Argentina definirá los candidatos para las presidenciales de octubre
Este 11 de agosto se realizarán las elecciones primarias, que serán un termómetro de cara a las elecciones generales del próximo 27 de octubre.

BUENOS AIRES, Argentina
Por: Emiliano Limia
El próximo domingo se llevarán a cabo en Argentina las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que los argentinos escogerán a los candidatos presidenciales que en octubre próximo competirán en las elecciones generales.
“Sin lugar a dudas la campaña está polarizada y, por ende, deberíamos esperar la presencia de dos actores fuertes: el Frente de Todos (con la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández) y la coalición oficialista Juntos por el Cambio (Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto)”, afirma Fernando Domínguez Sardou, politólogo y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina.
Según el académico, “es probable, aunque no necesariamente seguro, que Alberto Fernández se imponga en las elecciones primarias, pero esto no implica que vaya a ganar en octubre. En cualquier caso, el Frente de Todos va a ser una de las dos principales fuerzas políticas y a priori podríamos esperar un escenario de paridad entre las mismas”.
Igualmente, Domínguez Sardou cree que Macri tiene posibilidades de ser reelecto en octubre, ya que como presidente maneja la ventaja del acceso al aparato de publicidad estatal en cuestiones de obras públicas. De todas formas le otorga el obstáculo de ser el principal responsable en la crisis económica vigente en la Argentina.
Polarización
A lo largo de los últimos meses se ha podido observar en la campaña una fuerte tendencia a la polarización. “Las terceras opciones quedaron limitadas en las posibilidades de introducir temas en agenda, o incluso de aparecer y posicionarse sin hacerlo respecto de alguna de las dos posturas principales”, señala el analista político.
Se podría decir que la sociedad argentina está dividida entre quienes temen la vuelta del kirchnerismo al poder, y quienes ven en Macri un gobierno para ricos que sólo beneficia a unos pocos. Si bien ambos poseen un núcleo duro de votantes, una gran parte elige “para que el otro no gane”, y no tanto por convicción.
En este sentido, las dos principales fuerzas (el Frente de Todos y Juntos por el Cambio) llevan adelante una “campaña de fidelización”, que consiste en enfatizar el mensaje hacia los votantes propios, mantener el caudal de votos, a la espera de que las actuaciones del rival empeoren o se cometa un error de aquí a las elecciones, para que sus votos migren a terceras fuerzas.
“Esto terminó potenciando la polarización y remarcando las fortalezas de ambos polos centrales, pero a la vez, marca los límites de sus posibilidades. Dicho de otro modo, en una situación de empate, ninguna de las dos fuerzas centrales está en posibilidades de conseguir votantes de la otra para sí misma”, concluye Domínguez Sardou.
Ambos espacios definieron sus candidaturas con el objetivo de ampliar su cantidad de votantes: por un lado, para moderar el rechazo a la figura de Cristina Fernández, Alberto Fernández aparece como un peronista más moderado que encabeza la fórmula, desplazando a Cristina a la vicepresidencia.
Por el otro, Miguel Ángel Pichetto, un peronista disidente, fue el elegido por Macri para que lo acompañe en la fórmula y así intentar captar votos provenientes del llamado “peronismo racional”, que no comulga con el modelo de país que pregona el kirchnerismo.
Los distintos sondeos muestran que el Frente de Todos aumenta sus posibilidades de sumar adhesiones entre los más jóvenes, mientras que el oficialismo recibe más apoyo de los mayores.
Además, existe un porcentaje de indecisos que según las encuestas rondaría el 10% y que están concentrados sobre todo en la clase media, un sector de la sociedad golpeado por la economía de los últimos años, en los que se redujo su poder adquisitivo, pero que no quieren de ninguna manera que Cristina Fernández vuelva al poder.
Domínguez Sardou advierte: “Las terceras fuerzas pueden ocupar un rol central. En una elección en la que, a priori, todo pareciera indicar que vamos a una situación de paridad entre las primeras dos fuerzas, los votos que en las PASO obtengan las terceras fuerzas ocuparán un rol clave a la hora de definir el resultado en octubre”.
Es decir, si después de las PASO se vislumbra un posible ballotage entre las dos fuerzas predominantes, habrá que ver qué harán los votantes de las terceras fuerzas en octubre, si mantienen su voto terminan polarizando aún más la votación.
Las candidaturas de Roberto Lavagna (encabeza un peronismo distanciado del kirchnerismo), José Luis Espert (Frente Despertar, de tendencia liberal), y Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda), no llegarían a los dos dígitos, con lo que es muy factible que buena parte sus electores se polaricen en octubre.
En un eventual ballotage, si bien es probable que muchas personas impugnen su voto o voten en blanco, se presume que muchos votos de la izquierda se inclinarían por la fórmula Fernández-Fernández. Mientras que los votos de Lavagna y Espert es esperable que vayan a Macri-Pichetto.
“Los votantes de estas terceras fuerzas tampoco encontrarían incentivos para mantenerse fieles a sus votos en las PASO, ya que la incidencia de sus candidatos mermará conforme avance la campaña. Dicho de otro modo, serán víctimas de la campaña de fidelización y polarización de las dos fuerzas centrales”, destaca el politólogo.
Como efecto de una elección hiperpolarizada, las dos fuerzas mayoritarias tienen consolidado a su electorado. Se estima que el oficialismo y el Frente de Todos concentrarán cerca del 75% de los votos.
El sistema de primarias PASO
Las PASO funcionan como la primera parte de la elección, en donde cada partido puede presentar distintos precandidatos para un mismo cargo y se definen los nombres para la segunda instancia electoral.
Aunque en realidad, los votantes no definirán las candidaturas a presidente y vicepresidente de los partidos políticos, ya que los distintos espacios decidieron no presentar competidores internos y proponer una única fórmula.
Por esa razón el oficialismo llegó a plantear la alternativa de suspender las PASO, ya que poner en marcha el dispositivo electoral en todo el país significa un gasto importante para el Estado.
Sin embargo la discusión no prosperó y los especialistas coinciden en afirmar que los comicios funcionarán como una suerte de gran encuesta que expondrá las preferencias electorales de los argentinos con vista a las elecciones generales del 27 de octubre.
Entonces para poder competir en octubre, los partidos políticos deben obtener en estas elecciones al menos el 1,5% de los votos válidos.
Además de las fórmulas presidenciales, se definirán 130 candidatos para renovar bancas en la Cámara de Diputados, y en ocho distritos se elegirán también los candidatos para renovar un tercio del Senado.
Así, el votante deberá elegir una opción para cada cargo, tanto para los cargos nacionales como para los provinciales y locales.
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