Türkİye, Cultura

La vida cotidiana de las mujeres de Estambul se puede observar desde Barcelona

Una exposición de postales en el centro cívico de la Sagrada Familia busca acercar al público barcelonés a 16 mujeres turcas que decidieron compartir sus rostros, historias y deseos.

Emma Jaramillo Bernat  | 10.12.2019 - Actualızacıón : 12.12.2019
La vida cotidiana de las mujeres de Estambul se puede observar desde Barcelona Postal de una mujer en el distrito de Kadikoy, en Estambul, que hace parte de la exposición 'El nacimiento de las dichosas'. (Cortesía Noemí Durán Salvadó)

España

Por: Emma Jaramillo Bernat

A menudo las respuestas se encuentran lejos de casa. Bajo esa premisa la escritora e investigadora catalana Noemí Durán Salvadó decidió dejar su tierra natal e ir a Latinoamérica. Primero fue El Salvador; luego Brasil, Argentina, y finalmente Colombia, donde vivió durante más de tres años y empezó lo que ella califica como un trabajo profundo de sanación como mujer. “Me fascina poder entender mi condición de mujer desde distintas culturas”, asegura.

En Latinoamérica –donde quedó asombrada por el tema de las culturas ancestrales y su relación con la espiritualidad– hizo un primer trabajo de sanación profunda, que terminó con la escritura del libro ‘Cartas de la mujer despierta’, que, según cuenta, “habla precisamente de la importancia de revisar tus raíces, tus ancestros, tus cuestiones generacionales, para poder sanar y reescribirte de nuevo”.

Pero luego de mirar hacia adentro y de revisar durante años “todos esos legados que hemos somatizado”, sintió que ahora la pregunta se dirigía hacia otra cuestión: hacia “qué tan conscientes somos las mujeres de nuestra conexión con el deseo propio, con el placer”. Estaba convencida de que una vez se logra sanar, entonces se es libre para disfrutar de la vida, y ella misma ya estaba lista para dar un nuevo paso: quería indagar sobre la feminidad en Oriente.

“Entonces mi pregunta ya se amplía y digo: Bueno, ¿y qué de la mujer en las culturas orientales? ¿Cómo influencia esa cultura la condición de ser mujer? Es por eso que elijo Estambul, como un destino que me parece que es una puerta prudente al mundo oriental”, asegura Noemí. Así se da ‘El nacimiento de las dichosas’, un proyecto artístico que se puede ver en el centro cívico de la Sagrada Familia, en Barcelona, desde el 25 de noviembre hasta el 16 de diciembre, y donde este martes 10 se lleva a cabo una conferencia-taller en la que Noemí busca socializar su experiencia en Estambul.

A esta ciudad euroasiática, en la que se sentía mitad cómoda-mitad extranjera, llegó en julio de 2019 con todas las herramientas de las que estaba provista. Como comunicadora audiovisual, llevaba una cámara fotográfica, con la intención de retratar a sus mujeres. Como escritora, iba con su libreta en mano, lista para anotar sus impresiones personales. Y como doctora en Arte y Educación, graduada de la Universidad de Barcelona, estaba dotada de una mirada abierta y objetiva con la que haría una serie de entrevistas que le permitirían indagar más sobre la condición de la mujer en Turquía.

Noemí quería “habitar el espacio”. No quería ser “una extranjera muy distante, que mira al otro y lo señala”, sino que quería camuflarse. Fue a una peluquería, por ejemplo, y resultó que la mujer que le estaba cortando el pelo le dijo que le quería contar su historia. Descubrió que la peluquería era un lugar de libertad donde las mujeres se destapaban tanto física como simbólicamente. Y así, poco a poco, una mujer fue llevando a otra. Así, poco a poco, fue conociendo a Fatma, a Gizem, a Leyla, a Firuza y a Grace, entre muchas otras. Se encontraban con ella, le contaban su historia –en inglés, aunque hablaban entre ellas en turco, tratando de encontrar mutuamente la palabra justa en ese otro idioma– y al final le proponían cómo querían ser fotografiadas.

Unas aparecen tomándose fotos a sí mismas o al Bósforo (Soy energía que brota del subconsciente, soy energía de una flor irreverente); mirando al mar (El misterio que entrañas es tuyo. El misterio que entrañas es tú-yo); entre la naturaleza (Naturaleza, narra tu rareza); tomando un café (Concéntrate en tu camino); fumando (Si me escuchas, trasciendo…).

Cada postal está compuesta por una fotografía en la parte delantera, y en la parte de atrás está acompañada por textos escritos por Noemí. Al lado hay unos renglones en blanco, que invitan a que los asistentes también escriban. Las postales, que están expuestas en el típico mostrador turístico, también son proyectadas sobre el salón. Se trata de un proyecto “polifónico”, y en ese sentido el formato de las postales era ideal. “Para mí algo muy importante de la literatura es que circule, que genere conversación. Entonces el formato de la postal era un guiño a que sucedieran cosas”.

'El nacimiento de las di(ch)osas' incluye la palabra diosa y la palabra dichosa, “en tanto que somos conscientes del poder en nosotras”, asegura Noemí. Y así fue. Se encontró con mujeres muy poderosas, que pese a encontrarse en situaciones complejas, donde en ocasiones no se sentían apreciadas, visibilizadas o reconocidas, encontraban formas de persistir. El solo hecho de que “16 mujeres quisieran dar testimonio ya es un gesto de valentía –agrega Noemí–. Llegaban de trabajar, nos reuníamos en la noche, cansadas, pero venían y me contaban historias, súper agradecidas de ser escuchadas”.

“En todas las entrevistas me caían lágrimas, porque tú no sabes el relato de fuerza. Hablaban con una claridad, una consciencia. O sea, es impresionante la claridad que tienen de lo que está en juego y cómo lo pueden reconstruir. Ese es un punto importante de mi proyecto, que es propositivo, que no solo critica, sino que muestra que hay maneras de salir adelante”, resalta la escritora.

El proyecto aún está en construcción, porque a futuro la idea es analizar, junto a una politóloga turca, el contexto detrás de estas entrevistas, así como integrar los textos que los asistentes a la exposición y a la conferencia escriban detrás de las postales. Y muchos de ellos no solo han escrito detrás de ellas, sino que, de hecho, se las han llevado. De las 53 postales, solo quedan ocho, algo que, pese a los inconvenientes que pueda generar –ya que Noemí deberá reponerlas para futuras actividades–, ha sido calificado por los promotores de la exposición como un factor de éxito: “Demuestra que el proyecto ha gustado mucho”. Las postales eran un guiño para que pasaran cosas, y estas efectivamente sucedieron, “en plan arte efímero que muere de éxito”, como lo califica Noemí.

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