Si Colombia juega bien sus cartas, podría convertirse en líder mundial de la industria del cannabis
Dos de los grandes retos que tiene el país sobre el tema son educar a los profesionales desde el pregrado en medicina cannábica y realizar sus propios estudios clínicos e investigaciones científicas.

Colombia
Por: Camila Moreno Camargo
Poco a poco, el cannabis medicinal ha venido ganando espacio en Colombia, a pesar de que la palabra 'marihuana' todavía cargue con un gran estigma. Eso no es gratis: primero porque en muchas esferas de la sociedad colombiana todavía se considera que el consumo de marihuana recreativa es sinónimo de delincuencia, y segundo, porque su tráfico ilícito en los años setenta fue el inicio del negocio del narcotráfico en el país.
Sin embargo, la efectividad del cannabis medicinal para tratar dolores crónicos y enfermedades como la epilepsia, el párkinson, la esclerosis múltiple, la depresión y el trastorno de ansiedad, ha hecho que las personas empiecen a pensar en este tipo de medicina como una opción de tratamiento y que el mismo Gobierno de Colombia apoye la industria por medio de normativas como la ley 1787 de 2016, la cual aprobó el uso del cannabis con fines medicinales y científicos.
Dicha ley, y su posterior reglamentación, permite en el país “el cultivo de plantas de cannabis psicoactivo y no psicoactivo, la fabricación de productos derivados de cannabis y el uso de la semilla de cannabis para siembra, cuyo propósito sea medicinal y/o científico, así como las actividades asociadas (exportación, comercialización, almacenamiento, disposición final)”, según un artículo explicativo de la separata Asuntos Legales.
“El cannabis nos viene a decir a todos de que hay nueva forma de construir la evidencia, ya que se trata de una planta que tiene más de 200 componentes. Eso nos obliga a reformular un montón de paradigmas”, dijo Diana Valenzuela, directora jurídica y socia de Anandamida Gardens, durante el webinar de la Universidad de Los Andes: ‘¿Tiene futuro el cannabis medicinal en Colombia?’.
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La industria en Colombia, entonces, se enfrenta a importantes y alcanzables retos: formar profesionales que se sientan en la capacidad de formular medicamentos basados en el cannabis medicinal, educar a la población sobre los tratamientos y beneficios que trae la medicina cannábica, liderar investigaciones científicas alrededor del tema y desarrollar una industria que vaya más allá de la exportación de materia prima y del uso médico.
La clave está en la educación
Uno de los obstáculos al que se enfrenta el cannabis medicinal es la prescripción médica. Paola Cubillos, sociofundadora de Procannacol y quien también participó en el webinar, dice que aunque los médicos se muestran abiertos a usarlo, “les falta entrenamiento en el tema de la prescripción, la aplicación práctica de cómo abordo al paciente, los temas que debo descartar, cómo se dosifica, cómo son los planes de seguimiento, cómo saber si es un buen candidato para recetar este tipo de medicamento”.
El gerente de la EPS Savia Salud, Luis Morales agregó que “el gremio médico no está reacio (en usar la medicina cannábica), pero sí existe un gran desconocimiento sobre en qué se puede y debe usar. Hace falta un acompañamiento académico y del Ministerio de Salud a los médicos”.
Por eso, la investigadora Cubillos aseguró en el webinar que es necesario educar a los profesionales desde el principio, en otras palabras, que las universidades se apropien del tema y que brinden una educación independiente y sin sesgos.
Por su parte, Álvaro Torres, CEO y cofundador de Khiron, afirmó en entrevista con la Agencia Anadolu que “el entrenamiento de doctores es vital y de largo aliento, porque finalmente en Colombia y en Latinoamérica es el doctor el que va a tomar la decisión de que su paciente es apto o no apto para este tipo de medicina. Hay que educar a las personas, mostrarles los mitos y las realidades, para qué funciona y para qué no, y eso lleva años”.
La educación sobre el tema también incluye a muchos sectores de la economía. “Al principio, todo el mundo tenía los estigmas sobre esta industria, en primer lugar el propio Gobierno. Tanto la banca comercial, como la estatal en un inicio estuvo demasiado desalineada con el tema, también las autoridades policiales y la comunidad científica; pero hemos hecho un trabajo de muy buena recepción por el Gobierno. Asocolcanna se ha compenetrado en una totalidad con las autoridades gubernamentales, así algunas se hayan demorado mucho en empezar a entender lo que es el desarrollo de esta planta a nivel medicinal y científico”, dijo a la Agencia Anadolu el presidente ejecutivo de Asocolcanna, Rodrigo Arcila Gómez.
