El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, anunció este viernes que las vacunas contra la COVID-19 producidas en Estados Unidos y Reino Unido están prohibidas en el país, ya que no confía en su eficacia.

Sus comentarios se produjeron durante un discurso televisado con motivo del 42 aniversario del levantamiento contra el exgobernante de Irán, Reza Shah Pahlavi.

Jamenei dijo que ya había comunicado sus preocupaciones sobre la entrada a Irán de vacunas estadounidenses y británicas a los funcionarios del país y ahora hace la declaración pública.

El líder supremo iraní planteó preguntas sobre la eficacia de la vacuna de Pfizer, producida en EEUU, al decir que, si la vacuna fuera eficiente, el número de muertes diarias debido al virus no hubiera alcanzado los 4.000.

El líder de Irán dijo que "no confía" en las vacunas de estos países, "a menudo quieren probarlas en personas de otros países para comprobar su eficacia".

Agregó, además, que no es "muy optimista" acerca de la vacuna francesa y prefiere la producción nacional de la vacuna o las importaciones de países considerados confiables.

Las declaraciones de Jamenei se produjeron tras el anuncio del Gobierno de Irán sobre los esfuerzos para importar vacunas del exterior luego de superar algunos de los obstáculos creados por las sanciones estadounidenses.

El mes pasado, el gobernador del Banco Central de Irán, Abdolnaser Hemmati, dijo que se había hecho un acuerdo inicial para transferir dinero para la compra de vacunas, sin especificar el origen de la vacuna. El funcionario aseguró que el banco asignó EUR 200 millones para comprar la vacuna.

A esto le siguieron las declaraciones del presidente, Hassan Rouhani, en las que señaló que el país busca primero la producción nacional de la vacuna, luego cooperar con otros países para producir la vacuna, y finalmente comprarla a la Organización Mundial de la Salud.

La semana pasada, la primera fase de los ensayos en humanos de la vacuna contra la COVID-19 de Irán comenzó con tres voluntarios, luego del registro de más de 20.000 voluntarios para el ensayo.

Los informes señalan que podría llevar meses la producción en masa y distribución de la vacuna propia del país.

Aunque los nuevos casos y muertes han disminuido significativamente en las últimas semanas, las autoridades sanitarias han advertido que no se debe bajar la guardia demasiado pronto.

Un experto en salud le dijo a la Agencia Anadolu que la decisión de prohibir la entrada de vacunas estadounidenses y británicas "puede suponer una carga adicional para los profesionales de la salud del país que participan en la producción nacional de la vacuna".

"La idea era que hasta que la vacuna propia esté lista para su uso masivo, Irán puede usar vacunas importadas del extranjero", señaló el experto que ha tratado con pacientes con COVID-19.

Otro experto dijo que se deberían permitir las vacunas producidas en el extranjero, ya que el país ya superó tres oleadas del virus y la cuarta podría ocurrir en cualquier momento.

“Aunque los casos han bajado significativamente, siempre hay un peligro inminente”, dijo el experto, que pidió el anonimato.

"Para adelantarse a otra ola, la respuesta debe ser rápida y la importación de vacunas del extranjero debe ser parte de la respuesta".

*Aicha Sandoval Alaguna contribuyó con la redacción de esta nota.