Discuten reforma a las pensiones en Congreso brasileño, primera prueba política de Bolsonaro
El presidente de Brasil propone ampliar la edad mínima de jubilación de los trabajadores brasileños, lo que genera críticas entre el gremio y expertos.

Brasil
Por: Joana Oliveira
Brasil discute desde hace más de veinte años caminos para garantizar la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social, más concretamente, las jubilaciones. Durante esas dos décadas varias propuestas de reforma han pasado por el Congreso, todas sin éxito y con un nivel de urgencia cada vez más elevado. Eso porque el país destina el 16% del PIB para afrontar los gastos con las pensiones. Sólo en 2018, el déficit fue de BRL 290 mil millones, considerando el sector privado, los funcionarios públicos y los militares.
El presidente Jair Bolsonaro entregó al Congreso el pasado miércoles su propuesta de reforma, con la cual promete generar un ahorro de un billón de reales al Estado Brasileño en los próximos 10 años. Bolsonaro sostiene que sin un nuevo régimen de jubilaciones el país quebrará dentro de dos o tres años.
La mayoría de los economistas y analistas están de acuerdo: argumentan que el envejecimiento de la población brasileña, debido a que las personas viven más y tienen menos hijos, hace que haya cada vez más jubilados y menos personas trabajando y cotizando.
La edad mínima en Brasil
Actualmente no existe una edad mínima de jubilación en el sector privado, desde que el trabajador cumpla un tiempo mínimo de cotización en el sistema (35 años). A partir de los 60 años, en el caso de las mujeres, y 65 para los hombres, es posible jubilarse mientras se tenga por lo menos 15 años de cotización.
En el servicio público, que cuenta con un sistema diferente, la edad mínima es de 60 años para hombres y 55 años para mujeres. Bolsonaro, para quien la reforma a las pensiones fue una de las principales promesas de campaña, se atrevió a cambiar esa regla.
El presidente propone, para todos los sectores, la edad mínima de 65 años para que los hombres puedan jubilarse y de 62 años para las mujeres. Es decir, deja de haber la posibilidad de jubilación sólo por tiempo de cotización.
El establecimiento de la edad mínima ha sido uno de los puntos más polémicos del proyecto de Bolsonaro y ha generado críticas por parte de la oposición y pequeñas protestas en algunas capitales del país.
El especialista en economía y reformas Pedro Nery considera, sin embargo, que el proyecto disminuirá las desigualdades en la Seguridad Social.
“La propuesta de Michel Temer era de aumentar el tiempo de cotización de 15 años para 25 años, mientras que la de Bolsonaro de 15 a 20 años. Ese es un punto importante debido al desempleo y a la informalidad, principalmente para las mujeres y, sobre todo, para las madres”, analiza el especialista.
El experto se refiere a la propuesta iniciada en 2016 por el expresidente Temer e interrumpida el año pasado debido a la falta de apoyo en el Congreso.
Otro punto controversial dentro de la propuesta de Bolsonaro es que excluye a los militares, que representan un tercio de los funcionarios públicos y son responsables por el 44,8% del déficit en el sistema de jubilaciones.
El presidente ha prometido que enviará al Congreso otra propuesta de reforma de jubilaciones específica para los militares en las próximas semanas.
El proyecto de Bolsonaro también determina que la edad mínima de jubilación para los trabajadores rurales (tanto hombres como mujeres) será de 60 años, con 20 años de cotización. Actualmente la edad mínima para jubilarse es de 55 años para mujeres y 60 para hombres, con un tiempo mínimo de actividad rural de 15 años en ambos casos.
Los profesores, que hasta el momento no tienen edad mínima para jubilarse, desde que hayan cotizado durante 25 años (mujeres) o 30 años (hombres), tendrán que esperar hasta los 60 años para cobrar una pensión, después de cotizar en el sistema durante tres décadas.
Es debido a puntos como ese que Carlos Gabas, exministro de la Seguridad Social durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, considera que el proyecto ahondará las desigualdades sociales en el país.
“Si quisiera combatir privilegios, el Gobierno tendría que cambiar los elevados sueldos de los Tres Poderes, entre BRL 39 mil y BRL 80 mil. Cambiar el sistema de jubilación y pensiones de los militares sería combatir privilegios. Pero lo que el Gobierno está haciendo con esa reforma es atacar los derechos de los más pobres y hacer que los trabajadores se queden hasta el final de su vida sin jubilarse”, critica Gabas.
Obstáculos en el Congreso
La propuesta de reforma de Bolsonaro debe ser votada en el Congreso como una enmienda a la Constitución, lo cual conlleva una tramitación especial. En primer lugar, el texto que cambia las reglas de la jubilación en Brasil tendrá que pasar por la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de los Diputados y, después, será analizada por una comisión especial y por el Plenario de la Cámara, donde necesita la aprobación de dos tercios de los diputados. Rodrigo Maia, presidente de la Cámara, indicó que la votación puede ocurrir en junio. Sólo entonces la propuesta será enviada al Senado, donde el texto debe ser refrendado también por un tercio de los senadores.
No es una negociación fácil. El expresidente Michel Temer, un experto en negociación en el Congreso, no logró aprobarla. Bolsonaro, que ya vivió la semana pasada su primera derrota entre los parlamentares —cuando la amplia mayoría de los diputados anuló el decreto del Gobierno que cambiaba las reglas de la Ley de Acceso a la Información— y cuyo partido se ha visto desgastado por sospechas de corrupción no lo tendrá fácil.
De hecho, el propio Palacio de Planalto ya ha admitido que la propuesta puede sufrir modificaciones antes de la votación para facilitar un resultado favorable.