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Centro médico en Yemen confirma que la mitad de los pacientes con COVID-19 pueden perder la vida

La organización Médicos Sin Fronteras en la ciudad de Adén dice que en tan solo un mes, 143 de los 279 pacientes contagiados fallecieron.

Ibrahim al Hazin  | 03.06.2020 - Actualızacıón : 04.06.2020
Centro médico en Yemen confirma que la mitad de los pacientes con COVID-19 pueden perder la vida Pacientes reciben tratamiento médico en el Hospital Al Sabeen en Saná, Yemen, el 1 de abril de 2019. Archivo (Mohammed Hamoud - Agencia Anadolu)

Yemen

La ONG internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) informa que entre el 30 de abril y el 31 de mayo, 143 de los 279 pacientes han perdido la vida en el centro para el tratamiento del COVID-19 en la ciudad de Adén, Yemen.

Las “personas mueren rápidamente, llegan en estado grave y es demasiado tarde. La gente intenta comprender por qué mueren tan rápido”, dice Thierry Durand, coordinador del proyecto de MSF que ha montado el centro sanitario.

“Solo vemos casos graves”, cuenta Durand. “A nosotros, los trabajadores de sanidad, nos hace sentirnos impotentes. No podemos hacer mucho más que darles oxígeno. Hay días que hemos tenido 13 muertes en un mismo día”, agrega Durand.

El centro tiene una tasa de mortalidad equivalente a la de las unidades de cuidados intensivos (UCI) en Europa y Estados Unidos. La diferencia de este centro en Adén es que no es un hospital bien equipado y bien financiado apoyado por una red de otros hospitales y servicios.

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Se trata de un centro sanitario restaurado de forma improvisada en un antiguo hospital oncológico, a las afueras de una ciudad cuyo sistema sanitario ha colapsado después de cinco años de guerra y cuyos habitantes se ven sumidos frecuentemente en la oscuridad por cortes de electricidad.

Hasta el momento, el centro es el único en Adén dedicado a tratar médicamente a pacientes con la COVID-19.

Por su parte, Khairil Musa, un especialista de UCI australiano que trabaja con MSF en Adén, dice que “reutilizan los equipos de protección personal (EPI) porque no tienen suficientes”. “Hay un acceso increíblemente limitado a las pruebas”, añade Musa.

“No tenemos suficientes ventiladores, necesitamos más concentradores de oxígeno y una cadena de suministro fiable”, indica Musa. “Reguladores, tubos, máscaras, no tenemos suficientes de todas estas cosas. Es un desafío enorme”, señala Musa.

El patio del centro está lleno de filas de cilindros de oxígeno, los 250 al día que el centro necesita. Un testimonio claro de la lucha de los pacientes en el interior para seguir respirando.

“La forma más sencilla de explicar el COVID es que el cuerpo no tiene suficiente oxígeno, y la forma de tratarlo es darle más”, explica Musa. “Suena simple, pero los pacientes requieren un nivel muy, muy alto de oxígeno”, asegura Musa.

Los pacientes en estado grave necesitan una gran cantidad de oxígeno por minuto y esto representa un enorme desafío para los médicos en términos de suministro en Adén.

“Los requerimientos de oxígeno dan miedo. No hay oxígeno centralizado, no hay oxígeno líquido, y aquí estamos en Adén, que tiene un cierto nivel en términos de disponibilidad de recursos, en términos de material y personal”, relata Durand. “Imagínate (la situación) en los otros lugares de Yemen”, dice el coordinador.

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“Nos turnamos para verificar los niveles de oxígeno de los pacientes”, cuenta Musa. “A veces los pacientes se ven bien, luego vuelves un momento después y están muertos, otros están jadeando, y son los que mueren rápido. Simplemente se cansan y dejan de respirar”, relata Musa.

Una mortalidad tan alta significa también tener problemas a la hora de gestionar los cadáveres.

“No tenemos una morgue en el centro”, dice Musa. “Hay un imam que viene a recoger los cadáveres para entregárselos a sus familiares, pero no hay suficientes personas para manejar los cuerpos, por lo que pueden permanecer (en el centro) por un tiempo”, afirma Musa.

Imágenes de drones tomadas por periodistas en otras partes de la ciudad muestran hileras de tumbas recién excavadas. Las cifras de las autoridades muestran que los entierros diarios en la ciudad han aumentado de un normal de 10 por día antes del brote a 80, incluso 90, por día en las últimas semanas.

“El personal de atención médica está sufriendo”, asegura Durand. “Sufren porque no pueden salvar a las personas, sufren por la cantidad de muertos”, agrega Durand.

A pesar de todo, el equipo del centro trabaja sin descanso para hacer todo lo posible por sus pacientes. “El problema es demasiado grande para resolverlo por nuestra cuenta”, sentencia Musa.

Un empobrecido Yemen se ha visto sacudido por la violencia desde 2014, cuando los rebeldes chiítas hutíes invadieron gran parte del país, incluida la capital, Saná, y el puerto de Al-Hudaydah, en el mar Rojo.

El conflicto escaló en 2015, cuando Arabia Saudita y sus aliados árabes-suníes lanzaron una campaña aérea masiva dirigida a reducir el avance de los rebeldes hutíes.

De acuerdo con la ONU, Yemen es el país que vive la peor crisis humanitaria en este momento. A medida que el conflicto entra en su sexto año, cerca de 14 millones de personas, el equivalente a la mitad de la población total del país, están al borde de la hambruna. Esto ha llevado a que la ONU describa la situación en este país como “uno de los peores desastres humanitarios de los tiempos modernos”.


*Traducido por Daniel Gallego.

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