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Científico turco habla de los ‘antivacunas' y su infructuosa lucha de más de dos siglos

"Gracias a las vacunas se evita que mueran tres millones de personas cada año", dice Ural Akbulut, investigador de la Universidad Técnica de Oriente Medio en Ankara, quien resalta su importancia para detener la pandemia del coronavirus.

Burak Dağ  | 16.12.2020 - Actualızacıón : 17.12.2020
Científico turco habla de los ‘antivacunas' y su infructuosa lucha de más de dos siglos (Abdullah Coşkun - Agencia Anadolu).

Ankara

Las teorías de conspiración de los grupos antivacunas, que han surgido una vez más en medio del brote de coronavirus, no han podido encontrar ninguna base científica en los casi dos siglos desde que se aplicó la primera vacuna moderna.

Así lo deja claro en diálogo con la Agencia Anadolu, el profesor doctor Ural Akbulut, investigador asociado del departamento de química de la Universidad Técnica de Oriente Medio con sede en Ankara. Dice que se aplicó por primera vez una vacuna contra la epidemia de viruela en China hace mil años y que las personas que sobrevivieron a la viruela hicieron polvo de las costras de sus heridas y lo soplaron en la nariz de sus hijos con una pajita. Luego, los niños contrajeron una forma leve de la enfermedad y, al recuperarse, fueron inmunes.

El científico confirma que la vacuna contra la viruela también se fabricó en Estambul a inicios de 1700. Akbulut asegura que Lady Montagu, la esposa del embajador de Gran Bretaña en el Imperio Otomano, vacunó a su hijo en Estambul en 1718. El médico de la embajada británica, Charles Maitland, también se enteró de la vacuna en Estambul y comenzó a administrarla en Gran Bretaña en 1721.

Akbulut asegura que en Estados Unidos se aplicó la primera vacuna contra la viruela, en Boston. "Un año después, sacerdotes fanáticos en Inglaterra comenzaron a decir que la vacuna iba en contra de la religión. Un sacerdote británico dijo que 'las enfermedades las envía Dios como castigo por nuestros pecados. La vacuna es maligna'".

Akbulut dice que la historia de la vacuna moderna se basa en Edward Jenner y la inoculación contra la viruela en el siglo XVIII.

"Jenner, un médico de Australia, se enteró en 1796 de que quienes ordeñaban vacas no contraían la viruela. Se dio cuenta que una lechera tomó pus de una ampolla de viruela vacuna en su mano y lo frotó en los rasguños del brazo del hijo de un jardinero y no contrajo la enfermedad. La compra de una vacuna procedente de piel de ganado atrajo la atención de sacerdotes fanáticos y personas sin educación, quienes reaccionaron y difundieron la idea de que "si se vacunan, los niños se verían como el ganado".

Los padres fueron obligados a vacunar a sus bebés en Gran Bretaña en 1853 y los niños menores de 14 años en 1867, por lo que en 1866 nació la National Anti-Vaccination League y en 1879, se fundó la Anti-Vaccination Society of America.

Akbulut dice que en 1885, en la ciudad de Leicester, Inglaterra, tres personas fueron detenidas por decir 'no vacunaremos a nuestros niños' con el apoyo de las asociaciones antivacunación.

En Brasil, el día en que se promulgó una ley de vacunación obligatoria en 1902, personas que vivían en barrios pobres y algunos soldados intentaron un levantamiento para manifestarse contra la vacunación masiva.

Akbulut afirma que a medida que las vacunas demostraron ser exitosas, en la mayoría de los países se aprobaron leyes que exigen la vacunación obligatoria.

“Con el tiempo, la oposición a las vacunas se desvaneció, pero cuando se observaron efectos secundarios en algunas vacunas combinadas, los antivacunas reaccionaron nuevamente en la década de 1970, pero la resistencia duró poco”, asegura el científico turco.

En 1998, el doctor Andrew Wakefield anunció que la vacuna combinada contra el sarampión, las paperas y la rubéola causaba autismo al exagerar los efectos secundarios y falsificar los registros del hospital. Wakefield publicó un artículo científico basado en esta afirmación, provocando una revuelta entre los círculos antivacunación.

Sin embargo, ese mismo año se comprobó que mentía y le quitaron la licencia para ejercer como especialista.

Akbulut señala la importancia de las vacunas contra el coronavirus para detener la pandemia. "Gracias a las vacunas se evita que mueran tres millones de personas cada año. Si la tasa de quienes reciben la vacuna alcanza el nivel objetivo, se evitará que mueran 1.5 millones más de personas. Por esta razón, recibir la vacuna COVID-19 es de gran importancia".

"Está científicamente aceptado que las tres vacunas desarrolladas recientemente son seguras y efectivas. Estas vacunas son avances importantes para que millones de personas continúen con sus vidas de manera saludable. Si continúan las campañas antivacunación, la pandemia de COVID-19 podría durar años y acabar con millones de vidas".

Ver también: Más de 137 mil personas en Reino Unido recibieron la vacuna contra el coronavirus.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.

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