Autoritarismo y neo-otomanismo: el repertorio del discurso en contra de Turquía
El discurso contra Turquía omite su realidad sociopolítica, mientras que su aproximación a los problemas es totalmente subjetiva.

Estambul
Por: Turgay Yerlikaya
Los pasos estratégicos de Turquía en su política interior y exterior a menudo la han expuesto a diversas acusaciones infundadas. En diferentes periodos de la última década, Turquía ha sido acusada de haber ayudado al Daesh y de haber hecho contrabando con petróleo. Estas acusaciones se han repetido en los numerosos medios de comunicación convencionales y nuevos de Occidente con el propósito de condenar a Turquía en el escenario internacional.
Este discurso negativo contra Turquía ganó inercia tras el voto de Turquía en contra de imponer sanciones a Irán en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 2010. Desde entonces, Turquía ha sido acusada de haber adoptado una política neo-otomana y autoritaria.
Durante las manifestaciones del parque Gezi en Estambul en 2013, la prensa occidental comenzó a discutir si Turquía se estaba volviendo cada vez más autoritaria o no. En este sentido, la revista alemana Der Spiegel público, por primera vez, un anexo en turco. El año siguiente, la misma revista salió por primera vez con un titular en turco: El Estado de Erdogan. Más tarde, los círculos académicos también se unieron a esta campaña difamatoria.
Tras el golpe fallido del 15 de julio de 2016, estas campañas alcanzaron un nuevo nivel y Turquía empezó a ser comparada con la Alemania nazi y a ser acusada de intentar desbancar a la oposición en vez de intentar comprender la situación por la que estaba pasando. El discurso contra Turquía omitía su realidad sociopolítica, mientras que su aproximación a los problemas era totalmente subjetiva.
Otro discurso contra Turquía fue el de acusarla de expansionista e imperialista. El objetivo de esta maquinaria de discurso era neutralizar la apertura de Turquía hacia los Balcanes, Oriente Medio y África en un momento en el que Turquía era vista como modelo a seguir. En realidad, Turquía no hacía sino revisar su política exterior con base en los desarrollos y acontecimientos en un momento en el que la región estaba inmersa en la incertidumbre y carecía de estabilidad.
Especialmente los medios de comunicación emiratíes y sauditas acusan a Turquía de haber adoptado una política exterior colonialista y expansionista. A su vez, estos países restringen cualquier evento de la diplomacia cultural de Turquía en sus territorios e incluso financian informes en contra suya.
La crisis en el Mediterráneo Oriental, la presencia militar en Libia, las operaciones militares en Siria y su apoyo a Azerbaiyán ante la ocupación armenia también han contribuido a fomentar esta imagen negativa sobre Turquía.
*Traducido por Daniel Gallego.
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