Igual de importante es educar al paciente. En una sociedad marcada por el narcotráfico y tan conservadora como la colombiana, muchas veces se piensa que probar el cannabis medicinal es de 'marihuaneros' o, aunque el paciente tenga interés en el tema, este podría no saber si sufre una condición de salud compatible con el tratamiento de medicina cannábica o dónde adquirir este tipo de productos en caso de que se los receten.
“Hoy en Colombia cualquier paciente, en cualquier parte del país si su doctor le prescribe cannabis, su EPS tiene que cubrirlo, hoy es obligatorio”, explicó Torres.
Entre las patologías que pueden ser tratadas con productos de cannabis medicinal están el dolor crónico, las náuseas asociadas a la quimioterapia, los trastornos de ansiedad y depresión, la epilepsia, el estrés postraumático, la epilepsia, el párkinson, la esclerosis múltiple, la falta de apetito causada por el VIH y la esquizofrenia, entre otros.
Exportar conocimiento
Lo más importante para que Colombia se vuelva una potencia mundial de la industria tiene que ver con su capacidad no solo de exportar la materia prima, sino de crear conocimiento alrededor de las propiedades del cannabis que pueden aportar al desarrollo de diferentes tratamientos y productos.
“Seguimos sentados esperando a que otros hagan las investigaciones y que empiecen a mostrarnos para qué sirve el cannabis. Entonces más adelante le van a cambiar cualquier molécula y nosotros nos vamos a quedar con la planta, vamos solo a ser exportadores del producto bruto y no seremos capaces de agregarle valor a esto”, aseveró el doctor Morales.
Con él concuerda Torres, pues existe un gran mercado de pacientes potenciales en Latinoamérica: “Hay 65 millones de personas en la región que padecen dolor crónico, epilepsia, depresión, esclerosis múltiple y otras enfermedades, y es increíble que todos ellos tomen opiáceos, medicina importada que le cuesta muchísimo al sistema de salud. ¿Por qué, en vez de pensar que en Colombia podemos exportar un 'commodity', no pensamos en crear una compañía con una marca, un producto o servicio de alta calidad alrededor del cannabis medicinal y atendemos a esos 65 millones de personas en América Latina?”.
Arcila Gómez también está de acuerdo con que en Colombia se pueden desarrollar productos “que sean reconocidos a nivel internacional”. Sin embargo, asegura que para llegar allá hay que tener calma: “La situación no es de correr, sino de andar con pasos muy firmes”.
Para llegar hasta allá, los expertos recomiendan desmarcarse del pensamiento de una exportación únicamente agrícola y pasar a uno de creación y consolidación del conocimiento que nazca de la investigación nacional. Una información de mercado y científica 'made in' Colombia.
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“Queremos exportar todo el conocimiento de la data, de la experiencia, del conocimiento del paciente. Dentro de unos años vamos a estar exportando conocimiento, algo que produce trabajo en toda la pirámide laboral”, comentó el CEO de Khiron.
Mientras esto ocurre, los actores de la industria tienen la posibilidad de comenzar a explorar las diferentes líneas de negocio que tienen a la mano gracias a la versatilidad que ofrece el cannabis.
“Importante resaltar que el valor no está solo en los productos farmacéuticos sino en los alimenticios, en suplementos dietarios, en fibras... El cannabis tiene mucho que ofrecer”, aseguró Valenzuela.
Para lograrlo, Asocolcanna pide que dentro de las modificaciones que se esperan del decreto 613 de 2017, se tenga en cuenta la necesidad de aclarar los fines industriales del cannabis. “Que haya una definición clara en la que la industria tenga la posibilidad de desarrollar y hacer mejor utilización de la planta no solamente en los temas medicinales, sino que también pueda incursionar en el tema de alimentos y bebidas, y suplementos dietarios”, aclaró Arcila.
El doctor Morales lo resumió de la siguiente manera: “Que no nos pase lo del café, que muy tarde aprendimos cómo sacarle el valor. Si no nos ponemos las pilas, este negocio va a terminar siendo de otros”.