COVID-19, el virus que convirtió el sueño americano en una pesadilla
De acuerdo con Oguzhan Yanarisik, experto en estudios internacionales y políticos, ya no es posible hablar de un buen escenario para Estados Unidos en medio de la pandemia del coronavirus.

ESTAMBUL
Por: Dr. Oğuzhan Yanarışık*
Los efectos devastadores de la pandemia global de COVID-19 se han vuelto más graves en algunos países. Estados Unidos es uno de esos países, ya que se ha tenido que enfrentar con las consecuencias sociales y económicas del virus.
La impasibilidad, la falta de kits de diagnóstico y el que no se realizara una lucha coordinada a nivel nacional llevaron a que los casos de COVID-19 explotaran en ese país. El número de casos ha aumentado a 400.000, mientras que el número de muertes ascendió a casi 13.000.
Algunos estados se enfrentaron a problemas en el suministro incluso del equipo médico más básico. Solo en las últimas dos semanas, más de 10 millones de estadounidenses han solicitado pago por desempleo.
Como es bien sabido, el presidente Donald Trump se tardó en comprender la dimensión de la amenaza del brote. Al principio afirmó que el coronavirus era un "engaño” utilizado por los demócratas para perjudicarlo a él y a su administración.
Cuando se dio cuenta del peligro de la pandemia, Trump parecía querer hacer olvidar su previo error al hacer uso de un lenguaje duro. Incluso describió la lucha contra el virus como una guerra y se describió a sí mismo como el líder de la guerra.
A pesar de que finalmente tomó medidas más fuertes en la lucha contra el coronavirus, muchos consideran que se tardó demasiado. Y con esta tardanza, la imagen que ha tratado de construir de EEUU como el "país más fuerte y rico del mundo" ha sufrido un duro golpe.
En este sentido, ya no es posible hablar de un buen escenario para Estados Unidos: hay malas y peores posibilidades. Los expertos médicos de la Casa Blanca estiman que incluso si se cumple la orden de permanecer en casa, entre 100.000 y 240.000 estadounidenses podrían perder la vida.
"Mucha gente morirá", dijo Trump en una conferencia de prensa, y agregó: "Nos acercamos a un terrible momento. Probablemente nunca hemos visto estas cifras de muertes antes”.
Fallas en el sistema de salud
Justo un mes después de que Trump tuiteara que EEUU había "controlado en gran medida la propagación del coronavirus", la Organización Mundial de la Salud dijo que EEUU se convertiría en el epicentro del virus.
Esto, en parte debido a que su sistema de salud, con problemas de larga data, no estaba preparado para enfrentar la crisis.
Poco tiempo después de la llegada del virus, hubo escasez de suministros médicos en los hospitales estadounidenses. Médicos y enfermeras comenzaron a pedir ayuda a través Internet, y se solicitó a los fabricantes de textiles que produjeran máscaras médicas.
La situación empeoró tanto que un anestesiólogo se puso una bolsa de plástico en la cabeza en medio de su labor. Posteriormente se difundieron imágenes del personal de varios hospitales usando bolsas de basura como protección.
También se han presentado problemas importantes con dispositivos como los respiradores. Por ejemplo, se enviaron 400 respiradores a Nueva York, el epicentro del brote en el país, pero el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, dijo que los dispositivos no eran suficientes y afirmó que el estado necesitaba 30.000 respiradores.
Mientras cada estado trata de resolver sus propios problemas, se vio cuán deteriorado está el sistema de salud estadounidense. Los estados e incluso las ciudades se han embarcado en disputas por conseguir suministros médicos y respiradores. Esto plantea la pregunta de si se puede hablar de un sistema de salud nacional en Estados Unidos.
Adicionalmente, hay que decir que aproximadamente 30 millones de estadounidenses no cuentan con un seguro de salud. Al considerar la actual situación económica y el creciente desempleo, está claro que este número aumentará. Por otro lado, el seguro de muchos ciudadanos estadounidenses no tiene suficiente cobertura.
Estos dos grupos de personas se pueden enfrentar a altas facturas que les vendrán después de ser diagnosticados y hospitalizados.
En Florida, un paciente tratado por COVID-19 recibió una factura de USD 35.000, y hay informes que señalan que las facturas para pacientes sin seguro pueden llegar a los USD 73.000. Incluso para aquellos que tienen seguro privado pueden llegar a USD 38.000, por lo que la población está atemorizada.
La economía sufre un duro golpe
El número de empleados en el país había aumentado constantemente en los últimos meses. Esta tendencia se rompió en marzo, cuando más de 700.000 personas perdieron su empleo. La tasa de desempleo, que había caído al 3,5%, empezó a aumentar y se prevé que subirá al 32,1%.
Se estima que de 5 a 7 millones de estadounidenses pierdan sus empleos en restaurantes y que esta industria perderá USD 225 mil millones en los próximos tres meses, según la Asociación Nacional de Restaurantes.
Según un reciente estudio de la Asociación Nacional de Productores, el 80% de las empresas se verán afectadas por el coronavirus. Aunque el presidente Trump ha dicho que la actividad económica debe volver a la normalidad cuanto antes, según muchos expertos esto no es posible en el futuro cercano. Se prevé que habrá una recesión económica mundial debido al virus.
Según algunos, la recesión ya ha comenzado. Las industrias hotelera, de restaurantes, de viajes, de fabricación de vehículos y de gimnasios han parado casi completamente.
En las bolsas de valores a veces se detiene completamente la compra y venta. El precio del petróleo cayó estruendosamente. Más y más personas están siendo despedidas en todo el país. La gente ahora produce menos, gasta menos y come menos. EEUU, junto con muchas otras economías, se dirige a una catástrofe.
La política estadounidense se ve afectada
Sin lugar a dudas, Trump es el político que siente más los efectos del COVID-19, ya que este inesperado problema podría afectar su campaña para las elecciones de 2020, en la que entró muy seguro de sí mismo.
Sus intentos por combatir el virus no han tenido mucho éxito, y el hecho de que al comienzo subestimara al virus generó dudas sobre su capacidad de controlar la situación dentro del país.
El proceso de elección presidencial, que continúa con acusaciones y en medio de la polarización, también se ha visto afectado. Las elecciones primarias en los estados de Ohio y Wisconsin fueron canceladas.
Más tarde se anunció que el Congreso Nacional Demócrata, en el que los delegados del Partido Demócrata eligen a los candidatos del partido para las elecciones de 2020, se pospuso para agosto.
Además, el candidato más fuerte de los demócratas, Joe Biden, y el presidente Trump han dejado las peleas a un lado y han tratado el tema del COVID-19. De esta manera, mediante la lucha contra la epidemia se abrió la puerta del consenso transpartidista.
Sin embargo, EEUU necesita trabajar más para salvarse de la pesadilla del coronavirus. En esta etapa es importante que los sistemas de salud, político y económico de EEUU resuelvan sus problemas crónicos. Tomará tiempo ver si el llamado "sueño americano" sobrevivirá a los daños causados por esta crisis.
*Oguzhan Yanarisik completó sus estudios de doctorado en Estudios Internacionales y Políticos en la Universidad de Warwick, en el Reino Unido, y es profesor en el Instituto de Ciencias de Seguridad de la Academia de Policía de Turquía.
*Aicha Sandoval Alaguna contribuyó a la redacción de esta nota.
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