Puestos de comida callejeros en Indonesia dan vida a las calles
Los chefs callejeros preparan platos como pato frito, macarrones chinos, raviolis al vapor, dulce de coco y arroz con carne frita, bajo toldos y al aire libre.

JAKARTA, Indonesia
Los puestos de comida callejeros en la capital de Indonesia, Yakarta, ofrecen a sus clientes diferentes platos de comida fresca. Es posible ver este tipo de puestos al menos en una calle de cada barrio de la capital, uno al lado del otro.
Temprano por la mañana, los dueños de los puestos comienzan a preparar sus platos de comida, que especialmente ofrecen a empresas, instituciones gubernamentales y alumnos hambrientos en horas de recreo, al medio día.
Los chefs preparan platos como pato frito, macarrones chinos, raviolis al vapor, dulce de coco y arroz con carne frita, bajo toldos y al aire libre.
Los sabores de la cocina indonesia que se reflejan en las calles son un festival de sabores. Esta cocina, con el tiempo, se ha convertido en una mezcla de las cocinas india, china y árabe, gracias al efecto de la población étnica en el país y las especias e ingredientes utilizados en su elaboración.
Estos puestos de comida callejeros también reflejan un país con una cocina rica en tradiciones, gracias a su composición étnica y las diferentes culturas regionales.
Comer fuera de casa se ha convertido en un acto de la vida cotidiana en el país. Hace que la gente se reúna y converse, socializándose, hecho que da vida a las calles.
“Todos los días cocino al menos 30 kilogramos de pollo y pescado. Desde que empiezo los preparativos por la mañana hasta que cierro por la noche, trabajo 12 horas. Ofrecemos diversos platos a buen precio, esto hace que tengamos mucha clientela”, cuenta Tajono, que desde hace 13 años se gana la vida cocinando en puestos de comida callejeros.
“Trabajo en un banco privado. Todos los días a la hora de comer vengo aquí con mis amigos. Aquí se pueden encontrar platos deliciosos y baratos. Mi preferido y el que más frecuentemente pido es el de pato frito. Aquí tengo la oportunidad de charlar con mis compañeros y al mismo tiempo relajarme del estrés del trabajo. El hecho de que estén cerca del trabajo me ahorra tiempo”, comenta Endah, cliente habitual de los puestos de comida callejeros.