Análisis: El golpe del coronavirus a los planes electorales de Trump
La epidemia de coronavirus es la prueba más seria a la que se enfrenta la administración Trump, especialmente por restarle importancia a la amenaza en la primera etapa y las proyecciones de daños a futuro.

Ankara
Por Oguzhan Yanarisik
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump ha dado pasos firmes hacia las elecciones presidenciales que se celebrarán el 3 de noviembre de 2020. Factores como su indiscutible posición dentro del Partido Republicano, superar el proceso de destitución, o 'impeachment, sin ningún problema, el turbulento proceso del Partido Demócrata en la determinación de su candidato a la presidencia, y el exitoso desempeño de la economía de EEUU han sido decisivos.
Sin embargo, la epidemia de coronavirus, que afectó a todo el mundo recientemente, se ha convertido en la prueba más seria a la que se enfrenta la administración Trump hasta ahora. Las críticas que recibió por restarle importancia a la amenaza del virus en la primera etapa y las proyecciones de daños para el futuro sugieren que esta prueba será bastante ardua. El desempeño de Trump en este tema parece que determinará el destino de las elecciones presidenciales de 2020.
El desempeño que Trump, y los Estados Unidos en general, ha presentado hasta ahora en la lucha contra el nuevo tipo de epidemia de coronavirus, no es nada alentador. Los pasos en falso dados por la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Nacional y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han hecho tambalear la confianza en la capacidad y competencia de la administración de los Estados Unidos.
Las contradicciones en las explicaciones de Trump han servido para difundir la confusión y la incertidumbre. Se consideró que tanto el sector público como el privado no estaban preparados para producir y distribuir las herramientas adecuadas necesarias para diagnosticar y combatir el virus. La administración de Washington ha planteado dudas incluso sobre el control de la situación dentro de sí misma, por no hablar de liderar una intervención global contra el virus.
El mayor golpe es para la economía
La pandemia del coronavirus supone un riesgo no sólo para la salud humana, sino también para las economías de los Estados. Está bastante claro que la economía, que es el campo en el que Trump confía más, recibirá graves daños debido a que los inversores quieren asegurar el capital por el temor a la epidemia de coronavirus. Casi todos los tipos de activos (acciones, bonos, oro, petróleo) quedaron bajo venta.
Como consecuencia de las semanas de pánico, las acciones han perdido casi todas las ganancias que han obtenido durante la era Trump. En especial, las acciones del turismo y el transporte han sido testigos de caídas históricas. El Secretario del Tesoro Steven Mnuchin, dijo que la propagación del COVID-19 fue "peor que el 11 de septiembre" para la industria aérea. Por lo tanto, la afirmación de que Wall Street tuvo un desempeño exitoso gracias a Trump ha recibido un duro golpe.
Las tasas de desempleo más bajas, que es uno de los temas de los que Trump se jacta más, han ido en aumento en este período. Por ejemplo, según la proyección que publicó la Asociación de Viajes de EEUU, se espera que el coronavirus le costará USD 809.000 millones al sector del transporte, y 4,6 millones de personas perderán sus empleos sólo en ese sector este año.
Incluso esto solo significa que la actual tasa de desempleo de los EEUU se duplicaría y alcanzaría el 6,7%. Además, el anuncio de la Asociación Americana de Hoteles y Hospedaje de que 4 millones de personas en su sector ya han perdido sus trabajos o están a punto de perderlos en las próximas semanas muestra que las cifras de desempleo pueden ser mayores. Algunas proyecciones predicen que la tasa de desempleo podría aumentar hasta el 20%.
Para detener esta problema, la administración Trump ha estado poniendo en práctica algunas medidas. Para revivir la economía de EEUU y proporcionar comodidad a las empresas y trabajadores más afectados por la crisis. se entregará un paquete de estímulo de casi USD 1.000 millones de dólares que ya redactado en el Congreso.
Primero menospreció, luego se lo tomó en serio
El Presidente Trump tardó en comprender el alcance de la amenaza del brote de COVID-19. En un discurso el 28 de febrero, dijo que el nuevo tipo de coronavirus era un "engaño" usado por los demócratas para afectar su administración. Según las cifras oficiales publicadas hasta esa fecha, más de 200.000 personas infectadas con el virus y cerca de 10.000 personas muertas.
A pesar de esto, Trump repitió que "los demócratas están politizando el coronavirus". Hasta uno de sus colaboradores le señaló: "Sr. Presidente, trataron de ganarle con el tema de Rusia. No pudieron hacerlo. Trataron de derrotarlo con la estafa del 'impeachment'. También fracasó. El Coronavirus es un nuevo engaño".
El aliado más cercano de Trump en los medios, el canal Fox News, emitió este mensaje de forma similar: el coronavirus no es realmente peligroso. "Esta es sólo otra excusa para tratar de derrocar al presidente", dijeron antes los presentadores y expertos de Fox News, como se ve en el vídeo preparado por el Washington Post para llamar la atención sobre las contradicciones."Incluso en el peor de los casos, este virus será como la gripe normal. La afirmación de que el coronavirus es mucho más mortal no refleja la verdad. Sin la vacuna, la gripe sería mucho más mortal. Este virus está siendo usado como un arma política contra el presidente. La gripe normal mata a decenas de miles de estadounidenses cada año. Ahora es el mejor momento para viajar en avión. Es absolutamente enfermizo que los demócratas traten de usar este virus para ganar puntos políticos contra el presidente".
