
Irak
Tras una votación mayoritaria en el Parlamento iraquí, los legisladores instaron al gobierno de ese país a prohibir los videojuegos en línea Playerunknown’s Battlegrounds (PUBG) y Fortnite, pues “amenazan la moral, educación y seguridad de la sociedad”.
Durante la sesión de la asamblea de Irak, el vicepresidente Hassan Karim al-Kaabi hizo un llamado a los comités parlamentarios y a la Autoridad de Medios y Comunicaciones de Irak, para estudiar los efectos de los juegos en línea que se consideran "perjudiciales".
Para los legisladores estos juegos hacen parte de una lista preparada por el Parlamento sobre los que consideran los videojuegos en línea más adictivos. En el proyecto de ley se nombra explícitamente a PUBG, Fortnite y Blue Whale, más conocida en Latinoamérica como la Ballena Azul.
Este último es un "juego" que consiste en una serie de tareas asignadas a los jugadores, que son revisadas por los administradores de foros o grupos de WhatsApp durante un período de 50 días. Poco a poco introducen elementos de autolesión y el último desafío obliga al jugador a suicidarse.
En octubre, una autoridad islámica de Irak considero ‘haram’ o prohibido, jugar el “adictivo” PUBG por “más de unos pocos minutos” al día, pues “impide que las personas se responsabilicen de sus deberes diarios”. Sin embargo, el juego en sí mismo, no fue declarado ‘haram’.
Probablemente la causa de estas medidas drásticas, fue el asesinato accidental, en noviembre del año pasado, de un joven que apuntó una escopeta a su amigo, tal cual como en el videojuego. Igualmente, a fines del año pasado, el principal clérigo chiíta de Irak, Ali al-Sistani, aconsejó a los jóvenes evitar la adicción a PUBG, pues “podrían volverse agresivos por jugarlo”.
Pese a esto, un estudio publicado en febrero en la revista Royal Society Open Science, publicación académica de rigor sobre temas científicos, con datos concretos y sin ningún tipo de juicio político, determinó en un estudio que la participación violenta en los videojuegos no está asociada con el comportamiento agresivo de los adolescentes.
*José Ricardo Báez G. contribuyó con la redacción de esta nota.