Análisis

Las consecuencias que enfrenta Chile por haber instalado un discurso triunfal sobre vacunación en medio de la pandemia

El país ha registrado las peores cifras de la pandemia y ha tenido que volver a las restricciones para contener el avance de la COVID-19, pese a su elogiado modelo de inmunización.

Andrea Aguilar  | 01.04.2021 - Actualızacıón : 06.04.2021
Las consecuencias que enfrenta Chile por haber instalado un discurso triunfal sobre vacunación en medio de la pandemia Adultos mayores asisten a centros médicos durante una jornada de vacunación masiva contra el coronavirus en distintas regiones de Chile. (CRÉDITO OBLIGATORIO: MINISTERIO DE SALUD DE CHILE)

Chile

Por: Andrea Aguilar Córdoba

Tras una semana con más de 7.000 infectados a diario y el retorno a la cuarentena total para casi 14 millones de personas, Chile enfrenta las consecuencias de haber instalado un discurso triunfalista y haber relajado las medidas sanitarias en medio de la segunda ola de la pandemia.

El elogiado modelo de vacunación que ha permitido vacunar a casi 7 millones de habitantes, la mitad de ellos con las dos dosis, hizo que el Gobierno de Sebastián Piñera relajara las restricciones durante el verano, en medio de las críticas del Colegio Médico, que advertía de los riesgos de bajar la guardia con las medidas sanitarias.

“Lamentablemente a estas alturas nos quedan pocas herramientas, nuestro sistema sanitario está técnicamente saturado, la movilidad viral es alta, tenemos cerca de 50 mil casos activos, por eso necesitamos bajar la movilidad para detener la propagación. Como comunidad médica tenemos temor de vernos sobrepasados”, señaló la presidenta del Colegio Médico de Chile, Izkia Siches.

Mientras toda la atención mediática estaba centrada en el rápido avance de la vacunación, fenómenos como el colapso de las morgues en hospitales o la reducción de la capacidad de las Unidades de Cuidado Intensivo a nivel nacional encendieron las alertas y dejaron claro que la campaña de inmunización exitosa no era suficiente para contener el avance de la pandemia.

“No tenemos todavía una protección por vacuna completa. Ese es uno de los factores que explica por qué las cifras no han bajado. Además, hay una gran población que no está vacunada que son los más jóvenes. Como en el resto de países, nos enfocamos en el adulto mayor porque sabíamos que eran los que tenían mayor riesgo, pero no pensamos en el rol importante que iba a tomar la gente joven”, señala a la Agencia Anadolu la doctora Stephania Passalacqua, asesora del Comité de Vacunas COVID-19.

Ver también: Nuevos confinamientos y medidas restrictivas en Suramérica ante aumento de casos de COVID-19

Un mensaje errado

La sensación de que lo peor de la pandemia había pasado porque estaban llegando las dosis necesarias para vacunar a toda la población fue impulsada por el gobierno de Sebastián Piñera, cuyo ministro, Enrique ParIs, se congratulaba a diario del impacto internacional que estaba causando la inmunización en Chile.

“La transmisión del riesgo ha sido mala y los mensajes son ambiguos. Por un lado se dice que tenemos que estar confinados y por otro que lo estamos haciendo muy bien y que somos los mejores del mundo. Por eso las personas tienden a minimizar las medidas de cuidado y eso nos tiene como nos tiene”, asegura a la Agencia Anadolu la exministra de Salud, Helia Molina.

El rápido avance de la vacunación sumada a los permisos de vacaciones generó una sensación de falsa seguridad en la población joven que es, actualmente, la que está siendo más hospitalizada.

“Uno puede ver que con el tiempo el perfil del hospitalizado cambió, ahora tiene mucha menor edad, entre 35 y 55 años. El permiso de vacaciones impactó negativamente en el aumento de casos y sobre todo en las regiones. Hoy hay una alta densidad de contagios en estas zonas, donde probablemente eran personas que venían de vacaciones y saturaban el sistema y servicios de salud mucho más pequeños que en la capital”, señala la doctora Passalacqua.

Ayudas económicas insuficientes

La cuarentena que ha paralizado las actividades en Santiago y en decenas de ciudades en las últimas semanas no ha tenido el impacto esperado debido a la cantidad de trabajos que están considerados como esenciales y a que la población, saturada económica y emocionalmente por meses de confinamiento, no ha acatado las restricciones.

“Las ayudas sociales no han llegado ni con la cantidad ni con el tiempo adecuado para que la gente pueda quedarse confinada. En Santiago hay 2 millones y medio de personas que son trabajadores informales, que tienen que salir para poder alimentar a su familia y eso genera mucha movilidad, incluso en tiempos de cuarentena”, señala la exministra Molina.

Pero ni los bonos del gobierno ni el retiro de los fondos de pensiones han sido suficientes para paliar la crisis económica que ha dejado la COVID-19 en Chile, lo que hace que esta nueva cuarentena plantee un escenario más impredecible.

“Desde la salud nos gustaría una cuarentena prolongada y con mayores restricciones, pero hay otra parte de la pandemia que es la economía. Además, para la salud mental de las personas impacta mucho estar en confinamiento. Creo que habrá que avanzar un paso y retroceder dos en términos de restricciones, hasta que la situación se modifique ya sea por la gente vacunada o porque, a medida que nos acercamos al invierno, la gente se queda más en sus casas”, destaca la infectóloga Passalacqua.

Ver también: Chile vuelve a imponer cuarentenas a viajeros que retornen o ingresen al país

Alerta por nuevas cepas

Para los expertos chilenos es difícil hablar de inmunidad de rebaño en términos de tiempo, pero coinciden en que, posiblemente, el 70% de la población estará vacunada en el primer semestre. Eso no significa que no hayan otros factores que incidan en la transmisión del virus, que constantemente está evolucionando y cuyas nuevas cepas amenazan la inmunidad deseada de las vacunas.

Para frenar la entrada de las mutaciones provenientes de países como Brasil, Reino Unido y Sudáfrica, el Gobierno endureció los requisitos para ingresar a Chile al obligar a todos los que lleguen a pasar cinco días de cuarentena en residencias sanitarias y asumir los costos del hospedaje que rodean los 600 dólares. Sin embargo, para expertos en salud pública lo ideal sería el cierre de fronteras.

“Se deberían cerrar sobre todo para lugares donde hay nuevas cepas como Nueva York, Inglaterra, Brasil, Sudáfrica. Si no son viajes esenciales, tendrían que cerrar la frontera por un tiempo para bajar la curva de contagios y así evitar el colapso del sistema de salud”, sugiere la académica de la Universidad de Santiago, Helia Molina.

El Instituto de Salud Pública (ISP) confirmó en los últimos días la aparición, en la región de Antofagasta (norte), de la cepa de Nueva York, que se transmite más rápido y que ha mostrado ser más resistente a la vacunación, en la que Chile ha confiado la base de su modelo para superar la pandemia.

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