú y Chile
El máximo jerarca de la Iglesia católica visitó estos países andinos entre el 15 y el 21 de enero.

BOGOTÁ, Colombia
La gira papal en Chile y Perú terminará este domingo en Lima, donde el sumo pontífice realizará una misa en el Santuario del Señor de los Milagros, mantendrá un encuentro con el Clero peruano y, finalmente, oficiará una misa en la base área Las Palmas.
Desde el 15 de enero, Jorge Mario Bergoglio llegó a Chile en medio de un ambiente tenso por las numerosas iglesias que habían sido quemadas y por la ocupación de la nunciatura apostólica por parte de la Asociación Nacional de Deudores Habitacionales (Andha Chile), quienes protestaron por los altos gastos de la vista papal (USD 6 millones).
Para calmar los ánimos y recibir al papa sin mayores percances, la saliente presidenta de Chile, Michel Bachelet, intervino y pidió serenidad a los opositores de Bergoglio, aunque las manifestaciones contra la llegada del líder del Vaticano tenían tintes más políticos que económicos.
En su segundo día en Chile, durante la visita a la ciudad de Temuco, el papa Francisco almorzó con ocho indígenas de diferentes comunidades mapuches (7% de la población del país) para apaciguar los ánimos de esta etnia marginada, que incitó las protestas violentas contra su llegada.
En el encuentro los mapuches le solicitaron a Francisco que reconozca el “genocidio mapuche”, e incluso le pidieron que se pronuncie ante el Gobierno para que este les pague una indemnización por las numerosas muertes producidas a lo largo de la historia contra la comunidad, compuesta por un millón de indígenas.
Otro de los grandes retos para Francisco en el país austral fue afrontar la baja credibilidad que tiene la Iglesia católica por cuenta de la pederastia. Desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), los escándalos sexuales de miembros eclesiásticos contra menores de edad son una gran mancha que opaca la imagen de la iglesia en Chile.
De hecho en las últimas dos décadas fueron condenados por abusos sexuales cuatro obispos, 66 clérigos y un diácono.
En medio de esta crisis, salió a flote el caso del llamado “señor de los infiernos”, Fernando Karadima, considerado el religioso pederasta que más daño causó en Chile.
El papa defendió al obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales de Karadima. El pontífice afirmó que “el día que me traigan una prueba contra el obispo Juan Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia ¿Está claro?".
El mismo director de la comisión que investiga la pederastia en el Vaticano, Sean O’ Malley, dijo que las palabras de Bergoglio fueron una “fuente de gran dolor para sobrevivientes de abuso sexual", y agregó que los fracasos de la Iglesia en cuestión de abusos a menores de edad desvirtuaron la legitimidad de la Iglesia católica en el mundo.
Su visita a Perú
El jueves 18 de enero, Francisco arribó a Lima, Perú, en un ambiente distinto. El papa fue recibido por 4.000 indígenas representantes de los pueblos de la Amazonía.
En medio de bailes y manifestaciones de afecto, Francisco afirmó que los pueblos amazónicos nunca habían estado amenazados como en la actualidad y cuestionó las políticas medioambientales que afectan la selva amazónica peruana.
En Puerto Maldonado, el papa almorzó con 11 indígenas. Allí pidió que se reconozca a las comunidades indígenas como interlocutores y no como minorías. “Todos los esfuerzos que hagamos por recuperar la vida de los pueblos amazónicos serán siempre pocos”, afirmó.
El papa también exhortó al pueblo peruano para que frene tradiciones machistas que degradan a la mujer y criticó las posturas médicas que promueven la esterilización de mujeres indígenas.
Finalmente, en el Palacio de Gobierno de Lima, el papa aprovechó su discurso para cuestionar “un virus social” que infecta a Perú: la corrupción.
Francisco, en una pulla directa al presidente Pedro Pablo Kuczynski, manifestó que la corrupción es el fenómeno que más daño le hace a los pueblos latinoamericanos.
Kuczynski enfrentó en el Congreso un proceso de destitución presidencial por unos supuestos pagos millonarios hechos por la constructora Odebrecht a las empresas de consultoría Westfield Capital y First Capital, entre 2005 y 2006, en las que el actual presidente figuraba como accionista.
“La corrupción es un fenómeno que lo infecta todo, siendo la madre tierra y los pobres los más perjudicados”, fueron las palabras con las que el papa concluyó una visita que osciló entre el cariño peruano y el repudio de algunos chilenos.
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