Cuando con el tiempo se hizo evidente lo peligroso que podía ser el nuevo tipo de coronavirus, hubo una ruptura radical en la retórica de Trump y más tarde en los medios de comunicación cercanos a él. Los locutores de Fox News, que inicialmente le quitaron importancia al virus, comenzaron a usar un lenguaje muy diferente sólo unas semanas después. "Necesitamos replicar las pruebas para evitar que este virus se propague. No somos inmunes a este virus. Estamos tratando con un virus muy peligroso y mortal. Esta peligrosa crisis sanitaria podría convertirse en una crisis política. Ya estamos empezando a sentir las consecuencias económicas. Este virus puede causar declive económico e incluso depresión".
El Coronavirus es ahora un "virus chino" para Trump
Donald Trump había preferido la táctica de "menospreciar el peligro" al principio de la epidemia. Quería construir su estrategia con argumentos como "la amenaza del virus se desvanecerá cuando el clima sea más cálido", sin tener pruebas científicas de esa afirmación.Sin embargo, cuando Trump se dio cuenta de que esta táctica no funcionaba, sus habilidades presidenciales empezaron a ser cuestionadas.
Trump ahora ve el virus, y no a los demócratas, como el enemigo: "Estamos contra un enemigo invisible. Tenemos un problema que nadie podía pensar hace un mes". Sin embargo, el mandatario fue informado de la amenaza del virus con dos meses de antelación.
Como si Trump quisiera hacer que la gente olvidara su insensibilidad previa, esta vez empezó a usar un lenguaje muy agudo. Incluso describió la lucha contra el virus como una guerra y afirmó que la crisis resultante lo había convertido en un "presidente de guerra".
No sólo eso, introdujo la Ley de Producción de Defensa, que se utilizó para asegurar la producción de materiales esenciales, especialmente en tiempos de conflicto armado. Así, abrió el camino para la producción de los suministros médicos necesarios por parte del Estado, y puede expropiar empresas privadas si fuese necesario.
Trump debió pensar que la simple lucha contra un enemigo invisible podría no ser suficiente para fortalecer su posición, pero parece haber decidido que la existencia de un enemigo común también le interesa. Con ese fin, comenzó a responsabilizar directamente a China de la propagación de este virus y usó repetidamente la frase "virus chino" en sus discursos.
La Casa Blanca dijo en su cuenta oficial de Twitter que muchas enfermedades como la gripe española, el virus del Nilo Occidental, el Zika y el Ébola fueron nombradas según su origen. "Antes de la falsa indignación de los medios, incluso la CNN lo llamó el coronavirus chino. Aquellos que intentan dividirnos deben dejar de intentar hacer fracasar a América y dar a los americanos la verdadera información para superar la crisis".
Los errores de China tienen una gran parte en la aparición y propagación de este virus. El virus fue detectado por primera vez en noviembre de 2019 en Wuhan, en la provincia china de Hubei, pero las autoridades chinas no lo revelaran sino meses después, e incluso las autoridades castigaron a los médicos que lo reportaron.
Por lo tanto, la lucha contra el virus causó la pérdida de un tiempo valioso. Retrasó medidas como informar al público sobre una posible pandemia, restringir los viajes y la difusión de la vacuna. La Administración de Beijing no ha compartido su información con el mundo; se negó a cooperar con la Organización Mundial de la Salud e incluso posiblemente manipuló el número de pacientes y muertos también. Pero a pesar de todo esto, se volcaron en un trabajo de relaciones públicas positivo, declarando la victoria sobre el virus. Al enviar ayuda a países como Italia y Serbia, trataron de posicionarse como el actor que podía hacer lo que los Estados Unidos y la Unión Europea (UE) no podían. También tuvieron mucho éxito, gracias a las malas actuaciones de Washington y la UE.
Las repercusiones geopolíticas del nuevo tipo de brote de coronavirus parecen tener, por ahora, una importancia secundaria con respecto a las dimensiones de salud y seguridad de esta crisis. Pero esta crisis tiene el potencial de tener consecuencias significativas para la posición global de EEUU a largo plazo. Todos los factores que hicieron posible la reivindicación de su liderazgo mundial, como su capacidad de gestión interna, sus vastas instalaciones de producción y su éxito en la dirección de la lucha contra las crisis mundiales, han dibujado hasta ahora un panorama bastante sombrío en este proceso de crisis. Por tal motivo, si este proceso no puede es bien gestionado, el perdedor podría ser no solo Trump, sino todos Estados Unidos.
*Oguzhan Yanarisik completó sus estudios de doctorado en el Departamento de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Warwick, Reino Unido, trabaja como miembro de la facultad del Instituto de Ciencias de Seguridad de la Academia de Policía.
*Los puntos de vista expresados en este artículo son los del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.
*José Ricardo Báez G. contribuyó con la redacción de este artículo.
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