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Alexa Rochi, la exguerrillera de las Farc que ahora toma fotos en el Congreso y las calles de Colombia

Esta joven excombatiente encontró en la fotografía la posibilidad de seguir trabajando contra las injusticias sociales que la llevaron a la guerra y ahora retrata las protestas en Colombia.

Diego Carranza Jiménez, Juancho Torres  | 21.01.2021 - Actualızacıón : 26.01.2021
Alexa Rochi, la exguerrillera de las Farc que ahora toma fotos en el Congreso y las calles de Colombia BOGOTÁ, COLOMBIA - ENERO 21, 2021: Alexa Rochi es una joven excombatiente que encontró en la fotografía la posibilidad de seguir trabajando contra las injusticias sociales que la llevaron a la guerra y ahora retrata las protestas y el Congreso en Bogotá, Colombia. Alexa asegura que terminó en la fotografía “por accidente”. Tiempo antes de morir, "Rocío", el nombre de guerra con el que era conocida una compañera suya de la guerrilla, le propuso hacer un curso de fotografía en plena selva. Después "Liliana", quien fue reportera de guerra y otra comandante, le empezó a enseñar todo lo relacionado con el oficio. Y fue a partir de esa propuesta que "Paula", el nombre de guerra que Alexa usaba en ese momento, incorporó una nueva arma a su equipaje: la cámara fotográfica. (Juancho Torres - Agencia Anadolu)

BOGOTÁ, Colombia

Por: Diego Carranza y Juancho Torres

Alexa Rochi (o ‘Paula Sáenz’, como era conocida durante su militancia en la guerrilla) ya no dispara un fusil o viste un camuflado. Ahora, en la vida civil, tiene un arma diferente: la cámara fotográfica.

Siendo tan solo una niña, ya había sufrido las crueles consecuencias de la guerra que ha azotado a ese país por más de 50 años. Y cuando tenía 15 años tomó la decisión de unirse a las filas de la guerrilla más antigua del mundo, las Farc-EP.

“Yo soy del valle, de Tuluá, y nos tocó irnos hacia el sur por la oleada paramilitar que había en ese momento. Los paramilitares se habían llevado a un tío, un hermano de mi mamá, que posteriormente fue asesinado y su cuerpo desaparecido. Nos tocó irnos desplazados y buscar refugio para salvar las vidas y llegamos exactamente al Caquetá”, le dijo Alexa a la Agencia Anadolu.

El Caquetá fue uno de los dos departamentos en los que se realizaron los fallidos diálogos de paz del Caguán entre el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) y las Farc. Fue ahí, en dicho lugar y periodo, donde esta mujer conoció a la desmovilizada guerrilla y donde tomó la decisión de unirse a la lucha revolucionaria.

Confiesa que acostumbrarse a la vida dentro de la antigua guerrilla no fue fácil. Tuvo que aprenderlo todo, desde cocinar para cincuenta personas o entrenarse militarmente, hasta superar las dificultades que implica vivir en la selva. De esos años dice guardar buenos y dolorosos recuerdos. También se desempeñó como enfermera, hasta que un día, estando en el puesto de salud, tuvo que recibir el cuerpo destrozado de su mejor amiga y comandante, Rocío, a quien llamaban Rochi.

Alexa asegura que terminó en la fotografía “por accidente”. Tiempo antes de morir, Rocío le propuso hacer un curso de fotografía en plena selva. Y Liliana, quien fue reportera de guerra y otra comandante, le empezó a enseñar todo lo relacionado. Fue a partir de esa propuesta que ‘Paula’ incorporó una nueva arma a su equipaje: la cámara fotográfica.

“Comencé retratando cosas únicas que puede ver uno en la profundidad de la selva: desde una culebra hasta los gusanos más raros que uno haya podido ver. También marchas, desplazamientos y la vida diaria de un campamento guerrillero”, detalla.

Alexa Rochi, la exguerrillera de las Farc que ahora toma fotos en el Congreso y en las calles de Colombia

Alexa Rochi es una joven excombatiente que encontró en la fotografía la posibilidad de seguir trabajando contra las injusticias sociales que la llevaron a la guerra y ahora retrata las protestas y el Congreso en Bogotá, Colombia.

En un entrenamiento de tiro, tomó una de las fotos de la colección que conserva de recuerdos de la guerrilla. Aquel día, escuchaba cómo a su alrededor varios fusiles disparaban en ráfaga. Un compañero se paró al frente y se preparó para accionar el arma. Alexa se puso en posición, acomodó el dedo en el gatillo y disparó. Casi como un reflejo presionó el obturador, cuyo sonido se confundió con el fogonazo de la bala.

