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Brett Kavanaugh, candidato de Trump para la Corte Suprema de Justicia

El posible nombramiento de este conservador clásico, y cercano a la familia Bush, podría darle un nuevo perfil al máximo tribunal judicial durante una generación entera.

Francisco Seminario  | 10.07.2018 - Actualızacıón : 11.07.2018
Brett Kavanaugh, candidato de Trump para la Corte Suprema de Justicia Donald Trump nominó el lunes a Brett Kavanaugh para ser juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos. (Casa Blanca)

WASHINGTON

Por: Francisco Seminario

La decisión del presidente Donald Trump de optar por Brett Kavanaugh, como candidato a suceder al renunciante Anthony Kennedy en la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, dio la señal de largada para una batalla política ardua y de final incierto, en la que la Casa Blanca enfrentará la dura resistencia de la oposición demócrata a un nombramiento que podría darle durante una generación entera un nuevo perfil al máximo tribunal judicial.

Las cartas ya están sobre la mesa. Considerado un conservador clásico, de fuertes vínculos políticos con la dinastía Bush y una larga trayectoria en el sistema judicial estadounidense, según los observadores en Washington, Kavanaugh le daría a la Corte norteamericana, si es confirmado por el Senado, un definitivo sesgo de derecha.

Esto no ocurría hasta ahora porque Kennedy solía acompañar a sus pares republicanos en la mayoría de las decisiones, pero se inclinaba a favor de las posiciones progresistas en algunas cuestiones clave del debate legal sobre los derechos, como por ejemplo el matrimonio igualitario.

Con la elección de Kavanaugh, de 53 años, formado en la Universidad de Yale, casado y padre de dos hijas y que desde hace doce años se desempeñaba como juez de la Corte de Apelaciones del circuito del Distrito de Columbia, Trump busca darle su impronta personal al tribunal superior.

Con este nuevo nombramiento, el segundo en lo que va de su mandato, el presidente Trump completaría, quizá durante décadas, una mayoría decididamente conservadora de cinco votos contra cuatro en un cuerpo de nueve integrantes.

En lo inmediato, además, esa mayoría podría inclinar la balanza en debates cruciales que se han reabierto bajo la presidencia republicana y revertir algunas de las conquistas sociales obtenidas por los sectores progresistas estadounidenses a lo largo de las últimas décadas, como el aborto legal, aprobado en 1973 a nivel nacional, o ciertas restricciones a la tenencia de armas semiautomáticas.

El enfrentamiento recién comienza y se extenderá durante varias semanas, en las que Kavanaugh enfrentará el escrutinio de los senadores demócratas y sus fallos y posiciones públicas serán revisados exhaustivamente.

También será examinado su paso por cargos anteriores, tanto al servicio del expresidente George W. Bush, a quien asesoró en materia judicial cuando ocupaba la Casa Blanca, como antes junto al fiscal independiente Kenneth Starr, con quien colaboró en los años 90, durante la resonante investigación abierta contra el expresidente Bill Clinton por el caso Whitewater y el posterior escándalo con la pasante Monica Lewinsky.

Ese recorrido político y el largo rastro de sentencias que tiene a sus espaldas muestran, según analistas locales, una clara inclinación conservadora. Sus fallos lo encuentran cerca de la agenda republicana en cuestiones de cobertura de salud, derechos laborales, medio ambiente e inmigración, entre otras.

Quizá la más llamativa en la era Trump fue su opinión acerca de que los presidentes deben estar protegidos de los litigios judiciales y las investigaciones criminales, ya que “consumen tiempo y distraen”.

El expresidente George W. Bush fue uno de los primeros en saludar el lunes su nominación a la Corte Suprema al afirmar que Kavanaugh es “un jurista brillante, que durante sus doce años en el Circuito de DC aplicó fielmente la Constitución y las leyes”.

Y el senador republicano por Utah, Orrin Hatch, una figura de peso en el oficialismo, señaló que moverá “cielo y tierra” para garantizar que sea confirmado por la Cámara alta, en un trámite que tendrá lugar en octubre próximo posiblemente, si es que la Casa Blanca logra imponer sus tiempos.

Algunas voces desde la bancada opositora en el Senado anticiparon ya su firme rechazo al nombramiento, con la expectativa de dilatar el debate y lograr que se extienda más allá de las elecciones legislativas de noviembre de este año, cuando los republicanos podrían perder la leve mayoría que hoy tienen en el Senado.

“Me voy a oponer a la nominación del juez Kavanaugh con todo lo que pueda”, advirtió el líder de la minoría demócrata, el senador por Nueva York Charles Schumer. Y a las objeciones de la oposición se podrían sumar las de algunos republicanos para los que Kavanaugh no es suficientemente conservador.

En sus primeras palabras en la Casa Blanca luego de que se hiciera pública su nominación, el candidato de Trump a la Corte intentó garantizar su independencia y no quedar atrapado en la ancha grieta ideológica que atraviesa Washington de punta a punta. “Un juez debe ser independiente y debe interpretar la ley, no hacer la ley”, declaró.

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