Cultura

Mudar la Piel, el misterio de los afectos o la necesidad de suturar a España

Los realizadores del documental reflexionaron en el Festival de Cine Cali sobre la inusual amistad entre un mediador entre ETA y el Gobierno de España y un espía de los servicios secretos.

Gustavo Adolfo Delvasto Daza  | 12.11.2018 - Actualızacıón : 13.11.2018
Mudar la Piel, el misterio de los afectos o la necesidad de suturar a España CALI, COLOMBIA, 11 NOVIEMBRE: Los documentalistas españoles Ana Schulz y Cristóbal Fernández posan para la cámara durante la presentación de su filme Mudar la Piel, en el Festival Internacional de Cine de Cali. (Gustavo Adolfo Delvasto Daza - Agencia Anadolu).

CALI, Colombia

Por: Gustavo A. Delvasto D.

Juan Gutiérrez, experto mediador de conflictos en los 80 y 90 en España, de 85 años, confiesa que ha estado más de 30 veces en Colombia, donde se reunió con varios expresidentes para buscar puentes de reconciliación y llegar a la paz en el país.

Con cierta lucidez, mucho humor y poca destreza en el manejo del micrófono ante una audiencia de caleños que presenciaron el documental Mudar la Piel – del cual es protagonista- en el Festival Internacional de Cine de Cali, habló sobre su vivencia durante el rodaje, realizado en cuatro años por Ana Schulz, su hija, y el compañero sentimental de Ana, Cristóbal Fernández.

Ana estaba acompañando a Juan en La Tertulia, con orgullo junto a su madre, Frauke Schulz-Utermöhl, partícipe también en el documental, y Cristóbal. Los cuatro frente a un colmado auditorio en la Cinemateca del Museo La Tertulia.

¿De qué trata?

Ana, germano española, le contó a la Agencia Anadolu sobre lo que es el documental: “La historia de un mediador (Juan) que intentaba, con todo su empeño y toda la honestidad, conciliar las posturas y alcanzar la paz, y un espía (Roberto Flórez), un agente de los servicios secretos que espiaba en Euskadi a este mediador, vidas que se vieron afectadas y atravesadas con el conflicto Vasco”.

Agrega que, “lo que nos convencía de hacer el documental es hacer la historia más allá de la víctima y el victimario. Ese binomio de víctimas y verdugos. Buenos y malos”.

El filme, más que político, es una historia que sucedió en medio de un tenso clima político en la región del país Vasco de España.

Para Cristóbal Fernández, montajista de películas como “Mimosas” de Oliver Laxe, y "Aita" de José María de Orbe, el filme “habla sobre la reconciliación, el padre que perdona a quien lo espió y vuelve a ser amigo suyo y eso es como una metáfora de la reconciliación política y creo que es por ese lado, que es algo valioso por estos días…”.

Juan, como experto mediador y fundador del Gernika Gogoratuz (Recordando Gernika), Centro de Investigación por la Paz, creado en 1987 en el marco del 50 aniversario del Bombardeo de Gernika, se interesó por otros alrededor del mundo, incluido el de nuestro país.

Este más reciente viaje surgió gracias a la gran frustración de Juan Gutiérrez al no poder ayudar a solucionar el conflicto en su país, por causa precisamente del ex espía, por quién debió renunciar a la labor de facilitador entre el Gobierno español y la banda separatista ETA.

La familia y un país

El documental refleja un drama familiar, una traición, una amistad, las relaciones filiales y sentimentales por encima de la política, por encima del rencor que tantos años manchó al país Vasco y lo hundió en odios y sangre.

Estrenada este año en el Locarno Film Festival 2018 y en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2018. El recorrido de circuitos cinematográficos los trajo a Cali, donde Juan ya había estado, como se mencionó, tratando de entender y ayudar el conflicto colombiano que quizá aún está lejos de resolverse.

Tal vez ese es uno de los temas que trata Mudar la Piel, de resolver temas del pasado reciente del país. Especialmente entre Juan y su espía Roberto, antaño mejor amigo en los intentos de solución política de la región, y desde 1997, confeso miembro de los organismos de inteligencia españoles, que logró ganarse el cariño de Juan, pero con el propósito de obtener información respecto a su mediación en los intentos de paz.

Lo sorprendente es que la amistad, aún conociendo dicha traición, persiste, y a pesar de las reticencias de la documentalista Ana Shultz, todo recordado en Mudar la Piel.

Para Ana, según lo dicho a la Agencia Anadolu, persistir en esta amistad, al principio le parecía “irracional”.

“Para mí era tan inexplicable. Porque yo sí sentía que Roberto había fingido ante nosotros, y nos había hecho creer que era alguien que no era. Y hasta hoy he sentido cierta ofensa y sentimiento de que mi padre ha sido tratado injustamente, pero mi padre no lo ve así, para nada”.

Ana, a medida que avanzaba en el proyecto, tuvo una nueva sensación: “Después de 10 años de separación, ellos nunca hablaron de aquellos años y cómo sucedió y cómo vivió el espía, cómo mi padre, de poner las cartas sobre la mesa y sincerarse”.

Lo que hizo posible la amistad

Para Juan, el interés en la obra fue otro: “Una preocupación mía (con el documental) era mostrar que no era una amistad mía obsesiva (…) Me gusta el título, porque la muda de piel de Roberto es lo que hizo posible que nos hiciéramos amigos (…) se puso como disfraz una nueva piel para conocerme, porque ahí creía que se debía hacer no para destruir al enemigo sino para conocer los secretos y ayudar a todas las partes en conflicto y llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades fundamentales de las partes… ese cambio de piel le ayudó después de retirarse de los servicios secretos en el 2004 a mantener la piel que tuvo por 25 años y ahora como trabajador social ayudar a resolver conflictos”.

El codirector Cristóbal le confiesa a la Agencia Anadolu que fue una película muy difícil de realizar sobre todo con el espía. Pues es un protagonista del filme, sin embargo, es un personaje que se vislumbra y no se llega a conocer del todo.

Tanto es así que la primera imagen es una fotografía de Juan en primer plano y en el fondo, Roberto, completamente fuera de foco, silueta real pero no clara. Para Cristóbal “hay un hilo conductor que tiene un componente meta cinematográfico”.

Cristóbal Fernández defiende este tipo de documentos históricos porque “la paz se construye desde las pequeñas historias, intrahistorias”. Aclara que la víctima debe tener una voz privilegiada.

Recomienda realizar este tipo de filmes en Colombia. “El tema colombiano no lo conocemos tanto, hay resonancias (…) normalmente hay una visión oficialista y luego hay lo que hemos sentido los ciudadanos, eso tiene que salir porque evidentemente es lo que realmente va a suturar el país”, concluye.

Para Ana “esa lección que saco (de la realización), es que a lo mejor mi padre no necesita esa conversación (con Roberto) tanto como yo, y al tratarse de una relación suya, debo respetar tanto como se debe”.

Juan dentro de su intervención en La Tertulia dice sobre el documental, “fue una apuesta que hice aunque sé que igual la piel de Roberto es muy escurridiza (risas). Se me escapa (…) Al final aprendí a entender la importancia del cine como gran transmisor de la realidad, más que otras cosas”

Ver trailer oficial.

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