Los estudios toxicológicos realizados en el cuerpo de Diego Maradona, tras su fallecimiento el pasado 25 de noviembre, revelaron inconsistencias en los medicamentos que el cuerpo médico le suministraba al futbolista, lo que se estudia si podría haber afectado su salud.

La autopsia mostró rastros de “venlafaxina, quetiapina, levetiracetam y naltrexon”, medicamentos destinados a mejorar el estado mental y los procesos neuronales. No se encontró presencia de alcohol ni de drogas alucinógenas.

Por el contrario, a los peritos forenses les llamó la atención que, pese a que Maradona sufría de una enfermedad cardíaca, no se encontraran rastros de medicamentos para tratar esta afección.

Además, algunos de los psicofármacos hallados son arritmogénicos, declararon fuentes cercanas al estudio a la agencia argentina de noticias Télam. En otras palabras, son medicamentos que producen arritmias.

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Ahora está en manos de las autoridades médicas a cargo del estudio de la autopsia determinar si el uso de medicamentos arritmogénicos en un paciente con una cardiopatía crónica no tratada pudo conllevar a la muerte del astro argentino.

Los estudios también demuestran que el futbolista no estaba en el mejor estado de salud. De acuerdo con el informe, además de la miocardiopatía isquémica, Maradona tenía cirrosis hepática, enfermedad pulmonar crónica, insuficiencia renal crónica y coronariopatía, esto último significa que el flujo sanguíneo a través de sus arterias coronarias está obstruido.

La Fiscalía de San Isidro está investigando si hubo “homicidio culposo” en la muerte de Maradona por parte del neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov.

El deportista murió el 25 de noviembre por un edema pulmonar y una descompensación cardiaca. Los hechos ocurrieron 22 días después de haber sido operado de una hemorragia en la superficie cerebral.