El béisbol y López Obrador: ¿afición, estrategia diplomática o motivo de favoritismos?
El presidente mexicano no ha ocultado su interés en que el béisbol ocupe un mejor lugar que el que históricamente ha tenido, pero es cuestionado porque ha favorecido a personas cercanas a él y no hay una estructura sólida para estas políticas.

MÉXICO DF
Por: Alejandro Melgoza Rocha
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho un énfasis en el béisbol durante todo su Gobierno a través de numerosos eventos y declaraciones. Esto no es ninguna casualidad, sino que se trata de una de sus grandes aficiones, una que compartía con el expresidente estadounidense, Donald Trump.
Durante sus poco más de dos años de Gobierno, el presidente ha participado en 18 eventos en los que ha quedado en evidencia su predilección por este deporte, los cuales van desde reuniones con jugadores estrella en el Palacio Nacional y la participación en la inauguración de estadios, hasta programas gubernamentales para apoyar el béisbol. No sin mencionar que esta afición sirvió como un impulso diplomático que le ayudó a lograr una buena relación con Trump.
De hecho el 8 de julio del año pasado, en pleno ascenso de la pandemia, López Obrador viajó a Estados Unidos en su primera visita de Estado en el extranjero, encuentro que fue bastante mediatizado por la prensa.
Durante ese encuentro ambos jefes de Estado intercambiaron bates: Trump le regaló uno fabricado en St. Louis con su rúbrica, mientras que López Obrador le dio uno decorado con arte huichol, cuyos colores y formas simbolizan el ritual del peyote, una cactácea sagrada para la etnia Wixárika.
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Ya desde las campañas presidenciales de 2018 y 2012, López Obrador dejaba muy en claro su preferencia por este deporte, que practicó en su natal Tabasco durante su adolescencia. En ese antecedente con el béisbol volvía a coincidir con Trump, pues ambos no solo lo consideran su deporte predilecto, sino que lo jugaron desde jóvenes y sostienen que, de no haber sido presidentes, se hubieran dedicado al béisbol profesional.
“Pude haber sido un jugador profesional”, señaló Trump a la prensa cuando fue nombrado como presidente. Por su parte, en septiembre de 2019 López Obrador dijo que, de haber tenido una beca, “a lo mejor no hubiese llegado a la Presidencia porque me hubiese quedado jugando béisbol”.
Durante la pandemia, López Obrador no dejó de hacer actividades relacionadas con este deporte, y hasta lo recomienda para disminuir el estrés y fortalecer la salud, como prevención contra la COVID-19. “Uno tiene que dedicarle tiempo al deporte. Todo lo que es el ejercicio es fundamental, es medicina preventiva”, señaló el 4 de enero de este año, mientras entrenaba con un bate similar al que recibió en la Casa Blanca en julio de 2020.
Sin embargo, la afición beisbolista de López Obrador no será un motivo de acercamiento con el presidente recién electo, Joe Biden, pues por el contrario, este es seguidor del fútbol americano de la NFL, y llegó a jugar en la Universidad de Claymont, Delaware.
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¿Avanza el béisbol?
Aunque tanta mención en los medios de comunicación parece un claro apoyo al béisbol, para la periodista experimentada en deportes Beatriz Pereyra, también autora del libro “Pelotero. Por amor al béisbol”, esto se trata mucho más de apariencia que de un apoyo integral.
“Una cosa son las acciones que el presidente ha anunciado de manera verbal o los presupuestos asignados desde la Cámara de Diputados en el Presupuesto de Egresos de la Federación para temas relacionados con desarrollo e impulso del béisbol y otras las que en realidad se han logrado hacer”, aclara Pereyra, quien añade que hay otras acciones que no han sido puestas bajo el escrutinio público.
Por ejemplo, la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la impunidad reveló el pasado 11 de enero que la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (SEDATU) asignó un contrato por 89 millones de pesos –unos cuatro millones de dólares– con el fin de remodelar el estadio del equipo de béisbol Guacamayas de Palenque, del cual es fundador y directivo Pio López Obrador, hermano del mandatario mexicano.
En el caso del presupuesto asignado por el Gobierno mexicano, Pereyra, reportera de la revista Proceso, asegura que esto no corresponde necesariamente con una política pública adecuada de desarrollo e impulso al béisbol. Al referirse al programa de Promoción y Desarrollo del Béisbol (Probeis) asegura que no tiene “pies ni cabeza” y señala que su representante, el expelotero Edgar González, es cercano al presidente.
“Probeis es muy ambicioso, pero completamente desorganizado y lo puso en manos de su amigo, de Edgar González, que no es administrador público, nunca ha vivido en México: él se crio y estudió en Estados Unido y fue jugador de grandes ligas”, asegura.
“Obviamente cuando le destinas recursos al deporte, eso no necesariamente está mal (…) Lo que me parece reprobable es que las políticas para desarrollar e impulsar el béisbol están mal hechas. Nace de que el presidente tiene la necesidad, no niega que es un fanático del béisbol, quiere que el béisbol ocupe un mejor lugar que el que históricamente ha tenido”, agrega.
Ella explica que el béisbol es el deporte “que más deportistas ha exportado”, por encima del fútbol. Según dice, este se encuentra en manos de la iniciativa privada, que “invierte” en el desarrollo de jugadores que posteriormente se venderán a las grandes ligas.
Con respecto a lo anterior cuestiona si le corresponde al gobierno federal estar invirtiendo dinero para que más peloteros lleguen a grandes ligas. “¡No!, ¡No le corresponde! Eso le corresponde a los empresarios (…) ¿Tú crees que el Gobierno federal tendría que estar gastando el montón de dinero que cuesta para ver si algún día te compran un jugador? Porque, además, el Gobierno no se puede quedar con el dinero de esa venta. El dinero en teoría se va para el jugador”.
“Cuando deje de ser López Obrador el presidente, ¿hay garantía de que se siga con el proyecto? Ni siquiera es un apolítica transexenal”, asegura Pereyra, quien concluye que precisamente ese es el gran problema de que no existan objetivos claros sobre el impulso al béisbol y que esta política se base más en el gusto de un presidente, porque probablemente esta no tendrá continuidad en los gobiernos por venir.
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