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Los inmigrantes que ganan Copas del Mundo

En este Mundial de Rusia 2018 hay 82 jugadores repartidos en 22 selecciones nacionales que no son originarios de esos países.

Gustavo Adolfo Delvasto Daza  | 05.07.2018 - Actualızacıón : 07.07.2018
Los inmigrantes que ganan Copas del Mundo EKATERIMBURGO, RUSIA - 21 DE JUNIO: El francés Mbappé (izquierda) en acción contra el peruano Edison Flores (derecha) durante el partido del Grupo C de la Copa FIFA Rusia 2018 . (Alex Romanov - Agencia Anadolu).

BOGOTÁ, Colombia

Por: Gustavo A. Delvasto

Tal vez el futbolista Nacer Chadli no sea muy querido en su natal Marruecos tras renunciar en 2011 a jugar con la selección de su país para empezar a portar la camiseta de Bélgica. Sin embargo, en este país europeo, tras el juego de octavos de final del Mundial Rusia 2018, el marroquí se convirtió en héroe nacional belga por anotar el gol de la victoria (3 – 2) ante Japón.

Chadli ya había jugado en 2010 un partido amistoso para Marruecos. Al año siguiente pidió autorización de la FIFA para poder jugar con la otra camiseta, cosa que le fue autorizada porque no había participado en partidos de competencias oficiales con los africanos.

La decisión de Chadli seguro no dejó muy contentos a los marroquíes, que pudieron sentirse traicionados y relegados por la ida del jugador a una selección más competitiva. De seguro también suscitó controversia en Bélgica, especialmente entre aquellos que ven hoy en la inmigración una amenaza a su seguridad y modo de vida.

Esa forma de xenofobia es más contradictoria que nunca en el Mundial Rusia 2018, donde aquellos que rechazan que los miles de africanos, asiáticos, árabes lleguen y se organicen en sus países, celebran a su vez los goles que convierten en las selecciones.

Al igual que Chadli existen varios jugadores que están representando a selecciones de países en los que no nacieron y lo hacen con el mismo empeño de cualquier futbolista nativo.

Inmigrantes, ¿clave del éxito?

En este Mundial hay 82 jugadores repartidos en 22 selecciones nacionales que no son originarios de esos países. En un reciente informe, el periódico The Times of India titulaba “un tercio de los jugadores en selecciones europeas son migrantes”.

Ya podíamos ver en la Copa Mundo de Brasil 2014, que de los 736 jugadores que participaron, 126 eran inmigrantes.

No solo Chadli es el ejemplo de un inmigrante de origen africano dándole el pase a cuartos de final a los belgas; también los franceses se sirvieron de los goles de inmigrantes o de ascendencia afuera de sus fronteras.

Tal es el caso de la estrella del equipo Paris Saint Germain Kylian Mbappé, de origen camerunés y argelino, quien logró 2 de los 4 goles contra Argentina en esos mismos octavos de final de Rusia.

El país donde un partido de extrema derecha, como lo es el Frente Nacional de la familia Le Pen, casi logra la presidencia, se sirve de jugadores como Paul Pogba, de ascendencia guineana, Dusmane Dembelé, cuyos padres proceden de Mali y Mauritania; N'Golo Kanté, originario de Mali; Blaise Matuidi, de familia angoleña, Samuel Umtiti, de origen camerunés. Todos contribuyendo a que su selección sea considerada una de las favoritas al título de la FIFA.

Ya en 1998 Francia logró coronarse campeona en una Copa del Mundo con estrellas como Zinedine Zidane, de ascendencia argelina; Marcel Desailly, de Ghana; Patrick Vieira de Senegal, y un originario de Argentina, David Trezeguet.

Los galos incluso contaron con los servicios de un jugador que “nació en el mar” según su acta de nacimiento, Rio Mavuba. Llegó al mundo en una embarcación mientras su madre de Angola intentaba llegar ilegalmente a Europa. 21 años después logró recibir la nacionalidad francesa.

