El aire que envenena América Latina, una alerta en el Día Mundial del Medio Ambiente
Solo Santiago, Ciudad de México, Bogotá y Medellín han declarado una decena de alertas por contaminación del aire en lo que va del año. ¿Qué dicen los analistas?
Colombia
Por: Diego Carranza
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este 5 de junio, el relator especial sobre derechos humanos y medio ambiente de la ONU, David Boyd, advierte que la contaminación del aire "es un asesino silencioso, invisible y prolífico responsable de la muerte prematura de siete millones de personas cada año” en el mundo.
Según Boyd, “no garantizar un aire limpio para los ciudadanos constituye una violación de los derechos a la vida, la salud y el bienestar”, por lo que hizo un llamado urgente a los Estados para que tomen medidas urgentes para mejorar la calidad del aire y cumplir con sus obligaciones de derechos humanos.
De acuerdo con el organismo mundial, cada cinco segundos “alguien muere envenenado por el aire” y nueve de cada diez personas en todo el mundo están expuestas a niveles de contaminación que superan los niveles de seguridad señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y claramente, América Latina (AL) no se escapa de la realidad, ya que varias de las ciudades de la región han tenido varias emergencias ambientales en lo que va corrido del año. Este es el panorama local:
La intendencia de la región metropolitana de Santiago de Chile decretó este 4 de junio una alerta ambiental debido a las malas condiciones atmosféricas. Hace dos semanas, la ciudad emitió la segunda alerta por el mismo motivo.
El 14 de mayo pasado, después de cuatro días de condiciones críticas, el gobierno de Ciudad de México decretó una "contingencia ambiental atmosférica extraordinaria" y una "contingencia ambiental" por ozono. Fue la quinta vez este año en que la capital mexicana debió resguardarse por los elevados índices de contaminación atmosférica.
En Bogotá, entre febrero y marzo, las autoridades tuvieron que declarar dos alertas por la mala calidad del aire. Y en Medellín, a finales de marzo, hubo otra contingencia ambiental y se tomaron medidas ante la alerta.
El reporte Greenpeace/AirVisual 2018 reveló que Chile es el país con las ciudades con mayor polución en Suramérica (33 de 46 casos) y nueve de las diez más contaminadas. Santiago quedó en el puesto seis.
Lima (Perú) es la séptima capital suramericana con peor calidad de aire. El ranking incluyó a Sao Paulo (Brasil) y la ubicó en el puesto 23, y a Bogotá en la casilla 32. Pero al norte, México tiene siete de las diez ciudades con peores condiciones atmosféricas, incluidas Mexicali, Toluca o Ecatepec de Morelos.
A pesar de esto, para algunos expertos el escenario en la región no es del todo sombrío y por el contrario, ven algunos avances para enfrentar este “asesino silencioso”.
Esteban Bermúdez Forn, coordinador de Movilidad Eléctrica en América Latina y el Caribe (MOVE), una plataforma de la oficina regional del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, señala que si bien América Latina no está al frente de una transición tecnológica, “la aguja se está empezando a mover y hay una inercia fuerte, pues tenemos más de cien años de estar basados en combustibles fósiles” y la tecnología eléctrica es viable en general.
En el mismo sentido opina Omar Ramírez, experto e investigador de la Universidad de la Costa, en Barranquilla, quien aclara que aunque “hay momentos en que diferentes ciudades de la región presentan una mala calidad del aire y activan sus sistemas de contingencia”, es importante tener claro que estos escenarios “no son constantes durante todo el año”, y no lo son porque “intervienen principalmente dos variables: emisiones y meteorología”.
“Sobre la primera podemos tener cierto control, especialmente si son de origen antropogénico (social), pero sobre la segunda no, por lo tanto, todos los esfuerzos para mejorar la calidad del aire deben apuntar a reducir las emisiones”, explica.
Con esta claridad, Ramírez afirma ser “optimista” por varias razones, como el mayor conocimiento que hay sobre esta problemática, la apropiación del tema y la presión por cambios de parte de la ciudadanía, los avances tecnológicos que permiten pensar en alternativas más limpias, o el hecho de que el tema se esté abordando desde diferentes disciplinas como ingeniería, medicina, movilidad, planeación, entre otros.
