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“Birmania es como la Alemania nazi”: activista budista

El activista budista Maung Zarni denunció las atrocidades cometidas por el ejército de su país contra la minoría musulmana rohinyá.

Ahmet Gürhan Kartal  | 30.08.2018 - Actualızacıón : 30.08.2018
“Birmania es como la Alemania nazi”: activista budista Académico birmano y defensor de la democracia, el doctor Maung Zarni en Estambul, Turquía, el 24 de abril de 2018. (Selin Çalık Muhasiloviç - Agencia Anadolu)

LONDRES

De acuerdo con el prominente activista budista de derechos humanos Maung Zarni, las atrocidades cometidas en contra de la minoría musulmana rohinyá en Birmania son similares a las perpetradas por la Alemania nazi.

En entrevista con la Agencia Anadolu en Kent, Reino Unido, Zarni, coordinador de la Coalición Rohinyás Libres, sugirió que la comunidad internacional debería actuar en contra de su país de origen.

Las observaciones de Zarni se produjeron después de que la Misión Independiente Internacional de Investigación de Birmania, publicara un reporte sobre las violaciones de derechos humanos cometidos en los estados de Kachin, Rakáin y Shan sugiriendo que éstas deben ser investigadas en la Corte Penal Internacional al poder considerarse como crímenes contra la humanidad.

“Tenemos una situación en la que un Estado miembro de Naciones Unidas dirigido por la ganadora del Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y sus socios en el poder, generales militares birmanos... es visto por el órgano más creíble y más alto de autoridades de derechos humanos del mundo como la Alemania nazi”, dijo Zarni.

“El genocidio es lo que hicieron los nazis. Genocidio es lo que sucedió en Ruanda, en Camboya o a los musulmanes bosnios”.

Zarni señaló que cuando un caso es caracterizado como un “genocidio”, todos los Estados miembros de la ONU tienen la responsabilidad de lidiar con esto. “La obligación política y moral más grande recae en el Consejo de Seguridad [de la ONU]”.

El activista sostuvo que el establecimiento de un tribunal penal internacional, como ocurrió en el caso de Ruanda o de Bosnia, no sería suficiente; la minoría rohinyá necesita “una región protegida en donde puedan vivir a salvo y como seres humanos normales y decentes”.

“Mi expectativa, en un mundo ideal, es que el Consejo de Seguridad de la ONU autorice algún tipo de intervención para que se puedan frenar las atrocidades y se les devuelva sus tierras a los rohinyá y se les permita vivir con dignidad y seguridad”, expresó Zarni.

Sanciones

Zarni señaló que ahora hay más rohinyás viviendo fuera de Birmania que dentro del país tras décadas de violencia, pero en especial después de los ataques iniciados en agosto del año pasado.

Subrayando que la comunidad internacional debería imponer sanciones contra el gobierno y el ejército de Birmania, dijo que la política de exclusión contra los rohinyás debe terminar.

Los musulmanes rohinyás “están siendo exterminados” y el fin de introducir sanciones contra Birmania debería ser fundamentalmente cambiar las políticas del Estado birmano y cambiar las estructuras que han sido usadas por las fuerzas militares de Birmania y la opinión pública para reprimir y perseguir y esencialmente aniquilar a esta población”, agregó Zarni.

El fin de las múltiples sanciones debería ser proveer a los rohinyás “protección internacional” y crear “una región autónoma donde el Ejército birmano no pueda continuar sus atrocidades”, dijo.

Solución

Zarni dijo que Birmania reposa sobre cuatro pilares fundamentales: el Ejército, el orden budista, los partidos políticos y el público.

“Estas cuatro instituciones… han rechazado categóricamente a los rohinyás. Les decimos que no pertenecen en Birmania, que no los queremos en Birmania".

Zarni dijo que la solución al problema no yace en el país, sino que debe ser formulada dentro de las instituciones de las Naciones Unidas.

Pedido de asistencia a Turquía

Zarni agregó que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el gobierno turco “ha apoyado y promovido la causa del pueblo rohinyá”.

“Es hora de que Turquía muestre un liderazgo moral y político serio”, afirmó.

Señalando que el Consejo de Seguridad de la ONU está en “coma” y “paralizado” ya que no puede resolver estos problemas, Zarni enfatizó que Turquía puede ayudar en el caso de Birmania al “liderar una formación de una coalición de gobiernos musulmanes y no musulmanes que acepten que esto es un genocidio y decir que no nos podemos quedar callados ante un genocidio”.

Dijo que hay más de 500.000 rohinyás atrapados en Birmania y que estos pueden ser expulsados en cualquier momento.

“Mi llamado no es al pueblo birmano. Mi llamado es al mundo islámico, al igual que a las comunidades no musulmanas para apoyar a los rohinyás”.

“Porque esto no solo se trata de musulmanes. Son seres humanos. Pero nosotros, los birmanos, en mi país los tratamos como si fueran menos que animales”.

El 25 de agosto de 2017, el Ejército de Birmania lanzó una gran operación de represión en contra de la minoría étnica musulmana, causando la muerte de aproximadamente 24.000 civiles y forzando a otros 750.000 a huir hacia Bangladés, según un reporte publicado por la Agencia de Desarrollo Internacional de Ontario (OIDA).

El reporte de la OIDA, llamado Migración Forzosa de los Rohinyá: la Experiencia no Contada, actualizó a más de 23.963 la cifra de los musulmanes que han sido asesinados. Cifra que anteriormente, según Médicos Sin Fronteras, era de 9.400.

Más de 34.000 personas fueron arrojadas al fuego y más de 114.000 fueron golpeadas, según la investigación y agregó que aproximadamente 17.718 mujeres y niñas rohinyá fueron violadas desde que el Ejército y la Policía de Birmania atacaron sistemáticamente al grupo más perseguido del mundo.

Los refugiados escapan de operaciones en las cuales las Fuerzas Armadas y hordas de budistas han asesinado hombres, mujeres y niños, saqueado hogares y quemado aldeas enteras.

De acuerdo con la ONU, más del 40% de los rohinyá desplazados son menores de 12 años y muchos otros son personas de edad avanzada que requieren asistencia y protección.

La ONU ha documentado violaciones masivas en grupo, asesinatos (incluso de bebés y niños pequeños), brutales palizas y desapariciones cometidas por personal de seguridad.

En un informe, los investigadores de la ONU dijeron que tales violaciones podrían constituir crímenes de lesa humanidad.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

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