ESTAMBUL
Con un grande y llamativo cartel en la entrada que lee “Aquí hablamos español” y una vistosa decoración con banderas, camisetas y billetes latinoamericanos, la Tienda de Jordi, ubicada en el famoso Bazar de las Especias en el corazón de Estambul, recibe miles de hispanohablantes a la semana.
La tienda, conformada por los tres únicos locales del bazar en los que todo el personal habla español, recibe en promedio más de dos mil personas los fines de semana y cinco mil durante toda la semana, entre el 80% y 90% de ellos hispanohablantes.
Personalidades como Jackie Chan, Gordon Thomas -conocido como Sting-, Jodie Foster, Kristen Stewart, Marlli Arias -la madre de Maluma-, y Cayetana de Alba se han dejado cautivar por el lugar.

El establecimiento llama la atención por sus peculiares presentaciones para los grupos de turistas -quienes usualmente no saben que comprar para llevar de vuelta a casa-, en las que se cierra la entrada del local con una cuerda valla de terciopelo y se explican los productos, sus beneficios y su relación con la cultura turca.
Todos los días, los guías turísticos, deseosos de descansar de la labor de la palabra, llevan a sus grupos a la exposición gratuita. Los trabajadores de la tienda ofrecen a los comensales té de granada en el tradicional vaso de té turco -sin agarradera- y captan la atención del público con una peculiar forma de oratoria:
“¡El té para relajarse, para el novio, el sultán, el marido! ¿Molesta mucho en la noche? Lo duerme. ¿Ronca mucho? Le das un poco más y duerme para siempre”, “¡dos tipos de té de manzana, dos tipos! Uno para eliminar la panza, la barriga; el otro para adelgazar todo el cuerpo”, y otras curiosas oraciones causan entre risas, sonrojos, aplausos y exclamaciones de uuuu.

