El gran golpe del COVID-19 a los mercados de la energía
La caída en los precios del petróleo es un presagio de los días oscuros que vienen para los países cuyas economías dependen de exportaciones de energía.

Ankara
Por: Yunus Furuncu
A medida que el nuevo tipo de epidemia de coronavirus se transformó en una pandemia, el transporte y la industria se detuvieron, bajando rápidamente la demanda del petróleo.
Sin embargo, esta no fue ni la principal ni única razón en la caída de los precios del petróleo, el hecho de que los principales países exportadores de este hidrocarburo mantuvieran sus niveles de producción pre-pandémicos se constituye como la razón más importante de esta disminución
Por primera vez en la historia, las capacidades de almacenamiento de petróleo de los países alcanzó su tope máximo lo que resultó en que el precio del barril de petróleo crudo West Texas Intermediate se redujo drásticamente el lunes (20 de abril), cayendo a cifras negativas.
Los vendedores de petróleo tuvieron que pagar dinero para entregar su producto a los compradores. Esta situación, que va en contra del flujo habitual de los mercados energéticos, es una señal importante en términos de mostrar cómo el brote de COVID-19 redujo la demanda en el sector energético.
Se estima que la pandemia tendrá mucho más daño para el sector energético y las economías que el ocasionado por la crisis de 2008. El estado de los mercados energéticos, que parece haber reducido la demanda de petróleo en un tercio, sigue siendo incierto debido a la posibilidad de una mayor expansión de la pandemia.
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La decisión histórica de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y de Rusia, que lidera al grupo de los países no vinculados a la organización, de reducir en 10 millones de barriles no pudo evitar que los precios del petróleo cayeran aún más ante la seria caída en la demanda, que antes de la pandemia era de alrededor de 100 millones de barriles diariamente.
El nuevo giro en el mercado internacional de crudo le dio un duro golpe a EEUU, que después de 67 años logró posicionarse como el principal exportador en el mundo gracias a sus desarrollos en la producción de petróleo y gas de esquisto.
Los mercados de energía de este país, que pueden producir más de 10 millones de barriles de gas de esquisto al día, requieren que los precios sean de alrededor de USD 50 para sobrevivir.
La simple idea de retornar a los días dorados donde el precio del barril superaba la barrera de los USD 100 ahora se ve como una posibilidad distante. Un claro presagio de momentos negros para los países cuyas economías dependen de las exportaciones de energía. Se prevé que estas economías tendrán que recurrir al ahorro o tendrán que encontrar más deuda para sobrevivir.
Precio negativo
Las compañías de energía que compran y venden petróleo en Estados Unidos lo están haciendo a través del mercado de valores. Desde que se determinó el mercado hace un mes, la producción del petróleo comprado aún no se ha realizado. Estas compañías de energía, que venden su petróleo hasta la fecha de entrega un mes después, no requieren almacenamiento.
Sin embargo, la baja demanda llevó a que las compañías comerciales de petróleo, que no tienen espacio de almacenamiento, tuvieran que pagar casi USD 40 para que se llevaran cada barril.
Saldo oferta-demanda
El mundo, que producía 100 millones de barriles de petróleo por día en 2019, consumía esta cantidad al mismo tiempo. Naturalmente, existió un equilibrio entre la oferta y la demanda.
Con el brote de COVID-19, las ruedas industriales comenzaron a girar más lentamente y los medios de transporte comenzaron a usarse menos. Esta situación provocó que la demanda de petróleo disminuya en un 30% en muy poco tiempo.
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Ante ello, el excedente de petróleo en el mercado comenzó a aumentar ya que su producción no disminuyó al mismo nivel. Incluso la decisión de recortar 10 millones de barriles tomada por los países productores de petróleo de la OPEP+ no fue suficiente para resolver el problema del exceso de oferta.
Esta decisión sigue siendo nula en comparación con las condiciones del mercado. Por lo tanto, condujo tanto a un aumento en las existencias estratégicas de petróleo como a una disminución en la influencia del mercado de los miembros de la OPEP+.
¿Es una recesión global?
Muchos artículos científicos han discutido la relación directa entre la demanda de energía y el crecimiento económico. Cuando las economías de los países se contraen, también lo hace su consumo de energía. Asimismo, el crecimiento económico trae consigo un aumento en el consumo de energía.
Hay una excepción a esta situación que es la eficiencia energética. En ella, si un país comienza a usar la energía de manera eficiente, el consumo de energía puede no aumentar a pesar del crecimiento económico.
Pero este no es el caso, la disminución de las recientes demandas de energía es un precursor de la profunda recesión global. Cuando miramos las estimaciones publicadas por las instituciones internacionales con respecto a las expectativas económicas en 2020, se ve que estás señalan una reducción en la economía mundial.
Sin embargo, hay diferentes estimaciones sobre cuánto será esta contracción. La razón más importante de estas diferencias es la incertidumbre acerca de cuánto tiempo continuará la pandemia y si surgirá una segunda ola de esta.
Impacto en Turquía
El país está en una posición de dependencia de energía extranjera, con un 93% de petróleo y un 99% de gas natural importado del extranjero.
En el período de altos precios de la energía, Turquía solía pagar hasta USD 60 mil millones en la factura energética y debido a la caída en los precios esta factura se ha reducido significativamente. Con las recientes caídas en los precios, no hay duda de que el país, cuya factura de energía totalizó USD 41 mil millones el año pasado, pagará menos en el próximo período.
Sin embargo, la disminución de los precios mundiales de la energía significa el deterioro de la economía mundial, algo que no juega en favor de la economía turca.
La nación tendrá dificultades para exportar bienes y servicios al extranjero. Además, el Estado turco ha estado en cooperación económica con los países exportadores de petróleo, quienes enfrentan y enfrentarán duras situaciones económicas, razón por la cual la nación perderá tanto el mercado como las inversiones realizadas en estos Estados.
Los bajos precios de la energía pueden parecer interesantes para Turquía en la primera etapa, pero afectará negativamente a sus compañías de energía.
Con la desaceleración de la industria, la demanda de energía disminuirá y las empresas productoras de energía sufrirán las crecientes condiciones de competencia como resultado del fracaso en el uso de su capacidad total. Esto significa que algunas compañías de energía, con altas tasas de endeudamiento en el sector, tendrán más dificultades.
Los acontecimientos recientes en otros países, por supuesto, inevitablemente afectarán también a Turquía. El futuro del mercado energético turco dependerá de la rapidez con que la economía global se recupere de las consecuencias de la crisis.
*Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.
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