Por: Farid Hafez*

El 14 de octubre de este año, el Estado Libre de Baviera, el mayor estado alemán por área terrestre, celebrará elecciones.

Con sus 12.9 millones de habitantes, es el segundo estado más poblado de Alemania y la tercera ciudad más grande del país, su relevancia política no debe subestimarse.

Al mismo tiempo, Baviera nunca ha sido completamente representativa del resto de la muy heterogénea República Federal de Alemania.

Incluso los demócratas cristianos conservadores, mientras se organizan bajo el paraguas de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en 15 estados, tienen su propio partido político independiente en el estado de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU).

Pero el desafío parece grande con la Alternativa por Alemania (AfD), establecida en 2013, que celebró su victoria en las elecciones nacionales de 2017, obteniendo el 12,6 % de los votos y obteniendo representación en casi todos los estados alemanes, excepto Baviera y Hessen.

Aunque el racismo antimusulmán ya es un rasgo central de estos partidos, el AfD introdujo una forma de islamofobia mucho más cruda y agresiva, en comparación con los otros partidos políticos en Alemania.

Con consignas como "Nuestro país: nuestros valores. ¿Burkas? ¡Amamos a Burkinis!", que refleja la noción sexista y racista de identidad nacional o "Preserva los valores alemanes: ¡el islam no es parte de Alemania!", han convertido a la islamofobia en un elemento central de su campaña política.

Para las próximas elecciones en Baviera, el AfD ha presentado un nuevo conjunto de lemas islamófobos como "Proteger los derechos de las mujeres: escuelas sin velos en la cabeza", que invita a atacar a las mujeres musulmanas y a los alumnos que usan el hijab.

Otro eslogan revela la actitud profundamente racista que es especialmente evocadora para su público alemán: "La cultura dominante alemana: escuelas libres de Islam".

Este lema fue inspirado por el término nazi Judenfrei, que significa "libre de judíos" y fue utilizado para referirse a las áreas "limpiadas" de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante las elecciones nacionales del año pasado, la mayor parte del apoyo electoral para el AfD (más de tres millones de votantes) provino de personas que previamente habían evitado acudir a las urnas, seguidas de los antiguos votantes de los partidos cristianos, CDU y CSU (2,5 millones gente), 1.7 millones de personas de los socialdemócratas, y medio millón del partido La Izquierda.

Esto también se refleja en el estado de Baviera. Según la mayoría de las encuestas, el AfD recibirá alrededor del 13% de los votos, mientras que el CSU perderá más del 10% y los socialdemócratas un 8%.

Según estas encuestas, la mayoría absoluta de la CSU probablemente desaparecerá.

Además, el segundo partido más fuerte, según las encuestas, son los Verdes con un margen leve de menos del 2% en comparación con el AfD. Aunque la CSU se verá obligada a formar una coalición, será bastante flexible en términos de su elección de socios, dada su ventaja electoral aún restante.

Pero hay otras tendencias que podemos observar en nombre de la CSU, que sigue un método similar al de otros países europeos, donde los partidos de centro derecha están comenzando a cooptar la agenda de la extrema derecha para no perder a sus votantes con ellos.

Horst Seehofer, que representa a la CSU a nivel federal como ministro del Interior, se posiciona como co-partidario de la agenda de extrema derecha de una Europa de las fronteras, de pie junto a los ministros del Interior de extrema derecha de Austria e Italia.

Recientemente, Alemania experimentó un resurgimiento de grupos organizados de derecha en la ciudad de Chemnitz.

Estos grupos se manifestaron en las calles para protestar por el asesinato de un ciudadano alemán por parte de dos hombres de Oriente Medio que supuestamente eran inmigrantes hace poco.

No solo saludaron a Hitler y gritaron consignas odiosas; según los informes, incluso las personas que "no se ven alemanas" fueron perseguidas por las calles.

Después de esto, el ministro de Interior, Horst Seehofer, argumentó que "la cuestión de la migración es la madre de todos los problemas políticos en este país".

Antes de eso, su compañero miembro del partido y un ministro del estado de Baviera, Markus Söder, ordenó mediante una ley que todos los edificios del gobierno mostraran una cruz cristiana.

Esto fue incluso imitado por Matteo Salvini, el ministro de interior de derecha de la rama italiana Lega.

La CSU ha estado continuamente tomando un tono combativo con respecto a cuestiones como la migración y el Islam.

Estas iniciativas se han tomado con la esperanza de que ralenticen el progreso del AfD.

Pero no importa cuán lejos vaya la CSU con una campaña islamofóbica, no será fácil vencer al AfD. Y esto es confirmado por las encuestas que muestran al AfD en tercer lugar en el estado de Baviera con alrededor del 13%.

*Politólogo e investigador senior de la iniciativa The Bridge de la Universidad Georgetown y estudiante senior del Departamento de Ciencia Política en la Universidad de Salzburgo.

*Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*María Paula Triviño contribuyó a la redacción de esta nota.