Ya lo dice un compañero de selección de Chadli, Romelu Lukaku, estrella en el Manchester United británico, “cuando las cosas van bien, soy el delantero de la selección de Bélgica y cuando las cosas no son tan buenas, soy Romelu Lukaku, de ascendencia congolesa”.

El capital humano migrante

El economista José Luis de Ramón afirmaba refiriéndose al uso de jugadores extranjeros que “el capital financiero se mueve libremente entre fronteras, en cambio, la movilidad de capital humano está limitada por las leyes de migración”. De Ramón aclaraba que cuando se trata de capital humano “valioso”, los países hacen uso de este recurso foráneo de forma “muy agresiva”.

En 2014 e inclusive desde antes, la selección de Alemania reforzó sus escuelas y bases incluyendo muchos jugadores con lazos en países árabes o africanos, culminando un proceso exitoso con el Mundial Brasil 2014 cuando se coronaron campeones con un once conformado por algunos jugadores originarios de otros países.

De aquella multicultural formación alemana se pueden mencionar los orígenes de jugadores como Mesut Ozil, de ascendencia turca, gambeteador de calidad suramericana que militaba en la selección desde 2010. Estaban y están Sami Khedira, procedente de Túnez, quien militó en equipos como Sttutgart, Real Madrid y Juventus; Jerome Boateng, hijo de alemana y padre ghanés. No solo de África o Asia procedían los jugadores, Miroslav Klose y Lukas Podolski, ambos de la vecina Polonia.

Con porcentajes, The Times of India hace el comparativo de la cantidad de inmigrantes respecto a la población de algunos de esos países europeos y el porcentaje de sus jugadores migrantes en las selecciones.

El informe menciona, por ejemplo, que de los equipos que disputarán los cuartos de final, Francia tiene el 78,3% de sus jugadores “extranjeros”, mientras que la población inmigrante es el 6,8% del total de habitantes. Bélgica tiene al 47,8% de sus futbolistas inmigrantes en la selección, mientras que del total de la población, tiene el 12,1% de nacidos fuera de sus fronteras. Inglaterra tiene el 47,8% de jugadores inmigrantes y un 9,2% de extranjeros del total de su población.

El reporte agrega que de los 230 jugadores que representan a las selecciones europeas en este mundial ruso, 83 son inmigrantes.

También esa inmigración es a la inversa.

Según datos del portal web Benditofútbol, Francia es el país que más futbolistas entregó a la Copa del Mundo. Sin contar los que militan en la selección dirigida por el exjugador Didier Deschamps, hay 29 ‘franceses’ en diferentes selecciones. Entre Túnez y Senegal tenían 17 jugadores originarios de Francia.

Los Países Bajos ‘donaron’ 7 futbolistas a otras naciones; Brasil aporta 5; España tiene 4 representantes al igual que Bosnia, entre otros.

Contrario a lo que pueda pensarse, un país como Marruecos tiene el 75% de su plantel procedente de otras naciones, un canadiense y 16 de origen europeo. Caso similar al de Suiza que tiene ocho futbolistas originarios fuera de sus fronteras.

El caso del seleccionado de Suecia sirve como ejemplo de las contradicciones mundialistas. Mientras que los migrantes son el 8% de su población, el 17,4% de su selección es ‘extranjera’. Contradicción que se evidenció con uno de sus jugadores, Jimmy Durmaz, de ascendencia turca y libanesa, quien recibió amenazas racistas en sus redes sociales luego de que propiciara la falta que le dio el triunfo a Alemania 2-1 en el partido del grupo F.

Durmaz, posterior a los insultos salió en un video junto con sus compañeros en señal de apoyo y unión rechazando las críticas xenófobas de algunos de sus conciudadanos.

Ahora que se vienen los partidos que definirán a los semifinalistas del Mundial Rusia 2018, muchos de los que en Europa cuestionan y piden políticas más duras contra la inmigración, tal vez deban prender el televisor y observar cómo aquellos nacidos fuera de sus fronteras les dan las alegrías que no tienen muy frecuentemente en sus lugares de origen.



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