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La intervención de terceros países profundiza la crisis en el Mediterráneo Oriental

En realidad, ninguna de las partes desea escalar la tensión ni que esta desemboque en un enfrentamiento, pero Grecia prefiere internacionalizar el asunto.

Prof. Dr. Ferhat Pirincci  | 17.09.2020 - Actualızacıón : 18.09.2020
La intervención de terceros países profundiza la crisis en el Mediterráneo Oriental Países como Francia, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Egipto apoyan a Grecia contra Turquía en el Mediterráneo Oriental. (Ministerio de Defensa de Turquía)

ESTAMBUL

Por: Ferhat Pirincci

En un principio los acontecimientos que están acaeciendo en el Mediterráneo Oriental solo atañen a Grecia. Sin embargo, el tema cambia de dinámica cada día debido al rechazo de Grecia a dialogar con Turquía y a su insistencia en internacionalizar el asunto basándose en teorías maximalistas, así como la intervención de terceros actores.

La fuente del problema yace en el cambio que está sufriendo el sistema global y los nuevos intereses y costos que surgen a raíz de este cambio. Las iniciativas en el Mediterráneo Oriental se están transformando en el medio más importante de restringir la influencia de Turquía y asediarla a través de la misma Grecia y la Administración Griega de Chipre del Sur.

Ver también: Politólogo francés analiza el papel de Macron en las disputas en Oriente Medio

Países como Francia, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Egipto apoyan a Grecia contra Turquía en el Mediterráneo Oriental. Aunque cada uno de estos países tenga sus propias razones e interés en apoyar a Grecia, todos coinciden en el mismo objetivo de restringir la influencia y los derechos de Turquía en la zona.

El discurso agresivo y lleno de enemistad hacia Turquía del presidente de Francia, Emmanuel Macron, refleja su ansia de recuperar el liderazgo no solo en el Mediterráneo Oriental, sino en países como el Líbano, Libia y Siria.

Para alcanzar este objetivo, la administración de Macron quiere utilizar a Grecia y a Chipre del Sur, así como involucrar a la OTAN y la Unión Europea (UE).

No obstante, Macron no ha conseguido el apoyo que esperaba de la OTAN ni de la UE, y su discurso en contra de Turquía y de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, no ha hecho sino reforzar la postura decisiva de Turquía. Lo único que parece haber logrado Macron es una mayor influencia en Grecia y Chipre del Sur, así como nuevos contratos armamentísticos.

Aun así, Macron no ha desistido y presionará para que la UE imponga una batería de sanciones contra Turquía en la cumbre del bloque europeo, prevista entre el 24 y 25 de septiembre, argumentando como pretexto que Turquía pone en peligro la soberanía de un Estado miembro de la UE. Por su parte, países europeos como Alemania, España, Italia, Hungría, Malta y Bulgaria se muestran un tanto molestos por el intento de Macron de convertir su postura agresiva contra Turquía en una parte de la política exterior oficial de la UE. Aun así, el bloque europeo no deja de expresar su solidaridad y apoyo a Grecia y Chipre del Sur, factor que anima a estos dos.

Los pasos recientes de Estados Unidos, tan pasivo en la crisis desde su comienzo hasta hace poco, empiezan a reflejar de qué lado asumirá posición. Entre los pasos de Estados Unidos, destacan la suspensión parcial del embargo armamentístico impuesto a Chipre del Sur a partir de 1987 y la última visita del secretario de Estado Mike Pompeo a esta parte de la zona, así como los acuerdos bilaterales firmados durante la visita. En las crisis y tensiones anteriores, Estados Unidos jugaba un papel más imparcial centrado en desescalar la tensión entre las partes.

El problema en el Mediterráneo Oriental entre Turquía y Grecia está relacionado también con los problemas antiguos entre las dos naciones en el mar Egeo. Así que hay pocas probabilidades de que estos se solucionen en un futuro próximo. En realidad, ninguna de las partes desea escalar la tensión ni que ésta desemboque en un enfrentamiento. Sin embargo, Grecia prefiere internacionalizar el asunto involucrando a terceros en vez de sentarse a la mesa con Turquía directamente e intentar solucionar el problema. Esta actitud de Grecia representa el principal impedimento a la hora de llegar a una solución.

Es difícil decir que todos los actores terceros que intervienen en la disputa afectan de forma negativa como Francia en el curso de la crisis. No obstante, estos países se muestran reacios, carecen de suficiente influencia o simplemente no les importa hallar una solución al problema. Una postura más constructiva por parte de estos actores contribuiría a desarrollar, al menos, una comunicación sana entre las partes.

Para obtener un resultado de las negociaciones, Francia debe ser aislada o debe desistir de sus políticas agresivas y dar paso a un papel más reconciliador de la UE y la OTAN. Por su parte, Chipre del Sur debe congelar sus actividades de prospección y sondaje hasta que se llegue a un acuerdo justo y definitivo entre las partes sobre la repartición de las riquezas marítimas en la zona.

[Ferhat Pirincci es profesor de relaciones internacionales en la Universidad Uludag de Bursa e investigador sénior en la Dirección de Trabajos sobre la Seguridad en la Fundación para la Investigación en Política, Economía y Sociedad (SETA). Posee trabajos sobre Oriente Próximo y armamentos]

*Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Traducido por Daniel Gallego.

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