Cien artistas decoraron cien espacios comerciales y calles del centro de Madrid durante la celebración de la tercera convocatoria del festival de arte urbano más importante de España, "Pinta Malasaña", que transformó este domingo uno de los barrios más míticos de la capital en un enorme estudio de arte al aire libre.

En la calle de La Palma, una de las arterias del centro urbano, está Jair Leal, él es mexicano y lleva 15 años viviendo en Madrid, da clase en un Máster de tatuajes y acaba de terminar de pintar para una película de Álex de la Iglesia que se presentará en el festival de Donosti.

“Nunca hemos ganado pero tampoco lo hago por ganar un premio, sino por pintar en la calle, que mola, y para que la gente vea a (Manuela) Carmena, que mola más”, asegura mientras da forma, a base de pinceladas, a la cara de la alcaldesa de Madrid.

El premio para el ganador del festival son EUR 1.600, y todos los participantes recibirán al final del día 200.

El barrio de Malasaña, que se popularizó en los años ochenta durante el desarrollo de "la movida madrileña", la corriente cultural que surgió tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, es desde entonces uno de los lugares más alternativos y modernos de Madrid.

“Tampoco ha cambiado mucho, sigue manteniendo la esencia de ser un barrio contracultural. Para los que tenemos 40 años la única diferencia es que ahora venimos con nuestros hijos y antes veníamos por la noche a pasarlo bien", asegura Victor Núñez, periodista de profesión al que hoy le acompaña su familia.

"Todo lo que sea acercar el arte y la cultura a nuestros jóvenes está bien", reconoce, "hace 15 años toda la gente joven se reunía aquí para beber en la calle, pero gracias a la normativa ese fenómeno ha disminuido, aunque aún se hace de forma clandestina. Nuñez sentencia, ya no es el "botellodromo" que era antes" (término que se usa para designar un sector donde jóvenes se reúnen para beber alcohol en la calle).

Frente a otra de las obras está Pedro Barrio, de 83 años y natural de Zamora, "está bonito, no como esas pintadas que los jóvenes hacen en las paredes que luego cuesta miles de euros reparar".

La Junta Municipal del distrito, una asociación de vecinos y varias asociaciones de comerciantes y hosteleros colaboraron en la organización de este Festival que, además de arte y mucho grafiti, contó con otras actividades como demostraciones artísticas en vivo, bodypainting o concursos fotográficos.