En medio de la presentación, un concurrido grupo de latinos que viajaron desde Los Ángeles cuchichean, a veces en inglés, a veces en español, sobre las habilidades de persuasión de los vendedores. En ocasiones, la actividad se convierte en una fiesta cuando alguno de los visitantes toma una güira que permanece en uno de los estantes de la tienda y anima a todos, incluidos a los vendedores turcos, a bailar.
Pese a que este es el espectáculo que más llama la atención de la Tienda de Jordi, el establecimiento también cuenta con varios programas de conciencia social, incluido uno de pasantías pagadas para jóvenes estudiantes de secundaria y uno sobre la promoción de Türkiye y su cultura desde una mirada local.
En entrevista con la Agencia Anadolu, Mehmet Kaynar, más conocido como Jordi, narra que empezó en el competitivo sector de la venta a turistas en el Bazar de las Especias tres décadas atrás, y que a los 14 o 15 años se enamoró del español y decidió aprenderlo.
“La primera vez que lo escuché me fascinó, es un idioma que lo tiene todo: cariño, amor, amabilidad”.
La adopción de su nombre romance, Jordi, se remonta a hace más de 25 años, cuando aún aprendía español y conoció a una fotógrafa catalana residente en Türkiye que le recomendó tener un nombre más sencillo para sus compatriotas, quienes se encontraban entre los turistas más ricos.
“Yo sé que vas a aprender español, ¿no quieres un apodo? Te serviría para ‘cachar’ a los clientes catalanes, que tienen más dinero. Ponte Jordi, que así la gente viene a tu tienda”, le recomendó entonces.
Jordi, con su característico talante calmado, relata que así fue, y que a la gente se le hizo más fácil recordar este nombre, pero aclara que no tiene ninguna relación con la política, y que incluso, no sabía nada sobre los asuntos internos de España en ese momento.
Cuenta que ya administraba junto con un socio el establecimiento bajo otro nombre, pero al ver que muchos de sus conocidos españoles y latinos comenzaron a recomendarlo como “la tienda de Jordi”, hace ocho años decidió adoptar oficialmente ese nombre.
“Mucha gente comenzó a preguntar en el bazar donde está “Jordi”, cambié el nombre para que me encontraran fácil”, precisó.
Jordi, quien maneja el español, el portugués, el japonés y el inglés, asegura que los turcos y los latinos son “almas gemelas”, a pesar de la lejanía geográfica.
“Los latinos son muy cálidos cuando vienen a comprar, no son tan serios como los europeos, además siempre están dispuestos a ayudar cuando estás aprendiendo, por ejemplo, el idioma”.
Cuando se le pregunta sobre el programa de pasantías pagadas, una sonrisa se dibuja en su rostro.
“Es un programa excelente para ayudar al aprendizaje del español, estoy muy orgulloso. Todos los niños pasantes son como oro, diamante; son respetuosos, inteligentes, tienen ganas de aprender español y se adaptan rápido. ¡Mis trabajadores los adoran!”, dijo.
Más de una decena de jóvenes de entre 14 y 15 años que han aprendido español en sus escuelas secundarias utilizan su tiempo libre para aprender un oficio, desarrollar su confianza en sí mismos y practicar el idioma.
“A mí me encantaría que vinieran todos los días, pero lo más importante son sus estudios”, destacó.
“Todos los niños tienen un salario, porque es importante que devenguen por hacer una labor, o por lo menos intentarlo. Además, ellos ahora saben lo difícil que es ganar dinero y respetan más a sus padres”.
Muhammed Musaf Gulec y Muhammet Talha Koyuncu, de 14 años, acaban de terminar su año de preparatoria del idioma español en la Escuela Vocacional de Imanes de Kadikoy, ubicada en Estambul, y pasan sus fines de semanas y vacaciones en la tienda de Jordi.
Musaf decidió aprender español para dominar un idioma más competitivo, aparte del inglés, y porque le gusta conocer diferentes personas y culturas.
Talha, por su parte, quería aprender el idioma desde pequeño y ya sabía un poco de inglés.
Ellos cuentan que un exalumno de su escuela, Muhammed Bilal Ozyuksel, quien escribió el primer libro de aprendizaje de gramática turca en español, fue quien les animó a participar en el programa de pasantías.
“Empezamos a mitad de mayo y hemos aprendido a hablar y comunicarnos con los latinos, cómo vender un producto, y además se ha fortalecido nuestra confianza en nosotros mismos”, dicen.
Los jóvenes de noveno grado aseguran que han tenido la oportunidad de aprender la cultura hispana y esperan ampliar aún más ese conocimiento.
Su jefe, Jordi, también habló sobre el proyecto de promoción de Türkiye en el que su tienda participa: la página web
Turquia.info.
“Este es otro proyecto que me encantó. Me molestaba cómo se explicaba mal la historia de los tulipanes, atribuyendo su origen a los holandeses. Los turcos son muy ricos, tienen mucha historia, pero nos han arrebatado muchas cosas”, explicó.
“Quiero que se sepa bien nuestra historia. La página cuenta con textos bien preparados sobre diversos temas, así que entregamos los folletos con los textos a los clientes y los invitamos a visitar el sitio web”, agregó.

“¡Es muy fácil, lees el código QR con la cámara y encuentras información sobre la baklava y hasta sobre Nasreddin Hodja!”, dijo riendo, al referirse a la importante figura del humor tradicional de la región.
Jordi, quien ha viajado por muchos países del mundo, asegura que no hay ninguno con tanta riqueza cultural e histórica como Türkiye.
Resalta que los latinos tienen ganas de aprender su cultura, en gran parte, por la influencia de las novelas turcas, ya que “antes de conocer el país, ya están enamorados de él”.
“Si les damos buena información, lo van a amar más, los guías no dan siempre buena información”.
“Muchos me preguntan ¿por qué la gente se lava los píes antes de entrar en la mezquita? Les digo, si vas a visitar a tu novia o mujer, ¿te vas sucio? No. Entonces si vamos a encontrarnos con nuestro amor real, Dios, nos limpiamos y nos ponemos guapos”, concluyó.
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