La llegada de la paz y las dudas

Alexa Rochi señala que la noticia de la paz no la convenció del todo inicialmente. “Siempre hubo escepticismo porque veníamos de cuatro intentos para de dejar de matarnos, para buscar la paz. Todo el tiempo hubo esa malicia indígena, como le decimos aquí en Colombia. Yo digo que las Farc se acabaron el 29 de agosto cuando (el entonces presidente Juan Manuel) Santos decreta el cese al fuego bilateral. Ese día le digo a mi compañero: se acabó, las Farc se acabaron”, detalla.


(SOLO USO EDITORIAL - CRÉDITO OBLIGATORIO: ALEXA ROCHI - HANDOUT AGENCIA ANADOLU)

Y el sentimiento no ha cambiado mucho, pues indica que la promesa “idílica” de la paz no se ha visto materializada. “También fue una revoltura de sentimientos, pensando en el idilio que sería una paz de verdad, no esta vaina que estamos viviendo ahora. Yo parto de que era una necesidad firmar la paz y el ‘Mono Jojoy’ lo decía. Veinte días antes de que lo mataran, él dijo: 'Le hemos dicho a los militares paremos y hablemos, no podemos seguir condenando al país a otros 50 años de guerra'. Yo lo que creo es que tuvo que hacerse un proceso de paz gradual. Ni estábamos debilitados militarmente ni estábamos desmoralizados. Creo que faltó hacer un proceso de entrega de armas gradual: si tú me cumples, yo cumplo”, subraya.

Ver también: Los retos de la implementación en el cuarto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz con las Farc en Colombia

Y aún hay más, pues lamenta que las “condiciones o motivos” que hicieron que las Farc EP “surgieran en el 64 todavía están vigentes: campesinos que siguen pidiendo una escuela, una carretera para poder sacar sus cultivos, un puesto de salud, profesores, una vida digna. Lo necesario para vivir”.

No obstante lo anterior, cumple con su proceso de reincorporación a la vida civil. Sin su fusil y con su cámara al hombro, llegó a Bogotá, ciudad que no conocía y en la que tuvo que comenzar una nueva vida.

Otra manera de lucha: retratar movilizaciones

A pesar de desmovilizarse y de haber dejado atrás sus días como guerrillera, Alexa no deja el “combate”. Desde la ciudad y con un lente fotográfico, sigue confrontando a las fuerzas de seguridad.

Asegura que su objetivo es dejar un testimonio gráfico que permita denunciar ante el mundo la “violación de derechos humanos contra quienes alzan la voz en Colombia”.

“Ahora siempre estoy en las marchas, pero más allá de ir, siempre estoy en primera línea de combate a la hora de tener que registrar las agresiones del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) hacia las personas que salen a manifestar y reclamar lo que les corresponde. Ahora hago fotografía de todo lo que tiene que ver con lo social. Si no me matan las balas del Gobierno como firmante de paz, creo que voy a terminar en un tropel. No es que el Esmad está en una cuadra y yo lejos, no, estoy ahí en la primera línea”, afirma.

Una de las coberturas fotográficas que más le ha dolido ha sido el asesinato de Dylan Cruz, el joven estudiante de 18 años que fue asesinado por un agente del Esmad en noviembre de 2019, mientras participaba en una protesta pacífica en el centro de Bogotá.

“El asesinato de Dylan fue brutal. Me impactó de tal manera porque yo estaba ahí cuando hubo el tropel. Era una marcha que había comenzado a las 10 a.m. y cuando Dylan cae, cae muerto y fue tal impacto para mí, tanta indignación, que me senté en la esquina del semáforo con la cámara colgada a llorar y no tomé una sola foto”, relata.

A pesar de esto, de la impotencia que confiesa tener por la cantidad de muertes de líderes sociales y excombatientes, y de las dificultades que atraviesa la implementación del proceso de paz, Alexa asegura con contundencia que “no volvería a tomar las armas” y que ya cerró el capítulo de la guerra en su vida.

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“He ido haciendo ese proceso psicológico y social de pasar la página. Fue una etapa de mi vida donde estuve 11 años. Ahora estoy organizando mi vida personal, tengo mis perros, mis gatos, mi pareja y la idea es terminar mi carrera, en estos momentos estoy en el quinto semestre de artes visuales, y salir del país porque este país no promete nada”, lamenta.

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