Además -añade- los recientes marcos normativos (por lo menos en capitales como Santiago de Chile, Ciudad de México y Bogotá) “incluyen medidas de mejoramiento de la calidad del aire”.
El transporte y la urbanización, dos problemas crecientes
No obstante lo anterior, los expertos coinciden en que hay una necesidad apremiante para generar cambios.
Esteban Bermúdez asegura que el transporte es uno de los mayores “consumidores de energía proveniente de combustibles fósiles” y que “a pesar de que algunas ciudades tengan metro, la mayor parte de personas se moviliza a base de vehículos impulsados por combustibles fósiles”.
Pero a esto hay que sumarle que América Latina tiene una de las tasas de urbanización más altas del mundo, lo que puede derivar en que las acciones que se tomen muchas veces no sean suficientes.
“Cada vez más las personas se mueven a las ciudades (…), lo que obliga a buscar otros medios para transportarse que a veces no son los más eficientes o amigables con el ambiente”, asevera Bermúdez.
Para el coordinador de MOVE, estos dos factores (dependencia de combustibles fósiles y altos niveles de urbanización) “inciden en la planificación urbana y han hecho que el transporte sea una de las principales fuentes de gases efecto invernadero (GEI), que a su vez contribuye al cambio climático" y que “también hoy está afectando” otros temas en la región, como la salud y la competitividad.
“Lo que estamos viendo es que la incidencia de estos contaminantes locales, además de contribuir con el cambio climático, están afectando la salud pública. Y respecto al transporte, afecta la competitividad, tanto personal como empresarial y de país, ya que me cuesta más moverme de un punto ‘A’ a un punto ‘B’”, confirma.
Omar Ramírez, entre tanto, indica que si bien es optimista por las razones que mencionó, “esto no niega la necesidad de hacer cambios de forma más expedita, ya que lo que está en juego es nada más y nada menos que la salud de las personas, la vida misma”.
“Una cosa que podemos criticar a nuestros gobernantes (por ejemplo en Bogotá) es que no avanzan en la implementación de medidas que ya se conocen, que han sido probadas en otras latitudes, pero acá las aplazan por intereses económicos”, detalla Ramírez, y pone de ejemplo casos como Ciudad de México y Santiago de Chile, que a pesar de sus complicadas condiciones topográficas y profundos problemas de calidad del aire, “hoy en día han avanzado mucho porque reconocieron la existencia de un problema y se movilizaron para resolverlo”.
El investigador resalta que aunque en Bogotá el escenario “no es el peor de la región”, es verdad que hay eventos de mala calidad del aire por efecto de las emisiones vehiculares e industriales, principalmente.
“Un asunto crítico en la ciudad son los altos niveles de exposición a contaminantes del aire en ciertas zonas, por ejemplo en corredores con altas emisiones de buses (incluyendo Transmilenio) y camiones a diésel. El problema es que estos niveles de exposición (la cantidad de contaminantes respirados) no están reglamentados, la autoridad ambiental ejerce poco control y las autoridades sanitarias brillan por su ausencia”, lamenta.
En Colombia el panorama es más crítico, pues son contadas las ciudades que están midiendo la calidad del aire, como Bogotá, el Valle de Aburrá, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. Pero, según Ramírez, ¿qué pasa en otras ciudades, regiones, incluso departamentos enteros?
“No tenemos información”, concluye.
De acuerdo con Naciones Unidas, el sector del transporte representa casi un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía en todo el mundo, emisiones que a su vez, habrían causado unas 400.000 muertes prematuras.
Pero eso no es todo, pues la contaminación del aire también es una “dolorosa muestra de la desigualdad global”, ya que afecta de forma desproporcionada a las personas de bajos ingresos.
Por ello, el tema para 2019 del Día Mundial del Medio Ambiente es hacer un "llamado a la acción" para combatir la contaminación atmosférica, "un grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo".
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