La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) rebajó este jueves su pronóstico de crecimiento económico mundial para 2018 y 2019, en gran parte debido a la alta incertidumbre.

"Se prevé que el crecimiento mundial se establezca en un 3,7 por ciento en 2018 y 2019, por debajo de lo establecido previo a la crisis, con los riesgos a la baja intensificándose", dijo la organización en su último informe de perspectivas económicas provisionales.

Las últimas proyecciones de la OCDE de crecimiento anual para la economía mundial han bajado 0.1 puntos porcentuales para este año y han disminuido 0.2 puntos porcentuales para el próximo año en comparación con sus estimaciones previas del mes de mayo.

"El apoyo a las políticas y el fuerte crecimiento del empleo continúan respaldando la demanda interna, pero algunas economías de mercados emergentes están enfrentando importantes obstáculos por las crecientes presiones de los mercados financieros", señaló el informe.

Con el objetivo de desacelerar el crecimiento del comercio mundial en el período de enero a junio, la organización observó que las tensiones comerciales tenían efectos adversos sobre la confianza y los planes de inversión.

"Las restricciones comerciales adicionales dañarán los trabajos y los niveles de vida, particularmente para los hogares de bajos ingresos", agregó.

Según la OCDE, las economías de mercados emergentes podrían experimentar problemas adicionales en los mercados financieros con una "normalización de la política monetaria más acelerada de lo esperado en las economías avanzadas o una profundización de las tensiones comerciales".

"Una década después de la crisis financiera, las vulnerabilidades permanecen en los mercados financieros a partir de los elevados precios de los activos y los altos niveles de deuda".

"Las reformas han fortalecido el sistema bancario, pero los riesgos se han desplazado hacia instituciones no bancarias menos reguladas", dijo.

La organización también hizo algunas sugerencias sobre políticas económicas, que enfrentan varias amenazas rodeadas de incertidumbres perceptibles.

"Se necesita una normalización gradual de la política monetaria, pero en distinto grado entre las economías", afirmó la OCDE, que señaló: “Las políticas fiscales deberían tener como objetivo mejorar las perspectivas de un crecimiento sostenible e inclusivo a mediano plazo”.

"El espacio de política monetaria y fiscal debe ser restaurado gradualmente para proporcionar un margen de apoyo en una recesión futura", explicó la organización.

Sobre las economías de mercado emergentes, la OCDE dijo que las opciones de política deberían centrarse en restablecer la confianza, la estabilidad y evitar daños a las perspectivas de crecimiento a mediano plazo.

Al fortalecer la resiliencia financiera, observó que un despliegue mejorado de políticas macroprudenciales sería efectivo.

"Se requiere una mayor ambición de reforma estructural para mejorar los niveles de vida a mediano plazo y mejorar las oportunidades para todos", enfatizó la organización.